A medida que la India se embarca en la búsqueda para aumentar su escasa exportación de armamento, la región Latinoamérica/Caribe se ofrece a la India no solo como un mercado sino también como un potencial asociado. Los productos de la India no son ajenos al bazar regional de armamento, habiendo sido recompensados los esfuerzos con algunos éxitos, siendo los vehículos y helicópteros los que encabezaron las ventas a fuerzas armadas y de seguridad de la región. Sin embargo, estas ventas representan un pequeño paso, existiendo un considerable potencial tanto para nuevas comercializaciones como para concretar proyectos conjuntos en lo que respecta a la esfera de defensa.
Algunos de estos éxitos estuvieron acompañados de cuasi-fracasos los cuales, pese a que no pueden considerarse fatales para las aspiraciones de la India de ampliar sus exportaciones de defensa en la región, si han demostrado la necesidad de un enfoque más sistemático y coordinado que venga con el apropiado apoyo por parte del gobierno de la India y de instituciones financieras.
El intercambio comercial entre la India y Latinoamérica/Caribe ha crecido aproximadamente a la misma tasa que lo hizo el chino en el siglo 21, pese a que es un volumen diez veces menor. Sin embargo, las relaciones de defensa entre la India y la región se han mantenido relativamente estáticas en comparación con el determinado empuje chino de forjar lazos con las autoridades militares regionales, tanto por relaciones bilaterales, entrenamiento militar y con ventas de armamento. Por ahora la India ha avanzado de manera muy provisoria de cara al fortalecimiento de las relaciones bilaterales entre los militares así como con sus ventas de armamento.
Pese a que la situación hindú puede ser entendible, atento la existencia en muchos países de una capaz industria de defensa – Chile, Brasil, Perú y Colombia (la de Argentina aún mantiene cierto valor pese al declive) así como de un desarrollado sistema de educación militar, aún existe un amplio margen para mejorar la cooperación y la venta de armamento en las naciones más pequeñas de la región, las cuales carecen de la mencionada infraestructura y que mantienen necesidades urgentes. Es aquí donde la India podría beneficiarse al ofrecer su apoyo, asistencia financiera y posible transferencia de equipamiento. Incluso los países más importantes se podrían ver favorecidos con el establecimiento de asociaciones y proyectos conjuntos en sociedad con compañías de la India.
Entre las ventas más prominentes de la India realizadas en la región encontramos:
– La venta de dos vehículos blindados Mahindra Rakshak y de un vehículo de intervención rápida Mahindra a la Police Force de Guayana.
– 139 camiones Ashok-Leyland 4×4 al Ejército de Honduras.
– Vehículos Mahindra 4×4 a las Fuerzas Armadas y de Seguridad de Argentina, Uruguay y Belice.
– 20 vehículos Mahindra Marksman a las Fuerzas Especiales de los Carabineros de Chile.
– Dos helicópteros Dhurv (en su versión civil) al Perú.
– Siete helicópteros Dhurv a Ecuador (Actualmente retirados de servicio).
– Tres helicópteros Cheetak a Surinam.
A simple vista, estas ventas son modestas pero no insignificantes. Sin embargo, dos de ellas estuvieron plagadas de controversias ocasionadas en parte por el pobre servicio de post-venta y por una escasa coordinación contractual con el comprador. La venta de los helicópteros Dhurv a Ecuador fue ampliamente aclamada y considerada, con razón, como una gran primer paso para las exportaciones militares de la India. Pese a ello, luego de que presentaran numerosas novedades y de dos accidentes (algunos de ellos causados por errores humanos), los helicópteros fueron retirados de servicio citando como causa, entre otras razones, el pobre apoyo logístico brindado por la empresa constructora Hindustan Aeronautics Limited (HAL).
