Camp Humphreys es una base militar estadounidense que se encuentra a tan sólo 120 kilómetros al sur de la frontera con Corea del Norte, y si estallase un conflicto entre ambas Naciones, esta base se transformaría rápidamente en la sede central de inteligencia y operaciones para combatir la guerra contra el régimen de Kim Jong un.

Y es que, desde que asumió la presidencia Donald Trump, se ha instalado entre los dos mandatarios una suerte de guerra de palabras que muchos temen pueda transformarse en un conflicto real que involucre la movilización de recursos y que la misma estallé en una guerra.

Diariamente, desde la base Camp Humphreys, se respira la tensión y los soldados que allí habitan se levantan cada mañana con un único objetivo: prepararse para la guerra.

En la base, se percibe a la situación entre Estados Unidos y Corea del Norte con gran tensión y sobretodo, con un gran potencial de conflicto. Es por ello, que como parte de su ruina diaria, la preparación para la guerra se realiza sin reservas.

Imagen cortesía de ABC News

Así, en Corea del Sur, se encuentra la base militar extranjera más activa de los Estados Unidos que planifica cotidianamente una guerra contra Corea del Norte  que comenzaría con una posible invasión terrestre destinada a acarrear una ocupación que podría durar años.

Asimismo lo declaran los soldados en Camp Humphreys, que a medida que aumentan las tensiones en la península de Corea, intensifican sus ejercicios diarios en pos de la preparación para la guerra.

“Esto es lo que hemos estado entrenando para hacer todo este tiempo. Estamos enfocados en nuestra misión y preparados para la guerra”, declara uno de los soldados.

Un suburbio americano en Corea del Sur

La base estadounidense Camp Humphreys está diseñada para que ninguno de sus huéspedes padezca el síndrome de homesick (nostalgia por el hogar) durante su permanencia en la base ubicada del otro lado del planeta.

Todavía en proceso de expansión, se espera que para 2020 la base se haya triplicado en su tamaño a casi 3.500 hectáreas, aproximadamente el tamaño del centro de Washington DC, y con un personal militar permanente de 46.000 personas, convirtiéndola en la base militar estadounidense más grande del mundo.

El gobierno de Corea del Sur será la encargada de pagar el 90 por ciento de la expansión que ostenta la cifra de 14 mil millones de dólares, siendo este el costo por contar con la defensa militar de los Estados Unidos en su territorio.

La base cuenta con escuelas, bibliotecas, capillas, clínicas dentales, veterinarias, un “super gimnasio”,  un campo de golf de 18 hoyos, un centro comunitario para artes, manualidades y música, piscinas, campos deportivos, una sala de cine , un bowling, así como un hotel de 200 habitaciones para el personal militar. Además se inauguró un centro comercial con decenas de restaurantes y tiendas minoristas cerca del centro de la ciudad peatonal.

Se han construido más de 650 edificios nuevos, que alguna vez fueron campos de arroz y aldeas agrícolas, pero que ahora alberga saunas, Starbucks y salas de recreación.

Así fácilmente, dentro del campamento, los residentes pueden acceder a todo tipo de restaurantes familiares entre ellos, las famosas cadenas de comida rápida, Burger King o Taco Bell.

El suburbio americano se encuentra a tan solo 65 kilómetros al sur de Seúl, la capital de Corea del Sur, y la misma ha disgustado a muchos residentes que piden por la salida definitiva de Estados Unidos de su país.

Pero con la nueva expansión en marcha eso está lejos de suceder. Por el contrario,  la base forma parte de un plan de política exterior diseñado para aumentar la presencia estadounidense en la región.

El establecimiento, además, se encarga de gestionar sus propias obras públicas, diseñar la infraestructura, como también, encargarse de su propia policía, sede de bomberos y oficina de bienes raíces.

Preparación para la guerra

Pero no todo es entretenimiento dentro de la base Camp Humphreys, el entrenamiento y los juegos de guerra continúan las 24 horas del día, sin descanso. 

El teniente coronel Peggy Kageleiry, portavoz del ejército, dice dentro de la base, “nos entrenamos para el conflicto todo el tiempo. Nuestro trabajo es estar preparados y lo hacemos aquí. Tengo mucha confianza en nuestra capacidad de reacción en caso de conflicto”. A su vez agrega,  “Estados Unidos es la mejor fuerza de combate de la historia”.

Camp Humphreys opera de manera similar a otras bases militares y cuenta con equipamiento de primera y un ejército listo para la batalla.

Dentro de la base maniobran los helicópteros de ataque Apache, que según declara el suboficial principal Rocky Myers a cargo de los 23 apaches. “Son lejos el avión más avanzado del mundo”, y a su vez, “Estos apaches estarían en la primera ola de ataques contra  Corea del Norte. Están completamente informatizados y se especializan en misiones de búsqueda y destrucción”.

La base Camp Humphreys foco de conflicto

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos tomó control de la base que anteriormente era una base militar japonesa. Así, fue nombrada “K-6” y posteriormente, Camp  Humphreys.

Allí habita la Sede de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos (USFK), la 2ª Brigada de Aviación de Combate y más de tres docenas de otras unidades de misión. Asimismo, alberga unidades de infantería de rotación, tanques y batallones de artillería que entrenan dentro del complejo con cañones, tanques y morteros.

Los helicópteros sobrevuelan el área constantemente y los ruidos de la artillería son una constante molestia para los residentes aledaños a la base militar.

El director del Centro local de Paz en Pyeongtaek, Kang Song Won, dice que desde que se ha intensificado la actividad en la base  “la gente sufre depresión e insomnio”, además de denunciar el aumento del el crimen, los asaltos y la prostitución a una zona que solía ser muy pacífica.

Protestas estallaron en Pyeongtaek y sus alrededores en 2005 oponiéndose a los planes de expansión militar de Estados Unidos. Imagen cortesía de Business Insider

Kang Song Won afirma que la base aún divide a la comunidad local, “la oposición – a la base-  es más aguda en las aldeas cercanas. Los lugareños tienen que aguantar de 200 a 300 vuelos gritando por encima las 24 horas del día”.

“Creo que Estados Unidos debería irse. Nuestra paz no puede protegerse con armas de fuego. Nos convierte en un objetivo. Corea del Sur y Estados Unidos deberían reconsiderar su estrategia“, sentenció Kang Song Won,  quién considera que Estados Unidos es en parte, el gran responsable por la inestabilidad que se vive en la región.

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