A principios de este mes, Estados Unidos tomó la decisión de abandonar el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF), marcando un hito importante en las relaciones bilaterales con su homólogo ruso desde que finalizara la Guerra Fría.
El acuerdo data de 1987, cuando las figuras de Reagan y Gorbachov, acordaron limitar el uso de misiles nucleares y convencionales, tanto si estos eran balísticos o de crucero, restringiendo aquellos misiles de alcance corto e intermedio. Así, dicho pacto ayudó a poner fin a un conflicto entre las potencias más poderosas del mundo y a sentar las bases para un mundo más seguro.
Por entonces, el acuerdo obligó a las partes a eliminar un total de 2.692 misiles de corto y mediano alcance en entre finales de los años 80 y 1991. Pero recientemente, dicho acuerdo fue puesto en cuestionamiento por los Estados Unidos, quienes alegan que Rusia ha estado violando el Tratado desde hace ya un tiempo.
Las denuncias comenzaron en el 2014, cuando la administración del ex presidente Barack Obama, dió a conocer que el misil en desarrollo denominado 9M729 y conocido por la OTAN como el SSC-8, infringía el acuerdo establecido entre las dos Naciones.
El misil Novator 9M729, es un misil de crucero con base en tierra, que según fuentes no oficiales, posee un alcance de entre 2.000 y 5.500 kilómetros, un radio de trayectoria prohibido por el INF. Sin embargo, la parte rusa alega que el misil fue utilizado en operaciones en Siria, y que no existen pruebas de que haya sobrepasado el alcance de los 500 kilómetros, y que en efecto, el misil jamás ha sido probado en distancias superiores, ni fue diseñado para tal fin.
El acuerdo simboliza un hito para la seguridad en Europa, y en el 2014, EEUU estuvo a punto de salirse del mismo, pero el temor a iniciar una nueva carrera armamentística calmó las tensiones. Pero el actual presidente Trump, parece tener otra idea sobre la actual dinámica del sistema internacional y aseveró que “no permitirá que Rusia fabrique armas mientras a nosotros no se nos permite”.
Jens Stoltenberg, Secretario General de la OTAN, aseguró que la alianza considera que Rusia se encuentra en falta y que el secretismo detrás del nuevo sistema de misiles 9M729 es lo que genera la inestabilidad y preocupación. Rusia, por su parte, afirma su existencia, pero “no ha brindado ninguna información oficial creíble”, según Stoltenberg.
Sopesando las consecuencias
En primera instancia, podría generar una carrera armamentística entre ambas naciones, además de asentar las tensiones y generar un panorama de incertidumbre y hostilidad. Por otro lado, la seguridad en Europa se vería alterada puesto que Rusia podría mover sus piezas para apuntar zonas estratégicas dentro del área de influencia de la OTAN, lo cual obligaría a Estados Unidos a obrar de la misma forma y viceversa.
Por otro lado, de cumplirse la disolución del Tratado INF, se formula una gran incógnita de cara al 2021, ¿qué va a pasar con Tratado START? aquel que establece los límites para los misiles estratégicos de largo alcance – más allá de los 5.500 kilómetros – y que está próximo a expirar, si las partes no lo ratifican. Y dado el clima político actual, parecería que dicho tratado también podría encontrarse amenazado.
Asimismo, al no haber regulaciones, ¿qué pasaría con el resto de los países que cuentan con la capacidad de desarrollar las mismas capacidades? Sin duda, la coyuntura ha cambiado y existen países como China, Corea del Sur o Irán que no se encuentran limitados por el Tratado INF y que actualmente se encuentran desarrollando misiles de alcance intermedio, con cual se podría hasta discutir, la coherencia de dicho tratado en el escenario actual.
Por el momento, las tensiones aumentan y no parece aminorar. Ambos han tomados posiciones firmes. Recientemente, Vladímir Putin declaró que las instalaciones de lanzamiento de Rumanía y Polonia amenazan la seguridad de Rusia, y que EE.UU. a actuado de forma “irresponsable al abandonar el acuerdo”, por consiguiente, y dado la amenaza que establece el posible uso de misiles Tomahawk en Polonia, “Rusia se ve obligada a crear y desarrollar armas que puedan usarse no solo para los territorios desde los cuales se puede dirigir amenazas directas, sino también hacia aquellos territorios donde se encuentran los centros de toma de decisiones empleando sistemas de cohetes que nos amenazas”.
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