Por Carlos J. Borda Bettolli
El arco estratégico Indo-Pacífico se ha convertido en una de las regiones de mayor peso específico a nivel mundial gracias a su continuo desarrollo, principalmente en el aspecto económico, lo que no solo ha generado un nuevo rebalance de influencias sino que ha alterado las políticas adoptadas por diferentes naciones, entre ellas Australia.
Los cambios sin precedentes apreciados en China, India, Indonesia, Corea del Sur, Japón, entre otros, han implicado un serio desafío no solo para las potencias dominantes sino más precisamente para Australia, la cual a los largo de su historia ha tenido que reconciliar sus orígenes anglosajones con la geografía asiática a los fines de crear una identidad viable. Rodeado por gigantes en todo sentido (económicos, demográficos, militares) Australia ha ido dejando de lado a sus antiguos garantes externos para convertirse en un importante jugador no solo a nivel regional sino también dentro del contexto mundial actual.
Una vez lograda su independencia, Australia no tendría otra opción más que mantener estrechos lazos con las potencias occidentales (en especial con el Reino Unido) a los fines de que las mismas respaldaran los intereses australianos en la región Asia-Pacífico. Esta falencia se debía no a la carencia de conciencia referente a los problemas presentes en la región (sobre todo en el Pacífico) ni a un interés por contar con política exterior sino a una falta de independencia diplomática del Reino Unido y a un debilidad militar, las cuales caracterizaron a la política exterior australiana en sus primeras décadas como nación independiente (1901-1939).
Una vez iniciada las acciones bélicas en el Pacífico, quedaría demostrado para Australia que el Reino Unido contaba con capacidades muy limitadas para defender sus intereses en tiempos de conflictos globales. Las caídas de Malasia y Singapur así como la incapacidad de evitar los ataques japoneses sobre las ciudades costeras de Darwin y Broome fueron una muestra patente de las limitaciones de la metrópoli.
Con el avance del conflicto y la figura creciente de los Estados Unidos, el convencimiento australiano se volcó por adoptar al gigante americano como el nuevo garante de sus intereses, situación que implicaba un escaso cambio con respecto a la situación anterior pero que permitiría ganar libertad de maniobra con respecto a las decisiones de política exterior. De esta manera Australia saltaba de un protector a otro, estando sus políticas atadas una vez más a los objetivos de una potencia exterior.
El contexto post-guerra de la política exterior australiana estuvo fuertemente influenciado por la doctrina de contención norteamericana, la cual se vio precipitada por la victoria comunista en China y por la caída francesa en Indochina. El entonces primer ministro Menzies adoptaría la llamada Defensa Avanzada, la cual tenía como objetivo prevenir la influencia comunista en la región Asia-Pacífico así como un posible (pero improbable) resurgimiento de Japón como nación hostil. El eje de la política adoptada convertiría a Australia en la base de avanzada del bloque occidental del hemisferio sur, la cual sería utilizada por EEUU y sus aliados para realizar acciones conjuntas.
Entre las medidas adoptadas por Australia bajo la nueva tutela norteamericana, fue la firma del tratado de seguridad colectiva ANZUS, el cual establecía una alianza militar Australia-EEUU-Nueva Zelanda y se convertiría en la piedra angular de la política exterior australiana durante la guerra fría. El respaldo del plan Colombo y su inclusión en la SEATO (Southeast Asia Treaty Organization) así como la colaboración con el Reino Unido (en Malasia) serían otras de las tantas de acciones tomadas por las autoridades australianas dentro de la polarización existente por aquel entonces.
La decisión de involucrarse en el conflicto de Vietnam y el posterior envío de soldados y medios sería el punto cúlmine que representaba la estrategia de política exterior adoptada por Australia. En abril de 1975, el primer ministro Menzies sumiría a las FFAA australianas en un conflicto que demandaría notables esfuerzos y sacrificios a lo largo de una década, en un conflicto que claramente estaba más allá de los intereses del país.
Sin embargo, la intervención en el conflicto del sudeste asiático dejaría algunas lecciones, entre ellas la necesidad de contar en las FFAAs con una estructura de comando integrada lo que culminaría con la creación de las Australian Defence Force (ADF) en el año 1976.
Hacia el camino de la auto-suficiencia.
La desilusión que conllevaría la guerra de Vietnam (política y económicamente) junto con el pronunciamiento de la Doctrina Guam por parte de los EEUU, precipitaría una revisión y dura crítica de las políticas exteriores adoptadas luego de la segunda guerra mundial, lo que terminaría por llevar al gobierno a los laboralistas bajo la conducción del primer ministro Gough Withlam. Este último manifestaría que los intereses australianos eran únicos y que deberían ser determinados y evaluados a la luz de la realidad del país y no de las potencias extranjeras como EEUU y en menor medida del Reino Unido. Pese a ello aún se firmarían tratados en los que se involucraban a las potencias extranjeras, como por ejemplo el Five Power Defence Arrangements (Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Singapur y Malasia.)
La nueva estrategia a adoptarse por la política exterior australiana intentaría dejar de lado la centralidad propuesta por los EEUU, dándole más importancia al desarrollo y fortalecimiento de las relaciones regionales así como a la autosuficiencia. Esta última comenzaría a aplicarse recién a fines de la década de los ochenta e inicios de los noventa.
