La trágica pérdida del submarino ARA “San Juan” y sus 44 tripulantes obliga a pensar más allá del triste momento actual y reflexionar sobre las posibilidades de reconstruir la Fuerza de Submarinos de la Armada Argentina, la cual se encuentra reducida a su mínima expresión desde el punto de vista material y operativo
Situación actual
Luego de la pérdida del ARA “San Juan”, el Comando de la Fuerza de Submarinos (COFS) se ha visto reducido a tan solo dos unidades en dotación, ambas corresponden a modelos diseñados y construidos por el actual conglomerado de construcciones navales ThyssenKrupp Marine Systems.
La primera de ellas es el submarino clase IKL U209/1200 ARA “Salta”, unidad construida en la entonces Alemania Federal y transportada en secciones a nuestro país donde sería ensamblada por el astillero TANDANOR. Esta unidad entró en servicio en el año 1974 y tras más de 40 años de servicio estaba prevista su baja para el año 2018, aunque resta saber si lo acaecido con el “San Juan” obliga a posponer su retiro del servicio activo.
La segunda unidad en dotación es el submarino clase TR-1700 ARA “Santa Cruz”, unidad también construida en la entonces Alemania Federal e incorporada al servicio activo en el año 1984. Esta unidad se encuentra en el Astillero Almirante Storni (el cual junto con el Astillero TANDANOR conforman el Complejo Industrial Naval Argentino) siendo sometida a tareas de mantenimiento general y cambio de baterías, siendo el segundo semestre del año 2019 la fecha prevista de finalización de estos trabajos.
Cabe mencionar la carencia de un buque de apoyo/rescate de submarinos, lo cual conforma un faltante más que acuciante ya que impide poder prestar una ayuda inmediata a una unidad submarina que así lo requiera.
A estos submarinos en dotación se le suman otras unidades cuya construcción nunca fue finalizada o bien que se encuentran hace décadas inoperativas sin que se tome una decisión final sobre su futuro.
Para entender esto, debemos abrir un paréntesis y remontarnos al pasado. Durante la última presidencia del Teniente General Juan D. Perón se puso en marcha un plan de construcciones navales que tenía como objetivo una renovación integral de la flota de superficie y submarina de la Armada, la cual en ese momento estaba conformada casi en su totalidad por unidades de segunda mano adquiridas a los Estados Unidos.
Fruto de ese plan (que por una cuestión de tiempo se materializó durante la última dictadura cívico-militar) fueron los destructores clase MEKO 360H2, las corbetas clase MEKO 140 y los submarinos clase TR-1700.
Uno de los objetivos de este plan era lograr que parte de las unidades a incorporar se construyeran en el país, de ahí que las corbetas clase MEKO 140 se construyeran bajo licencia en AFNE (actual Astillero Río Santiago) y de ahí que se decidiera construir un astillero en el cual fabricar los submarinos que incorporaría la Armada.
Este astillero se edificó en la zona de la Dársena Sur del Puerto de Buenos Aires, en terrenos lindantes al Astillero TANDANOR, siendo denominado Astillero Ministro Manuel Domecq García e inaugurándose a fines del año 1981.
En el mismo debían construirse cuatro de los seis submarinos clase TR-1700 que la Armada tenía previsto incorporar, así como ser el centro de mantenimiento y reparaciones mayores de toda la flota submarina argentina.
Vale mencionar que la clase TR-1700 fue diseñada exclusivamente para la Armada Argentina, siguiendo estrictos requerimientos operativos de la misma y constituyéndose en los primeros submarinos netamente oceánicos construidos por Alemania luego de la Segunda Guerra Mundial.
Lamentablemente, este plan quedó trunco, solo los dos TR-1700 construidos en Alemania (el “Santa Cruz” y el “San Juan”) pudieron completarse y entrar en servicio, mientras que ninguno de los cuatro submarinos que debían construirse en la Argentina logro ser terminado. Cuando la actividad del astillero se paralizó en el año 1987 producto de la deplorable situación económica del país y de los recortes presupuestarios iniciados por la administración Alfonsin al área de defensa solo se habían comenzado a construir dos unidades, el ARA “Santa Fe” y el ARA “Santiago del Estero”, los cuales presentaban un grado de terminación aproximado del 75% y el 35% al momento de paralizarse las tareas.
