Según declara al The National Interest, Sebastien Roblin, la eficacia del láser como arma podría indicar que, en un futuro próximo, las guerras se pelearían con láseres.
Según el autor del artículo, la reciente prueba exitosa de un sistema láser de alta energía montado en un helicóptero de ataque de la Fuerza Aérea de EEUU AH-64 Apache, indica que en los próximos diez años, el láser entrará en servicio de los Ejércitos del mundo, incluyendo a Rusia, China y EEUU.
El láser proyecta un haz “concentrado” de fotones dirigidos, que baten inmediatamente el objetivo. Las armas de este tipo son de alta precisión y velocidad de disparo.
Roblin opina que los láseres serían especialmente eficaces contra misiles de largo alcance, proyectiles de artillería, así como drones. Además, la precisión del láser podría ser útil para desactivar los vehículos terrestres o marítimos sin afectar a la tripulación.
Otra ventaja del uso de láser con fines militares es que estas armas son silenciosas y casi invisibles, y al mismo tiempo, son bastante baratas, puesto que el sistema solo requiere una fuente de alimentación y la “munición” del láser es particularmente ilimitada.
No obstante, a pesar de unas ventajas evidentes, actualmente, el uso del láser para fines militares está limitado por varios factores.
El autor señala que el haz tiende a dispersarse, lo que reduce el alcance máximo del arma. De hecho, la relativa falta de partículas obstructivas en el espacio explica por qué se consideran como armas ideales para el espacio, añade.
Al mismo tiempo, el láser requiere varios segundos de contacto continuo para causar daños significativos al objetivo, lo cual puede provocar ciertas dificultades a la hora del uso del láser contra proyectiles pesados. Además, a pesar de que los láseres aún no han entrado en uso operativo generalizado, ya se han desarrollado materiales resistentes al láser y contramedidas avanzadas.
Asimismo, según Roblin, en la actualidad se están llevando a cabo los desarrollos de láseres pulsados, capaces de producir un haz lo suficientemente potente como para destruir el objetivo. Sin embargo, los desarrollos existentes están lejos de ser ideales, reconoce el columnista.
Por último, el arma láser requiere potentes generadores eléctricos, así como sistemas líquidos o sólidos de enfriamiento, lo que también representa un grave obstáculo para el despliegue de láseres en el campo de batalla.
No obstante, los programas modernos se proponen solucionar estos problemas y “es probable que al comienzo de la próxima década los sistemas láser empiecen a funcionar en Rusia y China”, concluye Roblin.