Uno de los pasos adoptados por Canberra fue el aligeramiento de la postura anticomunista en la región, lo que condujo a reconocer formalmente a Corea del Norte, Vietnam del Norte y a la República Popular de China. Este reordenamiento estuvo en parte influenciado por el fin de la intervención norteamericana en el sudeste asiático y que posteriormente sería apoyado por Nueva Zelanda, Malasia y Tailandia.
Sin embargo este interludio propuesto en la política exterior australiana por parte de Withlam sería breve, ya que en 1975 resultaría electo Malcom Fraser. El nuevo primer ministro mantendría la postura adoptada por su predecesor pero manifestaría que la alianza con el gigante norteamericano era la forma más barata, rápida y simple de asegurar los intereses australianos en Asia. De esta manera, durante los últimos años de la década del setenta y durante los ochentas, la política exterior australiana dio un vigoroso apoyo a la alianza con los EEUU, llevando a realizar críticas a Nueva Zelanda con respecto a la presencia de armamento nuclear (y que llevó a la salida del ANZUS de este último país) así como permitiendo la presencia de importantes medios e instalaciones norteamericanas en su territorio.
Pese a lo mencionado, la administración del primer ministro Hawke iniciaría el proceso de acercamiento y de valorización de la región Asia-Pacífico por medio del establecimiento de enlaces económicos que conducirían al establecimiento de la Asia-Pacific Economic Cooperation (APEC) así como el posicionamiento regional de Australia como una potencia-media a nivel diplomático.
Las iniciativas mencionadas formaron parte del Libro Blanco de Defensa de 1987, el cual por primera vez manifestaba la adopción de una política exterior autosuficiente que debería tener como fundación la formación de una defensa integrada con alta capacidad de detección y ataque, la cual estaría enfocada en el resguardo de la brecha terrestre-marítima del norte australiano. La importancia estratégica de este giro adoptado por la política exterior australiana tenía como objetivo planear la promoción de la defensa y estabilidad regional de una manera más sistemática, dinámica y flexible. Sin embargo, los fuertes lazos que aún se mantuvieron con los EEUU fueron percibidos por muchos países de la región como una falta de interés australiano para lograr la tan mentada integración.
El colapso de la Unión Soviética y fin de la guerra fría serían unos de los motivos que marcarían el giro en la geopolítica australiana, permitiéndole el nuevo orden geopolítico desembarazarse de la estrecha alianza mantenida con los EEUU e iniciar la definición de sus propios intereses en búsqueda de una nueva red de lazos a nivel regional. La propuesta de la Conference on Security and Cooperation in Asia (CSCA) formaría parte de los pasos para iniciar el diálogo y el afianzamiento de confianza entre los países de la región.
Gran parte del éxito logrado se debió a la tarea realizada por el primer ministro Paul Keating, el cual puso énfasis en enlazar e integrar a Australia con gran parte de los países de la región Asia-Pacífico, lográndolo por medio de constantes visitas y del cultivo de relaciones personales con los distintos líderes de aquel momento. Su objetivo fue articular la noción de una región política y económicamente integrada, de la cual Australia formaba parte.
Dentro de esta estrategia, Indonesia jugaría un importante rol ya que no solo es el enlace natural de Australia con el sudeste asiático sino por su importancia para garantizar la cohesión y orden regional.
La estrategia a adoptar se denominaría “Comprehensive Engagement” y tenía como objetivo la creación de relaciones entre los países y que las mismas se desarrollasen dentro de un ámbito de compañerismo y respeto mutuo siendo su objetivo a largo plazo la paz y la seguridad. Las asociaciones multilaterales, tales como la Association of Southeast Asia Nations (ASEAN) y la APEC jugarían un importante papel para la evolución económica y social pretendida.
La nueva estrategia implicó la reconceptualización de seguridad, no solo ampliando la esfera de potenciales amenazas sino que también cambió el concepto de defensa como medio de disuasión militar. Se iniciarían procesos cooperativos de seguridad los cuales abarcarían desde compartir informes de inteligencias hasta la realización de ejercicios militares conjuntos, siendo uno de los principales logros la firma de un tratado de seguridad mutua con Indonesia en el año 1995, marcando un hito al ser el primero de su clase con un país asiático.
Mas avanzados en la década de los noventas, el cambio de administración, ahora bajo la dirección de primer ministro John Howard, mantuvieron la línea de su predecesor aunque se iniciaría nuevamente un alineamiento con los EEUU. Durante este período, Australia continuó estrechando lazos con diferentes países de la región, tales como con China, Tailandia, Vietnam y Filipinas, pero sin duda uno de los de mayor importancia fue el proceso de renovación de la ADF a los fines no solo de garantizar la modernidad de las mismas sino también su completa compatibilidad con las FFAAs norteamericanas.
Acentuando el peso como actor regional.
Uno de los eventos que marcaría la nueva relevancia australiana a nivel regional (y que implicaría un distanciamiento temporario con Indonesia) sería la intervención en Timor Oriental. Australia, en concordancia con las resoluciones de la ONU, lideraría la formación y posterior despliegue de la INTERFET (International Force for East Timor), la cual tendría el objetivo de brindar seguridad y apoyo humanitario hasta que una fuerza de la ONU la reemplazase. El despliegue de INTERFET sería el más demandante y el de mayor envergadura realizado por Australia desde la guerra de Vietnam y el mismo serviría para obtener importantes conclusiones, no solo desde el punto de vista militar sino también desde el punto de vista geoestratégico.
