Su entrada en servicio coincide con la escalada militar con Corea del Norte y la llegada del portaaviones estadounidense «Carl Vinson» para impedir nuevos ensayos nucleares.
Dentro de las celebraciones por el 68 aniversario de su Armada, que se conmemoró este domingo, China ha botado este miércoles su segundo portaaviones, según informa la agencia estatal de noticias Xinhua. Al contrario que el primero, un modelo soviético comprado a un astillero ucraniano en 1998 y luego reformado, este nuevo buque es el primero de construcción nacional y ejemplifica las aspiraciones de Pekín sobre su expansión por el Pacífico.
Con sus 70.000 toneladas, 315 metros de largo y 75 de ancho, el Tipo 001A – como todavía se denomina a la espera de recibir su nombre oficial – ha sido botado en los astilleros de Dalian, importante ciudad portuaria al nordeste del país. Tal y como informa el «Diario del Pueblo», altavoz del Partido Comunista, a la ceremonia inaugural de su singladura ha asistido el vicepresidente de la Comisión Militar Central, Fan Changlong.
Algo mayor que el «Liaoning», el primer portaaviones de China, este nuevo buque presenta algunas mejoras operativas e incluye un hangar con capacidad para albergar más cazas J-15, así como más espacio en cubierta para helicópteros y otros aparatos. Con una velocidad de crucero de 31 nudos, se empezó a construir a finales de 2013, un año después de que Pekín botara el «Liaoning». Como este, mantiene su singular pista de despegue con forma ascendente y se sumará a sus patrullas por el Océano Pacífico para confirmar así el auge naval de China.
Aunque su botadura estaba prevista para estas fechas, ha coincidido con la última escalada de la tensión militar con Corea del Norte, hacia cuyas aguas se dirige un portaaviones de Estados Unidos para impedirle al régimen de Kim Jong-un nuevos ensayos nucleares y de misiles. Antes de llegar a la Península Coreana, el ala de ataque formada por el portaaviones «Carl Vinson» y otros barcos de guerra está efectuando unas maniobras con buques japoneses en el Mar de Filipinas, informó este miércoles en un comunicado la Séptima Flota. Su travesía ha resultado bastante controvertida porque, días después de que el presidente Trump anunciara su rumbo a Corea, se descubrió que navegaba en dirección contraria, ya que tenía programadas otras maniobras en Australia que finalmente fueron canceladas. Para hacer una demostración de fuerza ante el régimen estalinista de Pyongyang, que lució sus misiles en un gran desfile militar a mediados de este mes, el Pentágono también ha enviado el submarino nuclear «Michigan» al puerto surcoreano de Busan. Su llegada coincidió con las masivas tracas de artillería que el régimen del joven dictador Kim Jong-un disparó este martes para conmemorar el 85 aniversario de su Ejército, celebrado con una auténtica lluvia de fuego.
A la espera de la llegada del portaaviones nuclear «Carl Vinson», la botadura del Tipo 001A pone de relieve la diferencia que todavía separa a la Armada china de la estadounidense, según analiza el diario de Hong Kong «South China Morning Post». Mientras el autoritario régimen de Pekín solo tiene dos buques de este tipo y planea botar otro en 2021, la Casa Blanca cuenta con diez y este año pondrá en servicio su superportaaviones Gerald R. Ford, que será el doble de grande con 100.000 toneladas y dos reactores de propulsión nuclear.
Para 2020, el Pentágono prevé destinar el 60 por ciento de sus naves a la región de Asia-Pacífico, por donde ya navegan cuatro de sus portaaviones. Además, la Armada estadounidense se ha fijado aumentar su número de barcos de 272 a 350 en el futuro, mientras que el Ejército añadirá 60.000 nuevos soldados. Buena prueba de su compromiso con las fuerzas armadas es que Trump ya ha aumentado este año un 10 por ciento el presupuesto militar.
«Haciendo frente a la cada vez más complicada seguridad marítima y lucha por la soberanía, hace falta una Armada fuerte para proteger la integridad territorial, los intereses nacionales y en el extranjero, así como para participar en tareas de cooperación internacional», justificó el «Diario del Pueblo» en una tribuna de opinión la botadura del nuevo portaaviones chino.
Mientras el anterior, el «Liaoning», fue comprado de saldo por 20 millones de dólares porque, en teoría, iba a albergar un casino flotante en Macao, el Tipo 001A marca las aspiraciones de Pekín para hacer frente a EE.UU. en su pugna por la hegemonía en el Pacífico.