La venta de los Cheetak a Surinam también presentó falencias, habiendo estado plagado de problemas relacionados a la administración contractual, obstáculos administrativos y financieros. Los mencionados inconvenientes provocaron que los helicópteros estuvieran listos mucho antes de que las tripulaciones fueran entrenadas, generando una demora en la entrega de las aeronaves. A estos inconvenientes se sumó una aparente falta de comunicación entre el cliente y el proveedor durante la negociación del contrato, lo que generó que Surinam adquiriera los Cheetak en lugar de los Dhruv, este último siendo el modelo preferido por el país caribeño.
Cabe aclarar que por aquel entonces, para la compañía HAL siempre estuvo claro que la venta era por los Cheetaks y no por Dhruvs, sin embargo este detalle quedó como un punto de controversia entre ambas partes. Incluso la venta de los vehículos Mahindra Marksman a los Carabineros de Chile estuvo salpicada de polémica debido a la cataratas de críticas por la escasa visibilidad, fallos de protección y por la pobre performance todo-terreno de los mencionados blindados. Se desconoce si la compañía Mahindra&Mahindra está trabajando o planea adoptar alguna medida a los fines de superar las detracciones.
En ninguno de los casos mencionados previamente, el gobierno de la India fue la fuerza motriz, proveyó apoyo, reaseguro u otorgó medio informal alguno para la resolución de las disputas y evitar que las mismas fueran de menor a mayor. Esta falta de intervención se dio pese a que Surinam utilizó 13 millones de dólares (de una línea de crédito por 16 millones de dólares extendida por la India) para realizar la compra de los helicópteros. Se mostró muy poco interés en que el proceso de compra avanzara sin problemas, libre de complicaciones financieras y administrativas, tal como se mencionó previamente, lo que también ayudó a la posterior demora en las entregas. En efecto, fue gracias a las medidas proactivas por parte del embajador de la India en Surinam lo que facilitó tanto la entrega de los helicópteros Cheetak como su posterior aceptación por parte de las autoridades caribeñas. Similar actitud se debería haber tomado para los casos de Chile y Ecuador, pudiendo haber lidiado con las cuestiones y preocupaciones del cliente sin tanta acritud.
Esta postura, a medias y confusa, frente a las ventas de defensa en Latinoamérica y región Caribe está minando los esfuerzos de la India de cara a elevar su perfil a nivel global.
La India tampoco viene realizando un esfuerzo para donar o subsidiar la venta de material excedente o retirado de servicio en sus FFAAs, movida que podría ser el precursor de mayores ventas. Para recalcar sirve el ejemplo de Corea del Sur, país que viene realizando importantes esfuerzos para exportar armamento. El éxito se ha dado en parte gracias a la estrategia de donar material a países del sudeste asiático y de Latinoamérica, equipo que fue previamente reacondicionado y puesto al servicio de las naciones receptoras. India podría aprender de este modelo, ya que recientemente ha decomisionado material que podría ser aprovechado como “regalo” destinado a naciones latinoamericanas con el objeto de forjar mejores lazos y, posiblemente, influir en ellos a la hora de una compra.
Corea del Sur cedió corbetas de la clase Dong-Hae y Pohang a Colombia y Perú respectivamente. En algunos de estos países, los coreanos fueron capaces de encadenar ventas posteriores a estos regalos tales como los entrenadores KT-1 al Perú y misiles anti-buque a Colombia.
Corea del Sur no es el único país en emplear estos métodos, ya que es usual que Israel, Sudáfrica y los EEUU repliquen o tengas similares formas de acercamiento. En el caso de los dos primeros países, la transferencia de material fuera de servicio se realizó a cambio de una suma monetaria, aunque la misma muy reducida por los grandes descuentos.
Israel vendió lanchas rápidas lanzamisiles de la clase Saár 4 a Chile (tres) y dos buques Saár 4.5 a México, mientras que patrulleras Dabur excedentes prestan servicio en Argentina(1), Chile, Guatemala, Honduras y Nicaragua. A esto se le suman los tanques T-55 capturados, utilizados por las Fuerzas de Defensa de Israel y posteriormente retirados, los cuales fueron vendidos a Uruguay luego de ser recorridos y actualizados al estándar Tiran Ti-67. Actualmente constituyen la espina dorsal de la fuerza de tanques charrúa.