Por primera vez Australia se ponía a la cabeza de una fuerza internacional, habiendo sido responsable de su formación, la cual logró gracias al apoyo de algunas naciones no sin antes mediar importantes movimientos diplomáticos. Por otro lado, quedaron al descubierto fallas en la estructuras de seguridad regional (especialmente en la ASEAN), lo que terminaría dando mayor importancia a los tratados bilaterales en lo que respecta a la materia de seguridad.
En lo que respecta a las lecciones militares, quedó demostrado que la ADF deberían reformular sus objetivos e iniciar un proceso de inversión de material, parte del cual estaba alcanzando la obsolescencia. Las principales falencias se pudieron apreciar en las capacidades anfibias y de soporte logístico de la Royal Australian Navy (RAN) así como en la carencia de adecuados medios de transporte aéreo táctico y estratégico de la Royal Australian Air Force. En lo que respecta a personal, quedó en evidencia la necesidad de aumentar el número de integrantes del Army así como de su reserva.
Planificadores y estrategas se pondrían a trabajar en una nueva estrategia para transformar a las ADF en una fuerza capaz de desplegar personal y medios de manera rápida y decisiva en las principales áreas de interés de Australia, esfuerzo que se vería plasmado en el Libro Blanco de Defensa del año 2000.
El principal objetivo de la estrategia adoptada sería garantizar un ejército estructurado y con los recursos necesarios para poder asegurar el despliegue por largos períodos de un contingente de la entidad de brigada manteniendo a la vez la capacidad de contar con un batallón para despliegue inmediato. Para lograr este objetivo no solo se planificaría un incremento del personal activo y de reserva sino que también se iniciarían proyectos a los fines de modernizar y adquirir nuevo material, tal como helicópteros, aviones de transporte táctico y estratégico, buques anfibios entre otros.
La publicación también establecería las cinco prioridades de seguridad nacional australianas, la cuales se enfocaban principalmente en el contexto local y regional para luego extenderse a nivel mundial. Estas cinco columnas fueron: Defensa del país; seguridad de los países vecinos, trabajar con la ASEAN para garantizar estabilidad y cooperación entre sus integrantes, contribuir en la estabilidad de la región Asia-Pacífico y apoyar los esfuerzos de la comunidad internacional, en especial de la ONU.
Sin duda alguna el Libro Blanco de Defensa del año 2000 junto con las lecciones obtenidas en el despliegue de la fuerza internacional en Timor Oriental sentaría la base no solo de la futura política exterior australiana sino también de un proceso de restructuración y cambio doctrinario de las ADF.
Sin embargo el Libro Blanco del 2000 mostraba ciertas contradicciones al manifestar que la ADF debería moldearse para conflictos similares a los vistos en Timor Oriental o Somalia sin embargo mantuvo la postura de equiparlas con el objetivo de hacer frente a un conflicto entre estados, situación que había sido descartada dentro de las posibles amenazas futuras.
Esta última posición quedaba claramente manifestada por el evidente refuerzo y modernización que recibirían la RAAF y la RAN pero en menor medida el Army.
La RAAF iniciaría varios proyectos, entre ellos la búsqueda de un reemplazo para su flota de F/A-18A-B Hornet, la cual culminaría con el proyecto AIR 6000. Hasta que el nuevo cazabombardero estuviese listo para entrar en servicio, la flota completa de Hornets y F-111 recibiría una importante actualización.
Con el objetivo de mejorar las capacidades de transporte táctico, se avanzaría en la modernización y compra de nuevos modelos de C-130 Hércules así como se iniciaría la búsqueda para reemplazar a los vetustos DHC-4 Caribou. Pero sería los programas para adquirir nuevos aviones cisterna y aeronaves especializadas AEW lo que dejaban en claro la intención de la RAAF en centrarse no solo en conflictos de baja intensidad.
La RAN, pese a las lecciones durante el despliegue de la INTERFET, centraría sus esfuerzos en el programa para dotarse con buques de defensa aérea de largo alcance así como la modernización de las fragatas de clase Adelaide y Anzac. Los submarinos de la clase Collins también se verían favorecidos, planeándose su completa actualización así como el reemplazo de sus torpedos pesados. Los puntos débiles de la RAN (sus medios anfibios y de apoyo logístico) serían resueltos a largo plazo pero sin programas del todo definidos.
Para el Army, además de su reestructuración, se optarían por programas para reforzar sus medios de alas rotatorias (helicópteros de reconocimiento/ataque, transporte medio y pesado) y se continuaría con diferentes adquisiciones y modernizaciones (blindados, misiles ATGM y MANPADS, artillería) pero en mucho menor medida que las fuerzas mencionadas previemente.
A simple vista el Libro Blanco del año 2000 insinuó la creación de una estructura de fuerza diferencial, que pudiera hacer frente tanto a conflictos convencionales como de baja intensidad. El énfasis puesto en ambas capacidades no debería ser visto como excluyente sino más bien como una importante aptitud de la ADF.
Los desafíos del siglo XXI.
