Las unidades de reconocimiento aéreo de la Alianza Atlántica han intensificado sus actividades en el límite oeste de Rusia. Desde mediados de junio, los aviones de EEUU y sus aliados europeos se han aproximado a la frontera del país eslavo más de 15 veces.
Todo esto culminó con los peligrosos acercamientos de un caza F-16 al avión del ministro de Defensa ruso el 21 de junio. Andréi Kots analiza en su nuevo artículo para Sputnik las causas del comportamiento agresivo de la OTAN.
El incidente con la aeronave del ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, se produjo sobre las aguas internacionales del mar Báltico. Un caza norteamericano F-16 se aproximó a una distancia peligrosa del aparato del general ruso, que se dirigía a Kaliningrado. Un Su-27 ruso logró ahuyentar al caza estadounidense.
No es el primer incidente de esta índole que atraviesan las fuerzas aéreas de ambos bloques, puesto que ya en el pasado, había sido noticia en los medios internacionales. Los aviones militares de la OTAN se han encontrado realizando vuelos en las zona de responsabilidad del Sexto Ejército de las Fuerzas Aeroespaciales rusas. Es responsabilidad del Sexto Ejército proteger el espacio aéreo de 29 regiones rusas ubicadas en la parte occidental del país.
Zhilin, especialista en asuntos militares, señaló que los “visitantes” que están ávidos de acercarse a la frontera rusa son aviones de reconocimiento radioelectrónico estadounidenses RC-135. Su objetivo principal es la búsqueda y detección de radiofrecuencias empleadas por los militares rusos. “Este tipo de información siempre es compilada exclusivamente para fines de guerra”, puso de relieve Zhilin.
Zhilin continua diciendo que, crece en occidente y sobre todo en los países bálticos, una especie de paranoia sobre la “amenaza rusa”, que funciona como tapadera para cubrir el trabajo clandestino de la búsqueda de puntos débiles en la defensa rusa.