El 11 de mayo de 2015, dentro del marco de la celebración por el 50mo aniversario de las relaciones diplomáticas entre Alemania e Israel, los ministros de defensa de ambas naciones, Moshe Ya’alon y Ursula von der Leyen, firmaron un acuerdo de adquisición por 4 corbetas de la empresa germana Thyssen Krupp Marine Systems/TKMS. El contrato, cuyo monto superaría los €480 millones de euros, no solo establece que las 4 corbetas serán construidas en los astilleros de Kiel de TKMS sino que también dispone que el gobierno alemán financie un tercio del monto total del mismo. A su vez, TKMS prometió invertir u$s180 millones en I+D y equipos provenientes de Israel. Una vez entregadas las corbetas, las mismas serán provistas con sistemas y armamento Israelí, por lo que se tiene previsto que su entrada en servicio se demore unos 9/12 meses más.
Pese a que aún no se hecho público, se especula que la clase de corbetas adquiridas por Israel estén basadas en el diseño MEKO 130, las cuales ya operan en el Deutsche Marine bajo la denominación Braunschweig. Otra de las opciones es que Israel se convierta en el primer cliente en operar la clase MEKO CSL. Sea cual fuere la clase seleccionada, la misma será profusamente modificada según los requerimientos de la Armada israelí.
Cabe recordar que la colaboración entre Alemania e Israel en asuntos navales tiene sus antecedentes con la adquisición de 6 submarinos convencionales de la clase Dolphin I/II, los cuales fueron construidos en Kiel por la empresa Howaldtswerke-Deutsche Werft AH/HDW. En esa ocasión, el gobierno Alemán absorbió un importante porcentaje del costo final de los submarinos a modo de compensación.
El proceso de análisis y selección le llevó a la Armada de Israel varios años, durante los cuales fueron evaluadas diferentes soluciones, entre ellas: El Littoral Combat Ship (LCS) y sus variantes ofrecidas por Lockheed Martin; la clase FFX ofrecida por Corea del Sur a modo de compensación por el sistema Iron Dome; las corbetas/fragatas del tipo MEKO e incluso una versión más grande de la corbeta Sa’ar 5, denominada Sa’ar 5B por Northtrop Grumman.
Mientras se aguardaba por una decisión, la armada de Israel procedió a modernizar sus corbetas Sa’ar 5/Clase Eilat con un nuevo radar AESA banda S MF-STAR de IAI Elta y con el reemplazo de los misiles Barak con la nueva versión 8, lo cual aumentaría considerablemente la capacidad de defensa aérea. También trascendió que se habrían reemplazado los misiles anti-buque por un modelo no especificado.
Habiendo sido construidas en Pascagoula por Litton-Ingalls Shipbuilding Corporation a mediados de la década de los noventa, las 3 corbetas clase Sa’ar5/Eilat fueron clasificadas como uno de los buques mejor armados tomando en cuenta la proporción con respecto a su desplazamiento/armamento: Con sus 1275 toneladas, las corbetas estaban armadas inicialmente con misiles anti-aéreos Barak 1, misiles anti-buque RGM-84 Harpoon, CIWS Phalanx Mk15, RWS Typhoon y tubos lanza torpedos Mk32. El armamento era complementado por diferentes sistemas, como un radar AESA, directores de tiro y sonar de casco y remolcado así como la capacidad de operar un helicóptero AS565 ASW.
Una de las razones por la cual se avanzó con la adquisición de las nuevas corbetas se debió al importante cambio que sufrió la situación estratégica de Israel entre los años 2009 y 2010, cuando se realizaron sendos descubrimientos de importantes yacimientos gasíferos en el mar Mediterráneo. Estos hallazgos, los cuales serían denominados campos Tamar y Leviatán respectivamente, contendrían más de 800 billones de metros cúbicos de gas así como una significante presencia de petróleo, lo que se puede traducir en decenas de billones de dólares.
La explotación de estos yacimientos posiblemente convierta a Israel en un importante proveedor energético en la región, por lo que la seguridad de las instalaciones de exploración y explotación se ha convertido en una nueva prioridad para el gobierno israelí.
Pese a que las relaciones con Chipre han mejorado considerablemente en la última década, lo mismo no ha sucedido con Egipto y sobretodo con Turquía. Mucho menos con Siria, por lo que resulta difícil descartar la hipótesis de un ataque que ponga en riesgo la explotación de los recientemente descubiertos yacimientos.
También se debe tener en cuenta la amenaza irregular, la cual ha demostrado la capacidad de operar y disparar desde tierra misiles anti-buque así como también UAVs. Un claro ejemplo fue un posible ataque (no confirmado ni negado por parte de Israel) realizado con cohetes desde Gaza en el año 2014. El objetivo habría sido una planta ubicada en el campo gasífero de Tamar, pero la misma no habría sido alcanzada. Pese a que unos dos o tres cohetes (sin ningún tipo de guía) no representen una amenaza, la misma nunca podrá ser descartada ante un posible avance tecnológico que les permita adquirir una mayor precisión.
Sin duda alguna las nuevas corbetas significarán un importante salto cualitativo para la Armada de Israel, lo que le permitirá ampliar de forma considerable la protección de sus nuevos intereses estratégicos en el mar mediterráneo.
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