La primera década del nuevo siglo se vería fuertemente marcada por el surgimiento del terrorismo internacional como una de las principales amenazas para la seguridad mundial, por lo que una vez más Australia se plegó a su más importante aliado, los EEUU, siendo conducido a intervenciones tales como Irak, Afganistán y en la región del Medio Oriente. Pese a este esfuerzo, Australia intentaría no descuidar su importancia como uno de los principales jugadores en la región, manteniendo su presencia en Timor Oriental, Indonesia, Papua Nueva Guinea, islas Salomón y Tonga.
Australia también tuvo que lidiar con crecimiento exponencial de China e India principalmente y del arco Indo-Pacífico en general, lo que poco a poco iría marcando un rebalance de influencias y fuerzas que se iría acentuando con el avance de la década.
Pese a la crisis económica del 2008, la cual tendría un fuerte impacto en Europa y en Norteamérica, la región no se vería del todo afectada, acentuando aún más la importancia del mencionado rebalance, tanto económico como militar. La política exterior australiana buscaría como vino haciendo en las últimas décadas un acercamiento constante y el establecimiento de mejores relaciones entra las potencias asiáticas.
Referido a las principales intervenciones a nivel mundial, las mismas se dieron en el marco de la lucha contra el terrorismo, especialmente en Afganistán e Irak. Con los ataques del 11 de septiembre de 2001, el gobierno australiano los consideró suficientes para aplicar las cláusulas de defensa mutua correspondientes al tratado ANZUS, desplegando a su Special Forces Task Group en apoyo de la coalición contra el terrorismo. La RAAF contribuiría con un destacamento de F/A-18 Hornts basados en la base de Diego García y con una pareja de KB-707 en la base de Manas, Kirguistán. De esta forma se daba inicio a la operación Slipper. El personal y medios mencionados serían rotados hasta noviembre de 2002, cuando se decidió el repliegue completo de la ADF del teatro de operaciones afgano. Los esfuerzos se centrarían en el control marítimo del golfo pérsico y en aguas circundantes, para lo cual se desplegarían importantes medios navales y un par de MAP AP-3C Orión.
La ADF retornaría a suelo afgano en el año 2005 a los fines de iniciar el proceso de reconstrucción y formación de las FFAAs y FFSSs locales. Con este objetivo les fue asignado a los australianos el PRT de Uruzgán, donde operarían con diferentes medios (blindados, helicópteros, UAVs, etc) y personal (con un límite de 1550 hombres) hasta su retirada en diciembre del año 2014. Esta segunda etapa de la operación Slipper no sería realiza sin dificultad, ya que por ese entonces también se estaba realizando un importante esfuerzo en Irak.
Siguiendo con una política exterior muy influenciada por EEUU, la administración del primer ministro Howard fue una de los pocos aliados con los que contó Estados Unidos a la hora de iniciar la operación Iraqi Freedom en el año 2003.
Bajo en nombre Falconer, la ADF desplegaron una importante cantidad de medios y personal en la zona del golfo Pérsico en apoyo a las fuerzas norteamericanas e inglesas.
La RAAF contribuiría con un escuadrón de F/A-18 Hornet, 3 C-130 Hércules, 2 AP-3C Orión y más de 600 hombres y mujeres. Mientras que la RAN lo haría con dos fragatas, un buque anfibio y personal de apoyo. El Ejército australiano aportaría un pequeño pero altamente especializado contingente de fuerzas especiales junto con helicópteros Chinook.
Con el rápido avance de la coalición aliada y la escasa oposición opuesta por los iraquíes, los medios y personal desplegados para la operación Falconer iniciarían el repliegue en el mismo año 2003, manteniendo un pequeño contingente terrestre y una fragata en misión de patrulla del Golfo Pérsico.
Una vez finalizada la etapa ofensiva de Iraqi Freedom, Australia se embarcó en el 2003 en un proceso de reconstrucción, lo que dio por inicio a la operación Catalyst. Los esfuerzos de reconstrucción de la infraestructura local y de la capacitación de las fuerzas locales se realizaría en conjunto con la fuerza de tareas Japonesa en la provincia sureña de Al Muthanna, desplegando una importante cantidad de medios blindados y de personal. Con el paulatino paso de responsabilidades a las autoridades locales, la ADF finalizarían su completo repliegue en julio de 2009.
En este nuevo contexto mundial de rebalance de fuerzas, donde a la amenaza del terrorismo se le sumaba el crimen organizado transnacional, los ciber-crímenes y la posibilidad de un ataque con armas de destrucción masiva (claramente apuntando a Corea del Norte), el gobierno australiano publicó el Libro de Defensa 2009 el cual aún basaba su política de defensa en el principio de autosuficiencia como su principal estrategia para defender los intereses australianos así como disponer la capacidad de hacer algo más en caso de un requerimiento de alguna nación aliada y que el mismo sea de interés conjunto.
La ADF debería actuar independientemente, con la capacidad de defender Australia y sus accesos aéreos y marítimos; Liderar coaliciones militares siempre y cuando los intereses con los otros integrantes sean conjuntos; Realizar contribuciones a coaliciones militares con las que se comparte intereses estratégicos más amplios.
La prioridad de misiones para la ADF se establecería de la siguiente manera:
- Disuadir y derrotar ataques contra Australia.
- Contribuir a la estabilidad y seguridad de Timor Oriental y del Pacífico Sur
- Contribuir a contingencias militares en la región Asia-Pacífico.
- Contribuir a contingencias militares en apoyo de la seguridad global.
