El hombre, por naturaleza, tiende a sentir apego a las cosas materiales; por lo que su pérdida suele ser fuente de dolor y sufrimiento. Como contrapartida sabe que los cambios llevan implícito el abrir puertas a nuevas cosas y experiencias; circunstancia que determina nuevos aprendizajes: aceptar con entusiasmo lo nuevo y dejar partir lo que ya fue.
Esa perspectiva humana, no difiere cuando la planteamos desde las organizaciones. Estas últimas se comportan como seres vivos y al igual que ellos deben aceptar el cambio para poder evolucionar; pues de no hacerlo pierden eficacia; corriendo el riesgo del estancamiento, deterioro de la cultura organizacional y debilitamiento de la moral de sus integrantes.
Ahora bien, evolucionar no quiere decir olvidar. Tampoco pensar que todo debe ser cambiado. Muy por el contrario. Se crece sobre bases fuertes, tales como las que han permitido mantener en alto nuestra amada Fuerza Aérea. Se vuela en el cielo, pero no sin previo carreteo en suelo firme.
Hoy la evolución demanda una partida. Abrimos puertas a la salida de nuestro último A-58 Pucará y duele, pues con él se va parte de nuestra vida…pero quedan las vivencias.
Despedimos a una nave que hizo leyenda desde su primer aterrizaje en nuestro territorio nacional el 2 de junio de 1981; permaneciendo, por más de 35 años, en el Escuadrón Aéreo N°1 de la Brigada Aérea II “Tte. 2° Mario W. Parallada”.
Con sólo traer a la memoria un poco la historia del mencionado escuadrón se logra hacer consciente el importante rol que cumplió este avión, durante sus años de servicio.
De hecho, fue la llegada del Pucará que determinó su especialidad de “Ataque”, su actual escudo y lo más importante… fue el que generó en sus miembros un sentimiento de pertenencia que trascendió su tiempo de servicio en la unidad, dando lugar a lo que se denomina hoy en día: “La Familia Pucarera”.
Me atrevería a decir que ese espíritu, también cruzó límites internacionales; encontrando siempre el apoyo, en la hermana República Argentina, para mantener el mayor número de aeronaves en orden de vuelo.
En todos estos años se formaron 55 Pilotos de los cuales 46 obtuvieron la más alta calificación para el combate y se realizaron un total de 23000.5 horas de vuelo. Números que reflejan una reconocida labor, no sólo demostrando la fortaleza del aeronave, sino una gran tarea profesional que cumplieron sus tripulaciones al haberlo volado en sus ruidosas y calurosas cabinas, así como también de sus aerotécnicos para mantenerlos seguros en vuelo, después de muchas horas de hangar.
¡El medio hace al hombre… como los aerotécnicos y las tripulaciones a su avión!
El año 2005, cuando se cumplían los 24 años de servicio del avión, fue uno de sus momentos más brillantes. Por primera vez en la historia sus bocas se pintaron dando lugar a la imagen de un jabalí. Y esa identificación con uno de nuestros animales autóctonos, permitió aflorar su verdadera personalidad. Con esta simple pintura hecha en la madruga del 5 de agosto (vísperas del 50° Aniversario), por el artista Riverense Víctor Álvez, se logró plasmar la comunión perfecta entre un avión y el medio donde le tocó volar.
Fue una noble nave… al punto, que acompañó a nuestros queridos camaradas el Tte. 1° (Av.) Miguel A. Fodrini y el Tte.2 ° Mario E. Roldos hasta sus últimos instantes, antes de pasar a volar más alto…en la Escuadrilla del silencio.
Hoy los Pucará comienzan su merecido descanso con la satisfacción de la misión cumplida. Pero su espíritu continuará vivo en todos aquellos que lo volaron al menos una vez, en los que pasaron horas trabajando en su mantenimiento, en los que disfrutaron de ver su diseño aerodinámico en la línea de vuelo, en los que lograron apreciar sus capacidades para el ataque (ya sea en el polígono de tiro de “La Carolina” o en un festival aéreo), en aquellos que llenaron sus ojos sacando una hermosa fotografía y sin duda en quienes, sin haberlo conocido, escucharán con admiración las historias con él vividas.
Hoy cambiamos un ícono operativo para convertirlo en un hito histórico. El poder participar de éste hecho y decirle adiós a una plataforma aérea que marcó parte de nuestra vida y de nuestra honorable Fuerza Aérea, nos debe llenar de inmenso orgullo.
El espíritu de la Fuerza Aérea Uruguaya se hace efectivo, no por el pasaje de los diferentes tipos de aviones según su época, sino en el sentimiento colectivo de sus miembros que hacen de su arraigada vocación por la actividad aeronáutica…la Seguridad Aérea Nacional.
Dirección de Relaciones Públicas de la Fuerza Aérea Uruguaya
todavia nuestro “politicos” no definen que van a hacer en el pais con este avion, que mal estamos…!!!
La FAA, sin duda alguna esta pasando por la mas profunda de las crisis de su historia, las causas …. se analizaron hasta el hartazgo.
Existe una realidad, y es solo cuestión de tiempo, resurgirá no hay duda, el problema es cuando, y para cuando lo haga, deberá contar con el mas importante material que es el humano, ahora hay que abocarse a formar las nuevas generaciones, para cuando llegue la hora estén capacitados para aeronaves de altas prestaciones.
Esta crisis pasara, no se desanimen, pasa todo pasa y cambia, la historia es cíclica.-
Fuerza
Jorge Rafael Álvarez
Estimado, el articulo es sobre el IA-58 Pucara en la Fuerza Aerea Uruguaya.
Mil disculpas, me paso por leer rápidamente ya que estoy trabajando, no obstante creo que lo opinado sigue siendo absolutamente valido, para nuestra FAA.-
Jorge Rafael Álvarez