Con el inicio de la gestión del Presidente Menem en julio de 1989 se dio directamente por cancelado el proyecto de construcción de submarinos, limitándose el astillero a efectuar solamente tareas de mantenimiento mayor y reparaciones de media vida (como la efectuada al ARA “Salta” entre los años 1994 y 1995) antes de ser directamente cerrado para cualquier actividad en 1996 y procederse a despedir a su personal y a liquidar gran parte de su maquinaría y equipos, incluso se estudio vender sus instalaciones para demolerlas y construir en su lugar un emprendimiento privado, aunque esto último no llegó a concretarse.
En el año 2004 se reabrió el astillero (rebautizándolo como Astillero Almirante Storni), tomándose nuevo personal (así como parte de su planta original) y recuperándose parte del equipamiento liquidado, reiniciándose las tareas de mantenimiento mayor de submarinos (ARA “Salta” entre los años 2004 y 2005, ARA “San Juan” entre los años 2007 y 2014 y ARA “Santa Cruz” del 2014 a la fecha), aunque sin registrarse novedades ni proyectos en el área de construcción.
Así las cosas, el “Santa Fe” y el “Santiago del Estero” así como una gran cantidad de componentes, tanto para ellos como para los otros dos submarinos que siquiera comenzaron a construirse, muchos de ellos aún sin abrir dentro de sus contenedores originales, continúan almacenados esperando que se decida qué hacer con ellos.
A estos submarinos sin terminar, se le suma el ARA “San Luis”, gemelo del ARA “Salta”, el cual ingreso al entonces Astillero Domecq García a fines de la década del 80 para una reparación de media vida que finalmente nunca se efectúo por falta de recursos presupuestarios, quedando el submarino almacenado en el astillero y siendo canibalizado a fondo con el paso de los años en beneficio del ARA “Salta”.
Esta es la situación actual del Arma Submarina de la Armada, como se ve, muy poco prometedora, con proyectos truncos a cuestas y con necesidad de acciones inmediatas para evitar ni más ni menos que su disolución.
Alternativas para el futuro
Lo ideal es enemigo de lo posible y todo propuesta que se haga debe ser una propuesta adaptada a la realidad económica pero fundamentalmente política vigente en la Argentina.
Lo ideal sería una refundación completa del Arma Submarina, desprenderse de todas las unidades actuales y proceder a adquirir un mínimo de tres unidades nuevas, parte de las cuales podrían ensamblarse en el país, así como proceder a adquirir un buque de apoyo/rescate de submarino con todo su equipamiento asociado.
Claro está, lo escrito más arriba es entre lo imposible y lo utópico, no la idea en sí, sino la posibilidad de que dicha idea se concrete en el escenario económico y político actual de la Argentina.
Un gobierno que decide pagar el costo político de ajustar o “reestructurar” (tómese la palabra que más guste) en áreas muy sensibles para la sociedad bajo ningún concepto estaría dispuesto a soportar el costo político de embarcarse en un proyecto que demandaría miles de millones de dólares en un área que la sociedad no percibe como prioritaria, que lo sometería al azote de la oposición política, de los medios de comunicación (si, de los mismos que ahora se rasgan las vestiduras por el estado de la Armada) y de diversos sectores sociales, todo en pos de un proyecto que además redundaría en un nulo beneficio político y electoral, eso sin mencionar que las Fuerzas Armadas tienen múltiples carencias de material que también deben ser atendidas presupuestariamente, tampoco tendría lógica destinar miles de millones de dólares al arma submarina cuando se es reticente a invertir cifras bastante más modestas en otras aéreas de las FF.AA igual de críticas.
Así las cosas, o se busca una solución posible o la Armada en el corto plazo ya no tendrá un arma submarina, ya que las ya muy limitadas unidades actuales no tendrán reemplazo alguno.