Dentro de este contexto con nuevas prioridades y un cambiante medioambiente regional y mundial, se adoptaría una actualizada estrategia para las estructuras de fuerza de la ADF y que terminaría repercutiendo en numerosos programas militares, algunos ya en ejecución y otros por aprobarse. Como había sucedido previamente con el Libro Blanco del año 2000, el hincapié se haría en las fuerzas marítimas y aéreas de la ADF (principalmente para garantizar el Sea Control del norte australiano), pero con un importante impulso previsto para el Army gracias a las experiencias afganas e iraquí.
A los fines de lograr estos objetivos, el Libro Blanco estaría acompañado del Strategic Reform Program 2009, a los fines de mejorar la efectividad y eficiencia en cada aspecto posible.
Sin duda el esfuerzo principal sería realizado a favor de la RAN, la cual para el año 2030 debería contar con una moderna y potente fuerza marítima en comparación con la del año 2009. Para lograr este objetivo se dieron los primero pasos dentro del programa para la adquisición de una nueva clase de submarinos, la cual estaría compuesta por 12 unidades. Se continuaría con el programa SEA 4000, el cual tenía previsto la adquisición de 3 buques AWD (Air Warfare Destroyers) así como se iniciaría el ambicioso programa JP 2048, el cual tenía previsto la adquisición de 2 buques anfibios tipo LHD, los cuales no solo se convertirían en los buques de mayor desplazamiento jamás operados por la RAN sino que le otorgarían a la misma una capacidades previamente desconocidas.
Se continuaría con la modernización de las fragatas clase Adelaide y Anzac, con el objetivo de que lleguen con capacidades adecuadas hasta su fecha de desprogramación en el primer caso y a los fines de mejorar sus performances anti-misiles en el segundo.
Para reforzar la aviación naval estaría prevista una importante inversión en helicópteros ASW, con la adquisición de 24 MH-60R Seahawk y de 6 MRH-90 (mas otros 7 operados en conjunto con el Army).
A los fines de de racionalizar los medios OPV, MCM, oceanográficos e hidrográficos, la RAN había manifestado interés para la introducción de una nueva clase de buque modular multirol, la cual estaría compuesta por 20 unidades.
Llamativamente, el reemplazo del petrolero de la flota se vería aún demorado, por lo que HMAS Success tendrá que operar hasta el año 2020.
La RAAF continuaría con la adquisición de 100 nuevos cazabombarderos para reemplazar a su flota de más de 70 F/A-18 Hornet. Finalmente, el modelo adoptado sería el Lockheed Martin F-35 Lightning II, nuevamente en una clara demostración de la política adoptada de contar con material compatible con el principal aliado, EEUU.
Debido a ciertas demoras con el F-35, se adquirirían 24 F/A-18E/F Super Hornets, los cuales no solo serían una transición sino que pasaría a reemplazar a los ya veteranos F-111 Aardvark.
A las mencionadas adquisiciones para reforzar la flota de aviones de transporte se le sumarían nuevas compras, entre ellas C-130J Hércules (llevando la flota a 14 aeronaves) y 4 transportes estratégicos C-17 Globemaster III, los cuales demostraron su valía durante los despliegues internacionales. A la lista se sumarían 10 nuevos transportes ligeros tácticos, los cuales reemplazarían a los Caribou.
En lo que respecta a aeronaves especializadas, se mantendrían firmes los programas para adquirir 5 reabastecedores KC-30A y 6 AEW&C E-7A Wedgetail así como se iniciarían los procesos previos para evaluar los posibles reemplazos para la flota de AP-3C Orión. El requerimiento inicial sería por 8 aeronaves y no había duda de que el modelo a elegir, siguiendo la postura Australiana, sería el Boeing P-8 Poseidon. Dentro de la misión ISR, se mantendrían los planes para adquirir UAV estratégicos.
El Army no vería programas de la magnitud de la RAN o de la RAAF, sin embargo mantendría un número importante de ellos a los fines de mejorar y reforzar las capacidades existentes.
Pese a no estar planeada una reestructuración, el Army pondrían sus esfuerzos en potenciar sus capacidades para sostener y apoyar por prolongados plazos los despliegues operacionales así como otorgarle mayor flexibilidad a sus capacidades.
Entre los principales programas en ejecución y por ejecutarse se encontraban la adquisición de nuevas flotas de vehículos blindados, de apoyo y logísticos así como la modernización (y refuerzo) de las flotas actuales de M-1 Abrams, ASLAV, Bushmaster y M-113AS. La aviación de ejército se vería notablemente reforzada con la adquisición de nuevos CH-47F Chinook, helicópteros medios MRH-90 y helicópteros de ataque/reconocimiento Tigre.
En lo que respecta a personal, en parte favorecido por su pequeño tamaño, se lo dotó con nuevo armamento, equipos de comunicaciones, NVGs y blindaje. Habiendo demostrado su importancia y valía, se ampliaría el presupuesto para las Fuerzas Especiales a los fines de entrenarlas y dotarlas con el mejor equipo posible.
Dentro de las nuevas capacidades militares ya mencionada, llamaría la atención la estrategia adoptada para la proyección de fuerza, destacando la intención de contar con armamento (aéreo y de superficie) para poder realizar ataques a grandes/medianas distancias.
