Desde que se creó a principios de este año la Operación Ostium de la FAB (Fuerza Aérea Brasileña) realizó hasta octubre unas 150 interceptaciones de aeronaves hostiles en el espacio aéreo nacional, reduciendo en un 80% los vuelos desconocidos en la región fronteriza. Las acciones se coordinan en Brasilia, a partir del Comando de Operaciones Aeroespaciales, y forman parte del Programa de Protección Integrada de Fronteras, del Ministerio de Defensa.
Durante 2017, varias fases de la Operación Ostium (portón, en latín) fueron desencadenadas en puntos diferentes de la franja de frontera. En la primera etapa, ya cerrada, algunas ciudades recibieron refuerzos de tropas y equipos para actuar en el combate a tráficos hostiles de Argentina, Paraguay y Bolivia.
El resultado fue un promedio de cuatro interceptaciones por día en las regiones Sur y Centro-Oeste, con aeronaves que tuvieron como base las ciudades de Chapecó (SC), Cascavel y Foz do Iguaçu (PR), Corumbá, Dourados y Campo Grande (MS). La cantidad de abordages en esta nueva fase de la Operación Ostium no es divulgada por la FAB.
Las informaciones actuales, sigilosas, sirven para redirigir las aeronaves a las áreas fronterizas que registran el mayor tránsito de aviones hostiles que intentan entrar en territorio nacional.
Con el elemento sorpresa, la aviación espera llevar a cero el número de tráficos ilícitos por aeronaves en la frontera. Basándose en esos datos, los esfuerzos de defensa aérea son intensificados y manejados para garantizar la efectividad de la operación, según sea necesario. Los abordages de la FAB se realizan con aviones caza supersónico F-5M y los turbohélices A29 Super Tucano.
También cuentan con apoyo de helicópteros preparados para combate, como el H-60 Black Hawk. De acuerdo con la aviación, si hay necesidad, las aeronaves están autorizadas a abatir a los sospechosos en áreas no populosas.
La vigilancia se realiza 24 horas al día, a través de una red de radares que abarca todo el territorio nacional. Para reforzar la cobertura, la FAB utiliza aún aviones radares E-99.
Las interceptaciones suman más de 2.000 casos desde 2004
Desde que entró en vigor la Ley del Tiro de Detención (TDE), en julio de 2004, se realizaron más de 2.000 interceptaciones de tráfico aéreo desconocido en el espacio aéreo brasileño. Se abordan aeronaves que entran en territorio nacional sin plan de vuelo aprobado, provenientes de regiones reconocidas como fuentes de producción de marihuana y cocaína.
También se interceptan aviones que omiten a los órganos de control informaciones sobre su identificación o que no cumplen determinaciones de las autoridades brasileñas, si están en rutas generalmente utilizadas en la distribución de drogas.
Antes de los disparos, los pilotos realizan una serie de procedimientos para identificar la aeronave, el propietario, la matrícula y el que está pilotando, entre otras medidas. En caso de que el piloto no responda a las señales visuales o entre en contacto con la frecuencia internacional de emergencia, de 121.5 MHz, mostrada en una placa en los aviones y helicópteros de la FAB, las exigencias se vuelven más severas.
En ese punto, el piloto de Defensa Aérea determina el cambio de ruta, tanto por la radio y por señales visuales previstas en las normas internacionales y de conocimiento obligatorio. Si el avión prosigue el vuelo sin atender a la orden de aterrizaje obligatorio, los aviones de la FAB disparan tiros de advertencia en el lateral de la aeronave sospechosa, de forma visible, sin alcanzarla.
A partir de este momento, ya considerada hostil, la aeronave estará sujeta a la medida de detención y será alcanzada por disparos de ametralladoras para provocar daños suficientes para derribarla.