Las exportaciones de Israel incluyen las aviones IAI Nesher a Argentina y un reducido número de los posteriores Kfir C.2 a Colombia y Ecuador. En tiempos más recientes, y pese a su antigüedad (más de 30 años sumado al tiempo en depósito), Israel fue capaz de vender Kfir modernizados – ahora al estándar C.10 – a Colombia y Ecuador luego de una recorrida y renovación, a un precio unitario próximo a los 20 millones de dólares. Estas aeronaves actualmente componen la espina dorsal de la aviación de combate colombiana y aún siguen siendo de importancia para la Fuerza Aérea de Ecuador. Sudáfrica siguió los mismos pasos con la venta de cazabombarderos Atlas Cheetah -basado en el Kfir- a Ecuador, pese al hecho de que sus células contaban con más de 22 años de servicio al momento de la venta.
Los EEUU y Holanda también tienen una larga historia en lo que respecta a la provisión de material militar a los países latinoamericanos. Buques de guerra, patrulleras guardacostas, aeronaves de patrulla marítima y transportes fueron los principales ítems transferidos o vendidos. Los EEUU donaron y/o vendieron una significante cantidad de cazas F-5E y aviones de ataque Cessna A-37B a los países de Centro y Sudamérica, pero fue reacio a transferir aeronaves que fueran más modernas y capaces que los F-5s, excepto por una pequeña cantidad de F-16 Fighting Falcon a Venezuela y Chile. En ese sentido, Holanda vendió a Chile algunos de sus F-16 excedentes entre los años 2004-2008.
En cada uno de estos casos, la venta o regalo de armamento tiene el potencial de aumentar la influencia del país vendedor/donante. La disposición de armamento excedente realizado de esta manera representa un enfoque de cara a establecer influencia o mejorar la cooperación. Un ejemplo que la India debería seguir con mayor vigor.
La India ha tomado algunos pasos tentativos en esta dirección, regalando patrulleras de altura a Sri Lanka, helicópteros a Nepal, Maldivas, Bután y Mauricio, y más recientemente, tanques T-55 y helicópteros de ataque Mil Mi-25 a Afganistán. Sin embargo, se sugiere que la India siga el ejemplo de Corea del Sur, no solo vendiendo o donando material militar excedente sino que también ampliando el espectro de equipamiento que es transferido a Latinoamérica con el objetivo de aumentar la influencia en esas regiones así como establecer los cimientos para futuras exportaciones de armamento para la India.
La India dispone de una variedad de productos que serían bien recibidos en varias naciones, y cuya entrega no implicaría necesariamente una transacción. Si se apunta a incrementar la influencia, India debería (siguiendo el ejemplo de Corea del Sur) regalar su material militar u ofrecerlos a precios muy bajos. Sumado a ello, debería estar preparada para recorrer y revitalizar el material previo a su entrega. En el caso de EEUU y Corea del Sur, se realizan esto últimos trabajos sin cargo -a precios tan bajos como el caso de la patrullera de ataque Chamsuri, 1 dólar; o a 3.5 millones de dólares, precio al que EEUU vendió el patrullero de alta mar de la clase Hamilton- Israel cobró aproximadamente 20 millones de dólares por cada cazabombardero Kfir, lo cual incluyó recorrida, revitalización y un kit de modernización. India deberá encontrar a sus potenciales receptores y establecer precios en caso de realizar ventas, en consecuencia.
La pregunta que debemos hacernos es ¿Que puede ofrecer la India? Los ya retirados tanque Vijayanta podrían ser ofrecidos tanto como vehículos operacionales o como fuente de repuestos. Los T-55 indios podrían ser bien recibidos por las fuerzas blindadas de Uruguay, Perú y Ecuador, países donde se encuentran en servicio. Mientras que las piezas de artillería LFG e IFG de 105mm podrían ser un atractivo reemplazo para los howitzers M101 y M102 que actualmente se encuentran operativos en ejércitos latinoamericanos.