Los submarinos clase TR-1700 siguen siendo en parámetros tales como autonomía, maniobrabilidad, velocidad en inmersión o profundidad máxima operativa de los más capaces submarinos de propulsión convencional del mundo. Su talón de Aquiles es la falta absoluta de modernizaciones de su electrónica desde que se incorporaron al servicio activo.
Modernizando totalmente la electrónica y sensores del ARA “Santa Cruz” aprovechando su puesta en seco para las tareas de reparaciones generales que se le están efectuando permitiría volver a contar con una unidad completamente renovada y absolutamente viable cuando la misma se reincorpore al servicio activo, aunque esto lógicamente aumentaría el costo de los trabajos previstos.
Del mismo modo, efectuar la terminación del ARA “Santa Fe” aplicándole al mismo las lecciones de 30 años de operación de los submarinos de su clase, incorporándole nueva electrónica (sonar, radar, sistemas de control tiro, etc.) permitiría contar con una unidad nueva con solo una fracción del costo de adquirir un submarino en el exterior. Hace pocos años atrás se inspeccionó la incompleta unidad y se determino que desde el punto de vista técnico, es factible completarla y que el coste de los trabajos (que se harían con el apoyo y asesoramiento de ThyssenKrupp Marine Systems) rondaría entre los 80 y los 100 millones de dólares, cuando una unidad nueva adquirida en el exterior parte (bajando los números todo lo posible) de los entre 350 y 400 millones de dólares, además, sería una forma de preparar y capacitar al Complejo Industrial Naval Argentino para retomar la construcción en serie de submarinos en el momento en que exista tal oportunidad.
Así mismo se podría evaluar recuperar al servicio activo al ARA “San Luis” el único submarino de su clase retirado del servicio activo en el mundo y con menos de 20 años de operaciones en sus cuadernas, ya que desde fines de la década del 80 se encuentra en tierra y por tanto su casco solo tiene una fracción del desgaste del de su gemelo el ARA “Salta”. Incluso podría aplicársele la misma modernización que la Marina de Guerra del Perú ahora mismo ha comenzado a aplicarle a sus submarinos clase U209/1200.
El anciano ARA “Salta”, aún podría ser útil como unidad escuela formando a los nuevos submarinistas, si desde el punto de vista técnico es factible, se podría implementar esta solución para una unidad ya no apta para tareas de primera línea pero aún útil, para tareas de instrucción.
Finalmente, podría adaptarse uno de los avisos clase Neftegaz como buque de apoyo y rescate de submarinos, esta opción permitiría ahorrar en el costo de adquisición de una nave concentrando los recursos en la compra de equipamiento (cámara hiperbárica, equipamiento para buceo en profundidad, campana de rescate, Vehículo submarino no tripulado, etc.). Las presentes tareas de rescate del ARA “San Juan” demuestran que esta clase de avisos son plataformas validas para esta tarea.
Como se ve, no es una solución ideal, sino una solución posible, es la inversión mínima necesaria para mantener con vida a la Fuerza de Submarinos. Es inaceptable quedarse de brazos cruzados esperando que se apruebe la propuesta ideal, se deben buscar todas las opciones razonables para revertir la situación y esta es una propuesta en ese sentido, una propuesta que permite mantener al COFS en un estado aceptable hasta tanto en un futuro posible exista una situación económica, pero fundamentalmente un gobierno (una clase política en general sería más justo decir) que permita plantear un autentico plan integral modernización de este componente de la Armada.
El mejor homenaje al ARA “San Juan” y sus 44 submarinistas sería ese, no permitir bajo ningún concepto que su pérdida sea también la pérdida definitiva de la Fuerza de Submarinos y que por el contrario su sacrificio sea el punto de partida para la recuperación operativa y material de este componente vital de toda marina de guerra. Estamos en deuda con ellos y hay que empezar a pagarla, no con frases del manual del político, sino con hechos concretos, ojala así sea.