Pese a que los lineamientos del Libro Blanco del 2009 se mantenían dentro de lo previsto por su antecesor, se puede apreciar claramente que la política de defensa se fue adaptando a los acontecimientos de la primera década del siglo XXI, sin dejar de lado tanto la alianza con los EEUU como el crecimiento e influencia regional. Las intervenciones en Timor Oriental en el 2006 y en las islas Salomón en el 2003 eran una clara muestra por parte de Australia de ser uno de los jugadores influyentes de la región del Pacífico Sur.
Rebalance de fuerzas.
La segunda década del siglo se vería fuertemente marcada no solo por el ya mencionado crecimiento de China, Corea del Sur y Japón sino por el surgimiento de India como un importante actor económico, diplomático y militar. Esto iría conduciendo paulatinamente al surgimiento de arco estratégico Indo-Pacífico, el cual está fuertemente ligado al sudeste asiático. El aumento del comercio, inversiones y movimiento energético en el océano índico tendría la tendencia a fortalecer las interdependencias económicas y seguridad regionales, pero su arquitectura compleja de sub-regiones en vez de un todo conjunto podría presentar cierto desafíos. Australia logró identificar tempranamente estos retos y desde el 2009 viene aplicando una política exterior acorde.
Con EEUU nuevamente re-localizando su atención en la región del Pacífico y los nuevos roces diplomáticos surgidos por los avances chinos en sus mares adyacentes, Australia tendría que sumar nuevas estrategias de política exterior en la región asiática a los fines de consolidar su alianza con EEUU y al mismo tiempo de reforzar los lazos con las potencias regionales y sus demás actores.
Dentro de la estrategia a adoptarse a nivel regional, se procedería a identificar las cinco naciones con las cuales sería primordial reforzar lazos, no solo de tipo económico, diplomático y militar sino a nivel social e de infraestructura. China, India, Indonesia, Japón y Corea del Sur constituirían los objetivos australianos para establecer más profundas y fuertes relaciones, y a su vez aprovechar su crecimiento a los fines de afianzar la posición de Australia como unos de los principales actores en la región. A los fines de cumplir honestos nuevos objetivos, el Libro Blanco de Defensa de 2013 establecería los cinco pilares a tener en cuenta:
- Desarrollo de Infraestructura.
- Sistema impositivo más eficiente
- Innovación.
- Educación.
- Sistema financiero integrado a nivel regional.
En la última década China se convirtió en el principal socio económico de Australia, principalmente en lo que respecta a recursos energéticos tales como gas y petróleo. Es creciente demanda implicó un exponencial crecimiento, sobre todo de la costa norte australiana, favorecida por las explotaciones off-shore de gas y petróleo. En el segundo cuatrimestre de 2013 China era destinataria del 35% de las exportaciones australianas.
Sin embargo esta creciente dependencia del mercado chino ha elevado ciertas opiniones en contra, ya que muchos suponen que el gigante asiático no podrá mantener el flujo de demanda actual así como los posibles efectos negativos en caso de una probable crisis económica (o baja en su crecimiento).
A su vez, el fortalecimiento militar chino sumado a sus acciones unilaterales en el mar de China del Sur y en el mar de China del Este lo han convertido en la principal potencial amenaza, pese a que la estrategia de política exterior australiana considera poco probable y por ende descarta como una amenaza un posible conflicto entre estados.
Pese a ello, Australia ha mantenido una creciente política de acercamiento militar con China, siendo una de las pocas naciones en mantener anualmente las reuniones de Diálogos Estratégicos de Defensa. La realización de ejercicios militares bilaterales y multinacionales así como el entrenamiento conjunto en asuntos de ayuda humanitaria son una buena muestra del acercamiento entre ambas naciones.
Sin duda alguna, China representará uno de los desafíos más importantes para la política exterior australiana.
Habiéndose iniciado en la década pasada, el acercamiento y desarrollo de relaciones con la India han ido en notable ascenso, no solo por su valor económico, diplomático y militar sino que su surgimiento es visto favorablemente como un contrapeso al expansionismo chino, visión compartida por muchas naciones de la región, las cuales la consideran como un balanceador externo mas benigno.
Ambas naciones han tomado distintos pasos a los fines de desarrollar y expandir una relación estratégica, teniendo la misma como marco la Joint Declaration on Security Cooperation del año 2009.
En cuanto al acercamiento de índole militar, el mismo se ha dado principalmente en materia naval, tal como se pudo apreciar en el reciente ejercicio AUSINDEX 2015, el cual tuvo lugar en Visakhapatnam, India, participando del mismo unidades de superficie pertenecientes a ambas armadas.
En el caso de Indonesia, este sigue ocupando una ubicación primordial dentro de la política exterior australiana siendo su objetivo el constante impulso y afianzamiento de lazos económicos, diplomáticos y militares. Una alianza estratégica más consolidada le permitiría a Indonesia constituirse como una potencia naval con la capacidad de salvaguardar sus accesos y rutas marítimas, y al hacerlo estaría favoreciendo directamente la seguridad Australiana.
La cooperación militar entre ambas naciones está enmarcada bajo el Defence Cooperation Arrangement de 2012, el cual favorecería el desarrollo de distintas opciones para expandir los programas vigentes en distintas materias, tales como la marítima, contra-terrorismo, asistencia humanitaria, mantenimiento de paz y asistencia humanitaria.
