Las autoridades venezolanas han detenido a 18 presuntos responsables del ataque contra una base militar en Valencia. Entre los 18 detenidos se encuentran un grupo de soldados y civiles. Del lugar se han recuperado armas que fueron robadas en el ataque. Según una declaración oficial, uno de los sospechosos residía en Miami.
Se notificó que los responsables involucrados fueron unas 23 personas, de los cuales 18 ya han sido detenidos, según declaró el jefe de inteligencia del país, Gustavo González López.
Las autoridades venezolanas creen que los sospechosos participaron en una incursión en un complejo militar en la ciudad de Valencia hace una semana, cuando 20 atacantes irrumpieron en la base y robaron una gran cantidad de armas. Los soldados en el sitio mataron a dos asaltantes y detuvieron a ocho. El resto logró huir, según declaración de las autoridades.
Al comentar sobre el incidente del 6 de agosto en su discurso dominical, López dijo que seis desertores militares y otros ex soldados participaron en el ataque “terrorista”. Un ex capitán de la Guardia Nacional, Juan Carlos Caguaripano Scott, supuestamente sirvió como el cabecilla del ataque. Caguaripano apareció previamente en un video en línea con un grupo de hombres armados instando a una rebelión contra la “tiranía asesina” del presidente Nicolás Maduro. Las autoridades detuvieron al ex-soldado de 38 años en Caracas unos días después del allanamiento.
El general López, que dirige la agencia de inteligencia venezolana SEBIN, dijo que las autoridades recuperaron 21 rifles de asalto, tres lanzagranadas, pistolas, municiones y uniformes militares, presumiblemente de la cache de armas saqueadas. Una cuenta bancaria “usada para apoyar estructuras terroristas” había sido congelada, agregó.
El jefe de SEBIN vinculó el ataque a la oposición venezolana, actualmente encerrada en una amarga lucha de poder con la administración de Maduro. Anteriormente, el gobierno acusaba a Estados Unidos de ayudar a las fuerzas anti-Maduro. López también dijo que la Interpol había emitido órdenes de arresto contra varios conspiradores antigubernamentales, entre ellos un periodista que vivía en Miami.