Patrulleros de altura indios de la clase Vikram, las fragatas decomisionadas de la clase Godavari y las corbetas de la clase Veer, podrían servir como útiles activos en algunas armadas latinoamericanas donde prestarían servicio junto a buques, que en algunos casos, incluso son más vetustos. A esto se puede sumar la experiencia de la India, adquirida a lo largo de décadas, en lo que respecta a reparación y revitalización de estas embarcaciones, poseyendo también stock de repuestos. Esto convertiría la transferencia de este equipo militar en una opción viable y sustentable en el tiempo para los países receptores.
El otro ítem que la India puede considerar para transferencia son los aviones de combate. A lo largo de la última década, la India ha retirado un significante número de Mig-21 (FL y V/MF y sus variantes Bis) y Mig-23 (variantes MF y BN). Pese a que de alguna manera estas aeronaves tienen una desafortunada reputación debido a su alta tasa de accidentes durante su servicio en la Fuerza Aérea de la India, estos mismos modelos han servido con distinción en Cuba y pueden resultar atractivos para fuerzas aéreas de Centro y Sudamérica que sean incapaces de adquirir aviones de la clase del F-5. Para agregar, como reemplazo de los Cessna A-37B, el HAL HJT-16 Kiran II podría servir como un stop-gap a medida que el modelo es retirado del servicio activo en la India.
Una vez más, la experiencia de la India en recorrida, revitalización y mantenimiento de estas aeronaves, combinado con la existencia de un stock de repuestos, puede ser una posibilidad a la hora de transferir aviones revisados y en condiciones de vuelo. Está de más mencionar que previamente será necesaria una evaluación de las células en condiciones de vuelo y de aquellas que puedan retornar al estatus operacional. Esto podría resultar en pocos aviones disponibles. Sin embargo, es una opción que valdría la pena explotar.
India le da poco uso a su sustancial stock de material militar retirado. Pese a ello, mucho de este equipamiento mantiene su potencial y sería bienvenida su incorporación a los arsenales de países que no pueden adquirir sistemas de nueva fabricación. Para la India, a un bajo costo y riesgo, existe la posibilidad de utilizar este suministro de equipo retirado -blindados, buques y aeronaves- a los fines de irrumpir en los mercados militares de Latinoamérica. Si la India adopta una visión a largo plazo y provee estos equipamientos, ya sea como regalos o con descuentos sustanciales, podría obtener sus dividendos en años futuros.
La industria de defensa de la India, pese a su tamaño y al repertorio de sus productos, ha adquirido una pobre reputación, la cual vista desde cerca podría considerarse como inmerecida. En los próximos años, los productos diseñados y desarrollados en la India posiblemente adquieran una mejor reputación en el extranjero en la medida que su entrada en servicio se expanda en las Fuerzas Armadas Indias. El helicóptero Dhruv tuvo un desafortunado debut en Ecuador, pero sus versiones más recientes y una muy mejorada infraestructura de mantenimiento podrían convertirlo en un producto atractivo. Para productos de más alta tecnología tal vez aún sea muy temprano para que exportaciones indias sean consideras por fuera de los vecinos más cercanos. Sin embargo, sistemas como el BAE HAL Advanced Hawk podrían llenar un nicho en Latinoamérica. Sin embargo esto no llegará a suceder salvo que la India contemple a Latinoamérica como un prospecto a largo término y que cultive el mercado siguiendo el modelo establecido por Corea del Sur e Israel: Donaciones y equipo subsidiado que conduzcan a ventas futuras.
Artículo publicado en la edición 11era de la Revista Zona Militar.
Imagen de portada: Helicóptero HAL Dhruv. Créditos: HAL.
1- NdE: Las Dabur fueron adquiridas nuevas por la Armada Argentina, donde recibieron la denominación Clase “Baradero”.