En el caso japonés, se ha dado en los últimos años un importante acercamiento, tanto a nivel económico, como diplomático y militar. Un claro ejemplo fue la cooperación durante la operación Catalyst en Irak con la conformación de la Fuerza de Tarea Conjunta Al Muthanna y con la posterior firma de la Joint Declaration on Security Cooperation firmada en el año 2007.
En lo que respecta al ámbito militar, no solo distintos ejercicios bilaterales y multinaciones han afianzado el mencionado acercamiento (tal como se pudo apreciar en el ejercicio Talisman Sabre 2015) sino que también se ha visto favorecido por la reciente apertura japonesa con respecto a la exportación de equipo militar, lo que sin duda generó el interés australiano, sobre todo para su programa SEA 1000 que tiene previsto la incorporación de 12 nuevos submarinos.
Con Corea del Sur las relaciones se han limitado a lo económico y diplomática, en parte debido a que este país tiene se encuentra focalizado en la seguridad de la península Coreana ante la constante amenaza que representa Corea del Norte. Pese a ello, en los últimos años Corea del Sur ha intentado ampliar su agenda internacional, lo que sin duda generará para Australia posibilidades de afianzar sus relaciones bilaterales.
Dentro de este breve análisis de las relaciones exteriores australianas no podemos pasar por alto su alianza con los EEUU y como la misma se ha visto fortalecida en los últimos años.
En 2011 los EEUU reconoció que Medio Oriente y Europa se habían estado llevando la mayor atención de sus esfuerzos económicos, diplomáticos y militares, habiendo descuidado la región Asia-Pacífico. A los fines de contrarrestar esta situación (y sin duda el expansionismo chino), la nueva estrategia adoptada planificaba reorientar los esfuerzos, sobre todos militares, estableciendo como objetivo que el 60% de los medios aéreos y navales norteamericanos estuviesen disponibles en la región para el año 2020. Pese a que aún se tenía previsto mantener una importante presencia a nivel global, el esfuerzo principal estaría apuntado al rebalance de fuerzas de la región Asia-Pacífico.
Con respecto a Australia, la misma es considerada en EEUU como un puente vital para el acceso a Asia en general, y a India e Indonesia en particular. La inclusión de la base HMAS Stirling (localizada en el océano Índico) para futuros despliegues es una clara muestra de ello.
A los ya mencionados despliegues conjuntos en Afganistán e Irak, así como la constante cooperación en materia de tecnología y material, económica y diplomática, la alianza Australia-EEUU sería calificada como “Indispensable” por el presidente Obama, siendo una de las últimas medidas simbólicas dentro de esa sociedad el visto bueno australiano para que 2500 marines se establecieran permanentemente en Darwin.
El Libro Blanco de Defensa de 2013, además de continuar con los programas militares ya planeados en los años 2000 y 2009, haría hincapié no solo en reforzar el Strategic Reform Program del año 2009 mediante una mejorada contabilidad y planificación, mayor productividad, cambios a nivel cultural y una reforma en los sistemas de adquisición, sino que también pondría especial énfasis en el aspecto humano y social de la ADF, mejorando sus condiciones y entrenamiento así como buscando ser una opción válida, tanto a la hora del reclutamiento como a nivel de desarrollo profesional.
A continuación haremos un repaso de los principales programas militares, tanto de adquisición como de modernización.
Royal Australian Navy.
- SEA 1000: Aún en proceso de planificación, el mismo tiene prevista la adquisición de 12 submarinos de propulsión convencional que reemplazarán a los 6 de la clase Collins. Sin duda representan un importante salto cuantitativo y cualitativo, y van de la mano de una estrategia de proyección de fuerza sin precedente.
- SEA 4000: La construcción de 3 destructores clase Hobart de defensa aérea basados en la clase F-100 de la empresa española Navantia. Debido a algunos problemas la primera unidad vería demorada su entrega para inicios de 2016.
- JP 2048: Adquisición de 2 buques anfibios LHD, el HMAS Canberra y el HMAS Adelaide, ambos entregados a la RAN. Al igual que la clase Hobart, el diseño estaría basado en uno ofrecido por Navantia. Su construcción sería realizada en bloques, llevándose a cabo en España y Australia. Sin duda una de las incorporaciones de mayor importancia por las capacidades de la misma.
- SEA 1654: Planificación para la adquisición de petroleros de flota a los fines de reemplazar a los HMAS Success y HMAS Sirius. En proceso de selección de modelo.
- SEA 1390: Modernización de 4 fragatas pertenecientes a la clase Adelaide. El objetivo de la actualización es cerrar la brecha hasta la entrada en servicio de la clase Hobart. Incluye la adquisición de misiles SM-2
- SEA 1448: Actualización de las fragatas clase Anzac otorgándoles mejor capacidad anti-misiles.
- AIR 9000: Incorporación de 24 helicópteros ASW MH-60R Seahawk a los fines de reemplazar a la flota de 17 S-70B-2 Seahawk. Los nuevos helicópteros operarán desde los buques clase Hobart y Anzac.
- AIR 9000 Phase 6: Incorporación de 6 helicópteros MRH-90 (NH-90) a los fines de reemplazar a los Sea King en su rol de helicóptero de apoyo marítimo.
Royal Australian Air Force.
