DJI Phantom 4 Pro, uno de los tantos modelos de drone recreativos disponible en el mercado. Imagen: Zona Militar

La Cumbre de los líderes del G20 a realizarse en el 2018 se presenta como un gran desafío para las Fuerzas de Seguridad y Fuerzas Armadas de la Argentina, las cuales tendrán difícil misión de proporcionar protección a los asistentes y garantizar el normal desenvolvimiento de las actividades previstas.

Siguiendo los antecedentes de cumbres pasadas, se espera que los inconvenientes de mayor magnitud surjan de las innumerables manifestaciones callejeras y los inevitables incidentes que usualmente traen aparejadas las mismas, situación que sin duda será la parte central del accionar de las FFSSs. Sin embargo, y tal como hemos mencionado reiteradas oportunidades, las FFAAs también deberán jugar un importante rol a la hora de garantizar la seguridad y defensa aeroespacial de la Cumbre del G20.

En el trabajo realizado por el Brigadier Mayor (R) Alejandro Moresi “El Ejercicio de la Soberanía y el G20 – Caso Aeroespacio”, que oportunamente fuera compartido en Zona Militar, se realiza un breve pero detallado análisis de las múltiples amenazas aéreas que se deberán tener en cuenta así como las fortalezas y debilidades de los medios actualmente disponibles para contrarrestarlas. Es inevitable que la atención se centre en los medios de mayor envergadura, como es el caso de las aeronaves interceptoras, pero no se debe pasar por alto la imperiosa necesidad de contar con los medios necesarios para lidiar con la creciente amenaza que representan los Vehículos Aéreos No Tripulados (VANT, coloquialmente conocidos como drones).

Agentes no estatales, principalmente en Medio Oriente, han ganado notable experiencia en la utilización de VANT de uso comercial, pasando de emplearlos como simples medios de observación a convertirlos en vectores de ataque e incluso, como dispositivos explosivos improvisados (IED)-1- . Pese a que este modus operandi aún no se ha podido apreciar por fuera de la mencionada región, los VANT no dejan de representar una considerable amenaza (ya sea en su configuración normal -2- o armados), exigiendo una serie de medidas preventivas y contramedidas para lidiar con ellos.

La cobertura aérea de la Cumbre del G20 reposará en los A-4Ar Fightinghawk e IA-63 Pampa II de la FAA. Imagen: Zona Militar

La amenaza.

Desde inicio de esta década se ha incrementado exponencialmente la oferta y demanda de los ya mencionados VANT comerciales y recreativos. Pese a que algunos modelos son muy similares a los clásicos aviones de RC (ala fija), la configuración que mayor aceptación ha tenido en el mercado han sido los VANT del tipo multicóptero, los cuales ofrecen mejores características para ser operados en ambientes restringidos además de brindar mejor estabilización para filmación/fotografía, entre otras ventajas.

A simple vista resultaría exagerado comparar las capacidades de los mencionados VANT con los conocidos drones militares (carga de pago, alcance, velocidad, etc) sin embargo esto no ha sido un limitante a la hora de que sean empleados en conflictos de baja intensidad como improvisadas plataformas ISR o como sistemas ofensivos con modificaciones caseras. Ucrania e Irak son los campos de batalla más recientes en los cuales estos  drones han recibido su bautismo de fuego y donde han ido ganado experiencia operacional.

Para tener una idea de sus capacidades, citaremos algunas de las características de los modelos de drones más populares pertenecientes a la firma DJI (especificaciones oficiales)

Phantom 4 Pro: Carga de pago: 500 gramos; alcance: 500 metros; tiempo de vuelo: 30 minutos aprox; velocidad máxima: 72 km/h modo Sport.

Inspire II: Carga de pago: 600 gramos; alcance: 5 kilómetros; tiempo de vuelo: 27 minutos aprox; velocidad máxima: 94 km/h modo Sport.

Matrice 600 Pro: Carga de pago: 6 kilogramos; alcance: 5 kilómetros; tiempo de vuelo: 18 minutos aprox con carga de 6 kg; velocidad máxima: 65 km/h.

DJI Matrice 600, en este caso equipado con un sistema LIDAR. Image: DJI Enterprise

Los mencionados drones DJI (al igual que en otros modelos) operan en dos canales utilizando frecuencias que van de 5.725 GHz a 5.825 GHz y de 2.400 GHz a 2.483 GHz, contando con asistencia GPS (GLONASS en algunos casos) para navegación, software de control compatible con sistemas operativos IOS y Android, y FPV (First Person View) para facilitar su vuelo, la cual se puede visualizar mediante el teléfono celular/tablet que opera con el radio-comando.

