Colonia, Alemania – Los jefes de defensa franceses y alemanes anunciaron la adjudicación de un contrato a Airbus y Dassault Aviation el miércoles para avanzar en la decisión de ambos gobiernos de un avión común de sexta generación.
El anuncio hace avanzar al ambicioso proyecto del Sistema de Combate Aéreo Futuro, que autoriza al dúo de contratistas a presentar conceptos más concretos para los elementos principales de la futura arma. Esos incluyen el avión tripulado en el centro del proyecto, los drones no tripulados que lo rodean y la infraestructura de datos que une todos los elementos.
El acuerdo de dos años tiene un valor de € 65 millones (US $ 74 millones) y está destinado a sentar las bases de los programas de demostración que se lanzarán en el Salón Aeronáutico de París en junio, según un comunicado conjunto de Airbus-Dassault.
“El FCAS es uno de los programas de defensa europeos más ambiciosos del siglo”, dijo el jefe de Airbus Defence and Space, Dirk Hoke, en un comunicado. “Con la firma del contrato de hoy, finalmente estamos poniendo en marcha este programa de alta tecnología”.
El jefe de Dassault, Eric Trappier, destacó los antecedentes de su compañía como “arquitecto e integrador de sistemas” en la declaración, una referencia probable al trabajo preciado de supervisar cómo todos los componentes trabajan juntos. “Este nuevo paso es la piedra angular para asegurar la autonomía estratégica europea del futuro”, agregó.
El programa FCAS está destinado a reemplazar a la aeronave francesa Rafale y a la alemana Eurofighter en algún momento alrededor de 2040. Los funcionarios han calificado a la aeronave prevista como un arma de sexta generación. Con ello, llega la ambiciosa idea de que la industria europea se saltee una generación de aviones, ya que nunca ha construido un avión a la par con el F-35.
Por el momento, el programa se basa en la ola de entusiasmo por la relación de defensa franco-alemana concebida por el presidente francés Emmanuel Macron y la canciller alemana, Angela Merkel.
Pero al mismo tiempo, están empezando a surgir diferencias culturales que se registran en cualquier lugar entre la miradas de política exterior de ambos países, en algunos puntos diferentes.
Por ejemplo, los ejecutivos de la industria francesa se han quejado de que la cooperación de defensa con Alemania podría perjudicar sus posibilidades de exportar los productos conjuntos a países que Berlín considera naciones deshonestas debido a abusos de los derechos humanos.
Mientras tanto, las secretarias de defensa francesas y alemanas, Florence Parly y Ursula von der Leyen respectivamente, también anunciaron el miércoles que un equipo de fabricantes de motores franco-alemanes, integrado por Safran y MTU, encabezaría el desarrollo del sistema de propulsión del futuro avión.
Los dos gobiernos esperan firmar un contrato para un demostrador de motores a mediados de 2019, según un comunicado del Ministerio de las Fuerzas Armadas de Francia.
Parly y von der Leyen inauguraron un nuevo plan de Safran en París el miércoles, donde los ingenieros desarrollarán una nueva generación de álabes de turbina. La compañía recibió un contrato de estudios por € 115 millones para ese fin.