- AIR 6000: Adquisición de 72 F-35A Lightning II a los fines de reemplazar a la flota de F/A-18A/B Hornet. En proceso de ejecución.
- AIR 5439: Programa que permitió la incorporación de 24 F/A-18E/F Super Hornet como transición hasta la entrada en servicio del F-35A. (Y como reemplazo –a medias- del F-111 Aardvark). Su tercera fase, aún en ejecución, tiene como objetivo la incorporación de 12 aeronaves de guerra electrónica EA-18G Growler.
- AIR 5077: Incorporación de 6 aeronaves AEW&C E-7A Wedgetail.
- AIR 5402: Adquisición de 5 reabastecedores Airbus 330 MRTT que recibieron la denominación KC-30A.
- AIR 8000: Incorporación de 10 transportes ligeros tácticos C-27J Spartan a los fines de reemplazar a los ya retirados DHC-4 Caribou. En ejecución con las primera unidades entregadas.
- AIR 7000: Adquisición de 8 (y hasta 12) aeronaves de patrulla marítima P-8A Poseidón con el fin de reemplazar la flota de AP-3C Orión. En fase de ejecución habiendo ordenado formalmente en agosto de 2015 las primeras 4 unidades.
- AIR 5376: Modernización de la flota de F/A-18A/B Hornet haciendo hincapié en mejorar sus capacidades de combate aéreo, autodefensa y conciencia situacional del piloto. Finalizado.
- AIR 5418: Adquisición del Lockheed Martin AGM-158A Joint Air-to-Surface Standoff Missile ( JASSM) para ser utilizado por la flota de Hornets legacy. Finalizado.
- Adquisición de hasta 7 UAS HALE MQ-4C Su misión será ISR y patrulla marítima. En ejecución.
- Incorporación de 6 aeronaves de transporte estratégico C-17A Globemaster III y de aviones de transporte táctico C-130J Super Hércules.
Australian Army: Reestructuración bajo el denominado plan BEERSHEBA, el cual tiene como objetivo estructurar al ejército en tres brigadas de combate multi-rol a los fines de proveer el mayor rango posible en cuanto a sostenimiento y efectividad de una fuerza terrestre. También tiene previsto la formación de la nueva fuerza anfibia basada en el núcleo del 2nd Batallion RAR así como la efectiva integración de fuerzas profesionales con la reserva.
- LAND 400: En proceso de planificación, tiene previsto la incorporación de una nueva familia de blindados a los fines de reemplazar los actuales ASLAV y M-113AS.
- LAND 121: Adquisición de vehículos de distinto tipo (blindados de combate, de apoyo, guarnición) junto con sus trailers a los fines de reemplazar a la flota legacy (Land Rover, Unimog, etc). Incluye camiones ligeros/medios/pesados Rheinmetall MAN, vehículos ligeros Mercedes Benz G-Wagon, vehículos blindados Bushmaster y vehículos blinadados ligeros Hawkei. El programa completo apunta a incorporar más de 6.000 vehículos y un número similar de trailers. En ejecución.
- LAND 116: Adquisición de una nueva familia de blindados en 7 variantes, tanto para el Army como para la RAAF.
- AIR 9000: Adquisición de 40 helicópteros medios MRH-90 (NH-90) a los fines de formar un nuevo Squadron de transporte y para reemplazar a la flota de S-70 Blackhawk. En ejecución.
- AIR 87: Incorporación de 22 helicópteros de ataque y reconocimiento Tigre. En ejecución.
- AIR 9000: Incorporación de 7 helicópteros de transporte pesado CH-47F Chinook a los fines de sustituir a los de la versión D. Finalizado.
- LAND 17: Adquisición de 35 M777A2 Lightweight Towed 155mm Howitzers junto con sistemas de apoyo y munición inteligente. Finalizado
- LAND 75: Incorporación de un nuevo sistema C2 así como un Battle Management System. En ejecución.
- JP 2008: Nuevo sistema de comunicación satelital (SATCOM) para la ADF. En ejecución.
- Incorporación de tanques M-1A1 Abrams y de PMV Bushmaster.
Sin lugar a duda los mencionados programas pretenden dar a la ADF una capacidad sin precedentes, acordes con el desarrollo de la región y, a simple vista, en muchos casos superior a la de otras fuerzas occidentales. Un claro ejemplo es la RAAF, la cual durante la actual operación Okra (en apoyo a la coalición contra ISIS en Irak y Siria) ha podido desplegar un importante contingente capaz de operar casi de manera independiente de su principal aliado (salvo por la base de despliegue), contando con medios ofensivos (Hornet – Super Hornet), reabastecedores, apoyo AEW&C y un importante sostén gracias a su flota de transportes tácticos y estratégicos, todos ellos propios. Con la incorporación de los EA-18G Growler, la RAAF se convertirá en una de las fuerzas aérea mas completas a nivel mundial.
Aunque la política exterior y de defensa australiana se encuentra fuertemente marcadas por su alianza con los Estados Unidos (tal como se puede apreciar en los nuevos despliegues militares en el Medio Oriente y en la firma de importantes acuerdos económicos) no puede negarse que su futuro como actor medio/principal se encontrará fuertemente ligado al desarrollo y estabilidad del nuevo arco Indo-Pacífico y de cómo pueda reforzar y establecer nuevos lazos con los gigantes asiáticos. Encontrar un balance será su desafío.