Hugo Chávez adquirió en secreto 400.000 minas antitanque y antipersona, a pesar de que estas últimas están prohibidas por el Tratado de Ottawa, firmado por 144 países, entre ellos Venezuela. Fueron vendidas por Cuba entre 2009 y 2010, junto con unos 150.000 fusiles destinados a la Milicia Bolivariana. La posibilidad de que este armamento, así como cinco mil misiles portátiles Igla comprados a Rusia, queden fuera de control en caso de un colapso institucional de Venezuela preocupa a Estados Unidos y otros países de la región.
La compra de las minas ha sido confirmada por fuentes militares venezolanas, que indican que el alto mando se refiere a ellas como «libros» para no tener que admitir su existencia. El Tratado de Ottawa de 1997, conocido también como Convención sobre la Prohibición de Minas Antipersona, prohíbe el empleo, almacenamiento, producción y transferencia de ese tipo de armamento, y obliga a su destrucción en caso de ya disponer de un arsenal. Venezuela se sumó a ese consenso internacional poco antes de la llegada de Hugo Chávez a la presidencia, pero luego el régimen chavista lo ha vulnerado.
Cuba no es firmante del Tratado, como tampoco lo son Estados Unidos, China y otros pocos países, pero quiso reducir el número de minas heredadas de la Guerra Fría –se estima que tenía alrededor de un millón de ellas– vendiendo una buena parte a Venezuela, donde fueron distribuidas por el ministro de Defensa Carlos Mata Figueroa, hoy gobernador de Nueva Esparta.
Antipersona
«Chávez las compró porque desde 2004 había creado un nueva doctrina militar, que incluía la hipótesis de un conflicto con Estados Unidos o una guerra popular prolongada», afirma uno de los militares que recibió las minas cuando estas llegaron a Venezuela desde Cuba. Esa persona no sabe precisar cuántas de las 400.000 minas eran antipersona, pero estima que se trataba de un buen número de ellas. Indica que en el marco de ese concepto de guerra popular también se compraron en ese momento a La Habana 150.000 fusiles para uso de la Milicia Nacional Bolivariana, cuerpo creado en 2007. También se acordó entonces financiar un proyecto de fabricación de minas antisubmarinas en Cuba.
La posibilidad de que ese material quede descontrolado si la grave crisis venezolana deriva en un completo caos, con riesgo de guerra civil e implicación de fuerzas no regulares, como es el caso de los colectivos o grupos callejeros armados alineados con el Gobierno, ha creado inquietud en Washington, según testifican personas que trataron de este asunto con el Pentágono en los últimos meses de la Administración Obama.
Misil tierra-aire portátil
También se ha tratado del riesgo de descontrol de los cinco mil iglas que Venezuela adquirió a Rusia en 2010. El Igla es un misil tierra-aire portátil, que se dispara sostenido sobre el hombro y tiene un alcance de entre cuatro y seis kilómetros. En el momento de su compra, Washington expresó su preocupación de que parte de los Igla pudieran ser entregados a la guerrilla colombiana. Hoy el temor es que puedan caer en manos de elementos radicales, como es el caso de Hizbolá, grupo extremista chií acogido por el chavismo.
El Pentágono habría elaborado planes de contingencia para suministrar ayuda en caso de emergencia humanitaria
Cualquier reacción de Estados Unidos ante una emergencia humanitaria en Venezuela debe ser coordinada por el Comando Sur, los cuarteles de las Fuerzas Armadas estadounidenses ubicados en Miami para atender la seguridad en Centroamérica, Caribe y Suramérica, que además tienen como especial misión garantizar el tránsito a través del Canal de Panamá. Un contratista del Comando Sur confirma que este ha elaborado planes de contingencia para el caso de ser necesario el traslado de alimentos y medicinas a gran escala a Venezuela, si así fuera solicitado.
Hermetismo sobre armas
Por otra parte, el último informe de la asociación civil venezolana Control Ciudadano sobre compra gubernamental de armas pone de manifiesto el «hermetismo» con que actúa el Ejecutivo de Nicolás Maduro. «La falta de transparencia en las negociaciones del sector Defensa ha imposibilitado precisar la cantidad, modelo y costo de los sistemas de armas y equipos militares adquiridos por Venezuela entre los años 2013-2016», señala el informe, publicado en enero de este año.
A eso se suma «la existencia de acuerdos militares secretos suscritos con varios países, en particular con Rusia y Bielorrusia, que la Asamblea Nacional en su momento (periodo 2011-2015) autorizó realizar». De forma que «el hermetismo en torno al cumplimiento de contratos militares en Venezuela se ha acrecentado».
Según Control Ciudadano, Venezuela redujo sus adquisiciones militares en un 90 por ciento en 2015 en comparación con el año anterior, debido seguramente a la difícil situación económica y presupuestaria del país. Sin embargo, aunque esa mala situación se siguió pronunciando, probables objetivos políticos llevaron a un aumento del 5 por ciento de las compras en 2016. En los últimos años, China ha desbancado a Rusia como principal proveedor de equipos militares a Venezuela.