El Secretario de Defensa, James Mattis, declaró el pasado martes 27 de marzo, que las tropas estadounidenses lograron impedir una confrontación militar con las tropas rusas en Siria. El confrontamiento, de haber sucedido, habría tenido las mismas repercusiones que el ataque aéreo perpetuado por los Estados Unidos que culminó en la muerte de varios mercenarios rusos.
Mattis continuó diciendo que los “elementos rusos se movieron a lo largo de la línea de demarcación al este del río Éufrates, territorio dónde las partes pueden conducir sus operaciones”. Sin embargo, agregó que los rusos se acercaban demasiado a las posiciones de los soldados estadounidenses.
El presidente del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, el general Joseph Dunford, se puso en contacto con el jefe del Estado Mayor ruso, Valery Gerasimov, en relación con el incidente, tras lo cual los rusos se retiraron.
Mattis no mencionó exactamente cuándo sucedió esto, pero el 22 de marzo el Pentágono emitió una declaración en la que Dunford y Gerasimov sostuvieron conversaciones sobre Siria y otros asuntos. Los mercenarios rusos se movieron alrededor del área de Deir-ez-Zor para reunir información sobre las posiciones de combate de las tropas estadounidenses, informó AFP, citando sus fuentes.
Durante un ataque aéreo en Siria por la coalición liderada por los Estados Unidos el 8 de febrero, los destacamentos pro-gubernamentales que trataban de apoderarse de una refinería local de petróleo fueron atacados. Se informó que estos destacamentos estaban compuestos principalmente por mercenarios rusos. Varias estimaciones ubican el número de muertes del ataque aéreo entre unas pocas docenas y quizás cien. Según un grupo de investigadores independientes del Equipo de Inteligencia en Conflictos, algunos de los asesinados eran mercenarios de la organización paramilitar PMC Wagner.