Tras una larga jornada, Perú culminó su 25.ª expedición a la Antártida el 13 de marzo de 2018, cuando atracó en la Base Naval del Callao, al oeste de Lima. Bajo el liderazgo de la Marina de Guerra del Perú, el buque oceanográfico polar BAP Carrasco (BOP-171) zarpó a mediados de diciembre de 2017 con rumbo al continente blanco por un período de 90 días en la campaña científica ANTAR XXV.
Por primera vez, miembros de la Marina de Guerra, fuerzas armadas amigas e investigadores científicos peruanos e internacionales viajaron a bordo del BAP Carrasco, el cual fue construido para mejorar los servicios de investigación oceanográfica de la Marina de Guerra. El buque fue incorporado a la flota de la Marina en marzo de 2017. Tiene capacidades científicas avanzadas y puede viajar en ambientes marítimos remotos y extremos, provocando el interés de la comunidad científica internacional.
“Antes íbamos en el BIC Humboldt o en otros buques por convenio con armadas de América, como los rompehielos ARA Almirante Irízar [de la Armada de Argentina] o el Contraalmirante Óscar Viel [de la Armada de Chile], así como por vía aérea”, dijo a Diálogo el Capitán de Navío Yerko Jara Schenone, subdirector de la Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina. El BIC Humboldt impulsó el primer viaje de la Marina hacia la Antártida en 1988, año en el que la fuerza detectó el lugar donde levantaría la estación científica Machu Picchu en la isla antártica Rey Jorge.
Sin bien el BIC Humboldt no tenía capacidades polar, el buque realizó 13 expediciones al continente blanco. Asimismo el Humboldt seguirá realizando investigaciones científicas en el mar peruano.
Capacidad polar segura
El BAP Carrasco –bajo el mando del Capitán de Navío de la Marina Carlos Guerrero Malpartida y el Coronel del Ejército del Perú Ulises Cabanillas García como jefe de campaña– contó con 57 tripulantes entre oficiales y subalternos. Completaron la delegación cinco oficiales de las fuerzas armadas de México, Colombia y Ecuador. Asimismo, 59 científicos de Perú, Colombia, Chile, Uruguay y Portugal formaron parte de la expedición.
“Este buque tiene capacidad polar segura, entonces puede estar desde noviembre hasta abril sin problemas, entre el verano y el otoño [austral] para realizar estudios”, dijo el Cap. de Nav. Jara. “Tiene un laboratorio de oceanografía, uno de geología marina, uno de muestras húmedas, otro de muestras secas, un laboratorio químico, uno de levantamiento hidrográfico, un compartimiento de descarga de datos hidro-oceanográficos, un gabinete meteorológico y un hangar oceanográfico”, detalló el Teniente Primero de la Marina Javier Gaviola Vargas, jefe del Departamento de Proyectos Especiales y Asuntos Antárticos. “Definitivamente, con las capacidades que tiene este buque, podemos realizar todo tipo de trabajo en la Antártida”.
Mayor investigación
Durante la estadía, se realizaron estudios científicos a cargo de las instituciones militares peruanas y de varios institutos nacionales e internacionales. Entre estudios de la variabilidad del nivel del mar, inspección de los organismos de los fondos marinos, tomas de muestras de algas marinas, investigación de la diversidad antártica planctónica y evaluación del ecosistema marino, entre otros, los participantes mantuvieron vivo el espíritu de las expediciones científicas del Perú a la Antártida.
“A nivel nacional e institucional tenemos como objetivo, entre otros, contribuir al desarrollo nacional, para la investigación”, dijo el Cap. de Nav. Jara. “En eso estamos explotando esta herramienta [el BAP Carrasco] que nos ha dado el Estado”.
Además de trabajo científico la tripulación realizó visitas protocolares e intercambios culturales con las bases antárticas extranjeras. También cumplieron con trabajo de mantenimiento de la estación peruana.
Presencia permanente
Si bien Perú cuenta con la estación científica y base de verano Machu Picchu desde 1989, unos de los asentamientos de la Antártida más septentrional, el país aspira en transformarla en una base permanente. “Así como se ha repotenciado la plataforma marítima, se busca repotenciar la estación Machu Picchu”, explicó el Cap. de Nav. Jara. “La intención es que sea una base permanente. Al contar con una plataforma que puede estar seis meses en la Antártida, tenemos mayor posibilidad logística.
“Tenerlo frente a la estación Machu Picchu da seguridad. Además con este buque vamos a poder navegar y llegar a zonas mucho más al sur que cuando navegábamos con el Humboldt”, agregó. “Podría también llegar a evaluarse la instalación de otra base peruana en otra zona para realizar estudios porque este buque tiene la capacidad”.
La primera expedición del BAP Carrasco dejó muy satisfechos a los oficiales de la Marina por lo que ya está prevista la misión ANTAR XXVI. “Trabajar en la Antártida es una experiencia que todo científico quisiera tener”, concluyó el Cap. de Nav. Jara. “Es una experiencia única que no se da en ningún otro lado. Es una gran oportunidad de aprendizaje”.