Por: Negro2000 para Zona Militar

Afganistan

La eliminación del líder de los talibanes afganos en un ataque con “drones” (vehículos aéreos no tripulados) estadounidenses fue una buena noticia para el gobierno de Obama, que ahora está bajo presión para mantener más allá de lo esperado sus tropas en Afganistán, lo que contradice sus promesas electorales.

En el ataque estadounidense del sábado 21 de mayo en la provincia de Baluchistán, Pakistán, murió Akhtar Mohamed Mansur, líder de los talibanes desde que se anunció el año pasado, la muerte de Mohammad Omar, conocido como Mula Omar, fundador del movimiento.

Este ataque sin precedentes “demuestra que para los talibanes sólo hay una opción: buscar una solución pacífica al conflicto”, dijo el lunes 23, el portavoz del Departamento de Estado, Mark Toner.

Inicialmente considerado como favorable a las negociaciones de paz con el gobierno de Afganistán, Mula Mansour, al tomar el mando de los talibanes, se negó a sentarse en la mesa de negociaciones.

El Talibán “puede sentarse con el gobierno afgano para iniciar las negociaciones (…) Apoyamos un proceso realizado por los propios afganos”, dijo Toner.

A pesar de las esperanzas de lograr alcanzar una solución pacífica, Obama – presidente elegido con el compromiso de poner fin a la participación militar estadounidense en Irak y Afganistán – está bajo presión.

Los Estados Unidos retiró la mayor parte de sus tropas de Afganistán, presentes desde el año 2001. Sin embargo, todavía tienen alrededor de 9.800 soldados que oficialmente cumplen tareas de consejeros y de apoyo y entrenamiento para con sus aliados.
Una vez más, el presidente debe decidir si continua con la retirada de sus tropas del país, promesa de su campaña electoral en 2008.

Ya en octubre de 2015, sobre el avance de los talibanes frente a las fuerzas afganas, Obama anunció que dejaría a 9.800 soldados en el terreno en 2016, en lugar de realizar la retirada gradual esperada.

Sumado a esto, hace unos meses, el ejército de Estados Unidos esta tratando de conservar más de los 5.500 efectivos previstos para 2017 en territorio afgano.

Sin embargo, será necesario “años” para mejorar al ejército afgano, considero el general John Nicholson, comandante de las fuerzas estadounidenses de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Afganistán en febrero, ante el congreso.

“Creo que hay muchos militares que piensan que 5.000 o 6.000 efectivos son pocos”, dijo el experto del centro de estudio del CSIS, Anthony Cordesman.

“La mayor parte de los soldados que saben, prefieren permanecer cerca del nivel actual” de 9.800 soldados “en lugar de bajar a 5.500 el próximo año,” dijo Michael O’Hanlon, un experto militar en Brookings, un centro de estudios en Washington, que recomienda, a su vez, mantener a alrededor de 10.000 hombres en el lugar.

El ejército de Estados Unidos pide más libertad para bombardear a los talibanes.
En este momento, los aviones estadounidenses no tienen permiso de volar para asistir a las fuerzas afganas en dificultades. Sólo pueden intervenir cuando hay una amenaza contra las fuerzas de Estados Unidos o la OTAN.

Los días pasan y el calendario aprieta. Si los Estados Unidos deciden poner finalmente más hombres de lo previsto en Afganistán el próximo año, tendrá que anunciarlo antes del verano. Si esto sucede, la OTAN tendrá que tomar decisiones en el tiempo, como advirtió en febrero el general John Campbell, el predecesor de Nicholson al mando de fuerzas de la OTAN en el país.

Nicholson que asumió al nuevo cargo a principios del año – tiene hasta principios de junio para evaluar la situación. El funcionario se reunió esta semana en Bruselas con los jefes de los estados mayores de los países de la OTAN, pero no dijo nada acerca de su diagnóstico o planes.

Para Anthony Cordesman, tradicionalmente crítico de las decisiones militares adoptadas por el gobierno de Obama, es imposible predecir cómo el Presidente va a resolver este dilema, del fortalecimiento de la presencia militar en contra de sus promesas de campaña o poner en peligro el futuro del gobierno afgano.

Por un lado, “no quiere ser considerado como un presidente que ha privado a sus sucesores de opciones”, dejando un dispositivo militar debilitado en Afganistán “, y por el otro es un presidente que evalúa sus opciones casi indefinidamente” remarco.

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