Muy buen articulo, felicitaciones. Coincido en tu pensamiento. Lamentablemente, ni el anterior, ni el actual gobierno tienen en mente invertir considerablemente en defensa, menos en la industria local y desgraciadamente todo parece apuntar a que tendremos esta politica por 5 años mas. Defensa se mira como un gasto irrecuperable, descartando que la industria militar mueve miles de millones de dolares en el mundo, podrian fabricarse submarinos propios y para exportar, lo mismo con todas las areas militares. Espero que aparezca algun visionario politico y les devuelva la grandeza y capacidades a nuestras FFAA.
Los leo siempre, un abrazo grande a todos los de redaccion.
Cuando se habla de finalizar el Santa Fe por 80 – 100 millones de dolares, estamos hablando de finalizarlo tal como estaba planificado. Comprar sistemas nuevos e instalarlos nos va a terminar costando el equivalente a un submarino nuevo.
Hola Christian, segun versiones que recibi años atras. El costo de acondicionamiento, recalificacion de tecnicos, terminacion y actualizacion de componentes para el ARA Santa Fe rondaba en los 190 millones de USD, a un estandar moderno.
Interesante nota Sr., pero permitame decirle que -a mi juicio- la remozación del ARA Santa Cruz y la culminación del ARA Santa Fé con electrónica y sensores modernos, son por lejos una solución ideal (no sólo posible). Es que como usted bien señaló todavía es una plataforma válida de combate. En lo que hace al ARA San Luis, alguna vez he leído que se hicieron los estudios acerca de una posible recuperación, y que los mismos han dado positivo. Tal declaración la hizo un Almirante (no recuerdo su apellido, creo que era Godoy) si mal no recuerdo, en el marco de un encuentro naval (o exposición naval o algo por el estilo) en Chile. Si es así, esta sería una solución posible para que el COFS cuente con una unidad más. Bendiciones.
Muy buen articulo desde lo tecnico hasta lo economico y yo diria factible solo que el poder politico debe tomar la decision y es ahi donde me entran las dudas,porque ya sabemos que todo lo bueno que se habia hecho en cuanto a construccion de naves y aviones y proyectos de envergadura como el misil condor fueron desactivados, pero como dice el refran “la culpa no es del chancho sino del que le da de comer” y al pueblo poco le importa lo que pasa con la defensa nacional, cuando quieran darse cuenta ya va a ser tarde.
Pienso que el San Luis y el Salta podrían modernizarse y extenderse en el SIMA del Perú que hoy desarrolla el trabajo para sus 4 U-209-1200 (de la misma clase que los dos ARA), teniendo hoy el know how fresco y las máquinas para ello, bajo supervisión alemana. Estimo que saldria aproximadamente USD +-120 millones reparar ambos para 20 años más de servicio.
Ello permite a los astilleros argentinos concentrarse en llevar a buen termino el MLU del Santa Cruz (full) y concluir el ARA Santa Fe, que según he leído, tenía un 78% de avance.
De esta manera quedan con 4 submarinos que servirán de buena manera por 20 años más, evitando gastar en términos globales, lo que cuesta uno solo nuevo. Esto da tiempo para ahorrar y luego ir reemplazando de dos en dos.
Saludos
Muy interesante el comentario.si hubiese voluntad política para reestructurar las fuerzas armadas y modernizarlas.ahora mismo ya se estarían tomando las medidas necesarias para revertir el desastre y la decadencia en la que se encuentran.Pero no esperemos tal cosa del gobierno de turno.Ahí hay gente que cree que Argentina es una empresa que tiene que rendir dividendos en lugar de ser una nación soberana.Con una jefatura de gabinete que prefiere el recorte presupuestario y un ministro de defensa que no sabe del tema,no habrá modernización posible ni avances tecnológicos de ninguna relevancia.Mientras tanto,otros países de la región adquieren lo necesario para su defensa y nosotros seguimos viendo los avances desde la tribuna,porque el gobierno dice que no tenemos hipótesis de conflicto.
Muy buen analisis.
Espero el ARA piense lo mismo y le den prioridad a la recuperacion real de la flota de subamrinos y su capacidad de soporte y mantenimiento.
Sigue siendo la mejor arma de disuacion marina