La decadencia militar de Cuba

Antes del colapso de la Unión Soviética en 1991, las fuerzas armadas cubanas (Fuerzas Armadas Revolucionarias – FAR) eran fácilmente las más poderosas de América Latina. Con más de 200.000 personal activo, el FAR poseía varios cientos de aviones de combate avanzados (MiG-21, MiG-23-MF / -ML / -BN) y MiG-29, junto con una red de defensa aérea moderna y bien equipada. El ejército poseía grandes cantidades de artillería y más de mil tanques de batalla principales T-55 y T-62 (MBT), mientras que la marina desplegaba tres submarinos, tres fragatas, 13 botes de misiles y 48 naves de patrulla.

Aproximadamente 25 años después de la desaparición de su aliado, benefactor y el mayor mercado para su principal exportación (azúcar), FAR no es más que una sombra de su antiguo yo con equipos que no están en servicio o almacenados, y la fuerza del personal se redujo a unos 65.000. Desde una fuerza potencialmente capaz de luchar con determinación contra una invasión estadounidense, las FAR ahora se han convertido en una fuerza de capacidad militar convencional limitada, más útil para las operaciones de seguridad interna que para procesar cualquier conflicto militar.

El Ejército Revolucionario (Ejército Rebelde – ER) tuvo comienzos modestos. Esto cambió en 1960, cuando comenzó a entrar en servicio la primera afluencia de armas checoslovacas y soviéticas. La expansión del ER fue rápida y en 1975, alcanzó su punto máximo de 200.000 divididos en tres ejércitos regionales con tres divisiones blindadas y 15 de infantería.

La Fuerza Aérea Cubana, ahora denominada Fuerza Revolucionaria de Defensa Aérea (Defensa Anti-Aérea y Fuerza Aérea Revolucionaria – DAAFAR) experimentó un crecimiento aún más espectacular. La expansión del DAAFAR fue dramática y, para mediados de la década de los 80, se tomó entrega de no menos de 118 MiG-21 y 89 MiG-23 de todas las variantes aumentadas por ocho MiG-29 y una gran fuerza de aviación, helicópteros Mi-8 y Mi-24, fácilmente la fuerza aérea más poderosa de la región. DAAFAR también fue responsable de operar la red de misiles tierra-aire (SAM) más extensa de América Latina con los SAM de rango medio SA-2, SA-3 y SA-6 que se están complementando con los sistemas móviles SA-13 y SA-8 y Más de 1000 cañones antiaéreos remolcados y autopropulsados. El DAAFAR también vio un servicio extenso en África con operaciones en Angola, Etiopía y Mozambique.

En contraste con ER y DAAFAR, la Marina Cubana (Marina de Guerra Revolucionaria – MGR) fue mucho menos favorecida. La Armada, de la era Batista, de tres fragatas Clase Tacoma, dos corbetas clase PCE, cuatro cazadores submarinos Clase SC y tres torpedos, fue reemplazada por una fuerza de defensa costera centrada en alrededor de 18 botes de misiles clase OSA y un surtido de torpedos y submarinos aumentados por una flota de 40 patrulleros Clase Zhuk. A estos se les agregó una capacidad limitada de blue-water en forma de tres submarinos Clase Foxtrot y tres fragatas ligeras Clase Koni.

Desde entonces, el declive de las capacidades de las FAR ha sido dramático. Las asignaciones presupuestarias cayeron inevitablemente cuando la economía cubana experimentó un período de ajuste extremo en los años noventa. No se ha instalado ningún equipo nuevo importante en ninguna rama de las FAR y se ha reducido el personal. El ER ahora cuenta con unos 45.000 empleados, incluidos 39.000 reclutas y reservistas activos que realizan 45 días de servicio al año. Sin embargo, en comparación con el DAAFAR y el MGR, la ER ha podido mantener gran parte de su equipo en un grado razonable de servicio, en parte al relegar una gran parte del mismo al almacenamiento. Solo 50 MBT están operativos en un momento dado, aumentados por AFV con ruedas.

También ha demostrado un notable grado de innovación en la adaptación de los sistemas de armas a las plataformas, caracterizada por la instalación de las torretas T-55 y BMP-1 en el chasis BTR-60, la instalación de obuses D-30 de 122 mm en el chasis BMP-1 y en camiones y adaptar los cohetes RBU-6000 para ser disparados desde un camión de plataforma.

El DAAFAR se ha reducido a aproximadamente 30 aviones de combate: cuatro MiG-29, seis MiG-21 y casi 20 MiG-23 están operativos en un momento dado. uba conserva su red SAM aunque no está claro si se ha realizado una revisión de los misiles. El helicóptero y las flotas de transporte del DAAFAR se han reducido de forma masiva con solo 24 helicópteros y dos aviones de transporte operativos en un momento dado.

El declive del MGR refleja el de DAAFAR. Las fragatas ligeras de la Clase Koni fueron desechadas y dos fueron hundidas como arrecifes para servir de atracción de buceo para los turistas. Los submarinos fueron dados de baja al igual que la mayoría de los barcos de patrulla, misiles y torpedos. Una única corbeta Clase Pauk permanece en servicio junto a ocho buscadores de minas y seis barcos de misiles de la Clase OSA a los que se les han retirado sus misiles y se los ha usado en lanzadores terrestres. Alrededor de una docena de embarcaciones de Clase Zhuk siguen operativas junto con dos naves de patrulla de Clase Stenka más grandes.

El ingenio cubano se puso de relieve en los esfuerzos del MGR para restaurar la apariencia de la capacidad de los océanos cuando dos arrastreros antiguos de la década de 1970 se convirtieron en patrulleras con plataformas de helicópteros. Equipados con lanzamisiles P-15 de los buques de clase OSA y un surtido de torretas de armas saqueadas de barcos fuera de servicio e incluso plataformas terrestres (las armas principales son una torreta ZSU-57-2 con cañones dobles de 57 mm operados manualmente), estos dos los buques forman la clase de Río Damuji y carecen de cualquier tipo de sensores modernos para la vigilancia o el control de incendios.

Las FAR son, por lo tanto, una sombra de su antiguo yo. Es capaz de una defensa territorial limitada, pero ya no puede proteger adecuadamente ni su espacio aéreo ni su línea costera.

Imagen de portada: BTR cubana con torreta T-55. Créditos: Cuban Media