Pese a que los fabricantes ponen ciertos limitadores vía software (bloqueo GPS que niega acceso a zonas restringidas, límites en alcance/velocidad, etc) y llevan un control de los usuarios y su historial de rutas de vuelo(caso DJI), lo cierto es que estas barreras son fácilmente flanqueadas para usuarios con cierta experiencia, lo que permite realizar un importante número de modificaciones que se traducen en mejoras de rendimiento y capacidad de los VANT. A los esfuerzos mencionados se suman los intentos (exitosos en algunos casos) de asociar los drones a sistemas encriptados para transmisión/recepción de video, introducir sistemas de relay de largo alcance para la señal de radio control y la incorporación de servo-motores que permitan el lanzamiento de carga (explosiva, agentes químicos/biológicos, etc).

De operación bastante simple e intuitiva, los VANT recreativos tienen unas muy discretas firmas sonora y visuale, los que los torna complejo de detectar si se carece del equipo necesario. Pese a estas ventajas, también poseen ciertas limitaciones para operar: vientos fuertes, lluvia, operaciones en zonas urbanas un tanto limitadas según el modelo (visibilidad e interferencia de señal de radio).

El estado islámico demostró notables avances a la hora de armar drones civiles.

Las contramedidas.

El primer paso para el control efectivo corresponde al marco regulatorio local, el cual debería observar tanto los procesos de fabricación, venta y operación de los drones, manteniendo un debido registro sobre los mismos. En nuestro caso, la obligación corre por cuenta de la ANAC la cual dispuso en el 2015 el Reglamento Provisional de los Vehículos Aéreos no Tripulados. Pese a que fue un primer paso para regular la operación de los VANT a nivel nacional,  según palabras de empresas/productoras que proveen servicios con drones, su alcance es bastante limitado y carece de un efectivo poder de policía cuando se presentan irregularidades. El caso más notorio fue el incidente entre el vuelo AR1865 de Aerolíneas Argentina, el cual colisionó con un drone sobre Costanera Norte cuando realizaba aproximación final hacia Aeroparque.

Este tipo de limitaciones a la hora de controlar los vuelos de drones no son de exclusividad argentina, habiéndose reportado decenas de incidentes a lo largo y ancho del globo:  Desde vuelos en zonas prohibidas hasta colisión con otras aeronaves e incluso el aterrizaje en un portaaviones -3-.

Lógicamente es casi imposible ejercer un completo control sobre las operaciones de los drones, razón por la cual con el paso del tiempo han surgido contramedidas de lo más variadas, tanto de tipo activas como pasivas.

Desde águilas entrenadas, pasando por lanzadores de redes y drones anti-drones, estas contramedidas iniciales del tipo activo se mostraron cuando menos limitadas para lidiar con la amenaza de los VANT, contando con notables debilidades y sin una capacidad stand-off que evite, por ejemplo, el lanzamiento de una carga explosiva/química.

Actualmente las contramedidas de tipo pasivas son las que mayor resultado están logrando: Desde inhibidores de señal de radio, pasando por interferidores de GNSS hasta pulsos electromagnéticos destinados a dejar fuera de servicio a las unidades de control. Estos sistemas pueden operar de manera independiente o asociados a distintos tipos de sensores (radar, sistema electro-óptico, acústicos y detectores de señal de radio) con el objeto de lograr una pronta detección y clasificación de la amenaza. En el mercado hay una gran cantidad de oferta de estos sistemas anti-VANT, desde los simples inhibidores de corto alcance simil-fusil hasta sistemas más complejos de tipo modular y de capacidad escalable.

Una de la soluciones anti-VANT: pulsos electromagnéticos. Imagen: Diehl Defence

Algunos de los portátiles:

Battelle DroneDefender

– HP-47

– CTS MAX5000M

– Raysun MD1

Inhibidor HP-47 operado por personal suizo. Imagen: Getty

Algunos de los sistemas modulares:

Guardion, resultado de la colaboración entre ESG, Rhode & Schwarz y Diehl Defence. Con experiencia en la Cumbre del G7 de 2015 y G20 de 2017.

AUDS anti-UAV Defence System

– L3 Drone Guardian

– Hensoldt Xpeller

Composición del sistema anti-VANT L3 Drone Guardian. Gráfica: L3

Sin duda desde el Estado argentino reconocieron la necesidad de contar con esta capacidad, habiendo destinado recientemente en la modificación del presupuesto 2017 una partida adicional de 37,5 millones de pesos a los fines de adquirir “Sistema de Inhibidor de Drones”.

Notas

-1- El estado islámico utilizó esta táctica: dejó que uno de sus drone fuera derribado por fuerzas kurdas. Cuando el VANT fue capturado, activaron un explosivo que provocó la muerte de dos soldados Peshmerga.

-2- Caso del vuelo AR1865 mencionado en el artículo.

-3- Aterrizaje en jardín de la Casa Blanca; colisión en vuelo con un UH-60M Blackhawk de la Guardia Nacional de New Jersey cuando sobrevolaba Staten Island, NYC; aterrizaje sin autorización sobre el portaaviones británico HMS Queen Elizabeth.

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3 COMENTARIOS

  1. Argentina,necesita reemplazar lo que este viejo por seguridad de toda la geografía que posee. Y las fuerzas de defensa deben ser bien entrenadas.

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