Cascos azules de la ONU en una misión en el Congo en 2016. GETTY

Al menos 14 cascos azules, de nacionalidad tanzana, y cinco militares del Ejército congoleño han muerto este jueves durante un largo e intenso ataque lanzado por los rebeldes ugandeses a una de las bases de Naciones Unidas en el territorio de Beni, en el este de la República Democrática del Congo (RDC). Además, hay más de cincuenta heridos, algunos graves, según ha informado en un comunicado la Misión de Naciones Unidas en Congo (MONUSCO). Los heridos graves han sido trasladados en avión hasta Goma.

La ofensiva fue lanzada por la milicia musulmana ugandesa ADF (Fuerzas Democráticas Aliadas) contra una base temporal de la MONUSCO situada en Semuliki, a 80 kilómetros de la ciudad de Beni, y en la que se habían posicionado un centenar de cascos azules.
Pero los soldados del Ejército congoleño (FARDC), con un puesto a menos de 10 kilómetros, también han intervenido en los combates, que se han alargado más de cuatro horas. Según las FARDC, las bajas en el lado rebelde suben a más de setenta muertos, indica Radio Okapi.
Se trata del “peor ataque de la historia reciente de la organización”, ha dicho el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. Mientras que el representante especial del secretario general de la ONU en Congo, Maman Sidikou, ha tildado los ataques de “cobardes” y “graves violaciones”. Por eso, ha asegurado que la Misión hará todo lo que pueda para que los autores sean llevados a la justicia para responder de esos actos. En la MONUSCO participan más de 17.000 soldados.
Las ADF son un grupo armado ugandés que opera en el este de la República Democrática del Congo desde los años 90, dentro del mosaico de milicias que actúan en la más inestable región de Congo, la fronteriza con Uganda, Ruanda y Burundi. Pero se ha convertido en el grupo más activo desde 2014, cuando empezó ejecutando una serie de masacres en el territorio de Beni, fronterizo con Uganda. En agosto del año pasado, 51 civiles fueron asesinados en la misma capital regional en una de sus incursiones.
La mortífera inestabilidad en la República Democrática del Congo empezó con el tsunami humanitario y militar generado por el genocidio ruandés, en 1994, y desde entonces se ha ido degradando hasta convertirse en el peor conflicto del mundo – se calcula que han muerto más de 5 millones de personas-. El foco de la violencia se va moviendo entre los territorios fronterizos, en el este del país, con la influencia de los países vecinos. Pero además, a la guerra se la ha añadido desde hace dos años la inseguridad política, que ha generado otro punto de violencia, en el centro del país, en Kasai, y una oleada de represión. El presidente actual, Joseph Kabila, debería haber dejado el cargo en diciembre de 2016, pero las elecciones no se organizaron y no están previstas hasta finales de 2018.

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