Durante los últimos años, China ha aumenta paulatinamente su poder militar. Desde 2007 aumentó su gasto militar en un 120%, comparándose con las principales potencias, y casi, poniéndose al a par de Estados Unidos. El actual presidente chino, Xi Jinping, desde el comienzo de su gobierno en 2013, ha impulsado drásticamente la industria armamentista del país con el objetivo de convertir a China en una potencia militar mundial. Esta reforma hizo un gran progreso desarrollando y modernizando todos los rubros militares, ya sea artillería, defensa aérea, marítima y también, terrestre. Su equipamiento tuvo un gran avance tecnológico, enfocándose en la calidad antes que en la cantidad. Algunos ejemplos son buques equipados con cañones disparadores de misiles de alta velocidad y capacidad de destrucción, misiles hipersónicos, como el Xingkong-2 y bombas con capacidad de destrucción masiva similares a la “madre de todas las bombas”.
Sin embargo, uno de sus avances en materia armamentista más polémicos es la construcción de portaaviones. Si bien estos no son esenciales en el campo de batalla, los portaaviones conllevan una distinción cualitativa frente a los otros países. Construirlos requiere un vasto presupuesto, por lo que implica un poder económico, y, además, el proceso de construcción y su manejo consiste en una gran capacidad ingeniera y estratégica. Este hecho revindica a China como uno de los 11 países del mundo con portaaviones, es decir, como uno de los países con más poderío militar en el mundo. Otro factor de poder de los portaaviones es que expanden su influencia y poder aéreo en los océanos sin necesidad de una base militar oceánica.
Teniendo en cuenta la importancia de los portaaviones, China solo tiene uno en actividad, el Liaoning (16), que se comenzó a construir en la URSS en 1985, pero luego se vendió a China y se concluyó su construcción en 2012 y desde ese año está activo. Sin embargo, en 2018 se finalizó la construcción del primer portaaviones hecho completamente en China, el Tipo 001A Shandong (CV-17), y se especula que entrará en actividad en el 2020. Este portaaviones se fabricó basado en el modelo del Liaoning, tiene una longitud de 315 metros y un ancho de 75 metros, capacidad de carga de 66.000 hasta 70.000 toneladas y transportar aproximadamente 50 aviones, y también, está equipado con el sistema de lanzamiento STOBAR (Short Take-Off But Arrested Recovery). El STOBAR, que también está en el Liaoning, consiste en el transporte de naves con cargas ligeras y tiene una eficacia operacional limitada.
Asimismo, en 2017 China comenzó a construir su tercer portaaviones. Este llevará el nombre de Tipo 002 y se estima que será uno de los mas grandes y avanzado tecnológicamente del mundo. Tendrá un soporte de carga de 85.000 toneladas, el más cercano a las 97.000 toneladas del superportaaviones estadounidense USS Gerald Ford. Del mismo modo, el Tipo 002 tendrá un sistema de lanzamiento distinto a sus otros portaaviones, que será CATOBAR (Catapult Assisted Take-Off But Arrested Recovery). Este sistema, que es mas avanzado que el STOBAR, consiste en el despegue asistido por catapulta y recuperación mediante detención, es decir, los aviones son catapultados en el lanzamiento para aumentar su velocidad y así tener su propia sustentación. Hoy en día, solo hay tres países con portaaviones funcionando activamente con el sistema CATOBAR: Francia, Brasil y Estados Unidos.
Finalmente, se puede destacar que el ambicioso aumento de las capacidades militares chinas tienen evidentemente como objetivo la proyección de su poder al mundo, en este caso, de manera militar. La construcción de portaaviones son un claro ejemplo que lo posiciona en los mismos escaños que a las principales potencias mundiales, como Estados Unidos. Y, por último, no se pude ignorar que este desarrollo y alcance que están comenzando a tener los portaaviones, buques y otros instrumentos militares chinos, son también parte de la estrategia militar A2AD, o negación del acceso al área, que está llevándose a cabo por China sobre las zonas occidentales del Océano Pacifico. La construcción de islas artificiales en el sur del Mar Chino o la interceptación de buques o aeronaves de países aliados a EE. UU. que operaban sobre aguas y espacios internacionales, han mantenido alerta a los EE. UU.
El portaaviones brasileño no está en servicio, inactivo desde 2016 fue dado de baja en febrero de 2017, y fue reemplazado (sin capacidad de operar aeronaves de ala fija) por el LPH ex HMS Ocean británico y denominado Atlántico (A140). A pesar que los portaaviones son considerados por muchos expertos navales como buques desfasados, superados por los misiles hipersónicos y submarinos nucleares, nunca tantas naciones han tenido buques con capacidad aeronáutica como en la actualidad. Existen portaaviones cuyos desplazamientos van desde apenas superiores a las 10000 t de desplazamiento hasta gigantes de más de 100000 t. De todas maneras, de la gran mayoría de naves consideradas con capacidad aeronáutica, una gran cantidad de ellas no tienen capacidad de desplegar aeronaves de ala fija, y del resto que si lo tiene, sólo 13 unidades (12 norteamericanos y 1 francés) están equipados para operaciones CATOBAR. Hace algunas décadas, no sólo EE.UU y Francia tenían portaaviones con esa capacidad, sino que también lo tenían Gran Bretaña, Países Bajos, Canadá, Australia, India, Argentina y Brasil. Muchos de estos últimos han dado de baja sus portaaviones o los han cambiado por portaaviones STOBAR o STOVL. El programa chino de portaaviones, aunque no se conoce con exactitud, es realmente impresionante e incluye también portahelicópteros, específicamente diseñados para operaciones anfibias. Muchos países utilizan buques para operaciones anfibias como portaaviones restringidos, pero estos últimos carecen de verdaderas capacidades oceánicas, es decir capacidad para proyectar el poder naval en mares lejanos, que es la principal función de los portaaviones. La principal diferencia entre un portaaviones y un buque para operaciones anfibias con capacidad aeronáutica es que en los primeros, los aviones y las operaciones aeronavales son la sustancia y la razón de ser del buque. Es por ello que no sólo tiene capacidad de angaraje de las aeronaves, sino que posee talleres de reparaciones, depósitos de combustible para aviones, pañoles de armas y su parque aeronáutico está convenientemente diversificado para cumplir con las misiones de ataque aeronaval y defensa de flota, consistente en aviones de combate, ASW, rescate, reabastecedores y AEW tanto de ala fija como rotatoria. En los buques anfibios, la principal misión de su ala aérea es el apoyo aeronaval a un desembarco. Aún cuando puedan embarcar aviones de combate (en general STOVL), sus capacidades quedan reducidas, pues las existencias abordo de depósitos de combustible o pañoles de armas son menores y por lo tanto incapaces de sostener operaciones aéreas de larga duración. Aún cuando un portaaviones sea de tamaño pequeño o mediano, aún puede resultar eficiente en su misión (desplegar poder aéreo en mares lejanos), mientras que un buque anfibio, aún de tamaño superior, podría resultar eficaz, pero sería menos eficiente. El caso más ejemplificador es el de los portaaviones británicos en la guerra de las Malvinas, que aún siendo pequeños (el HMS Invincible sólo desplazaba 19500 t y el HMS Hermes 23000 t) cumplieron eficazmente su misión, pudiendo establecer superioridad aérea sobre la Islas, aún cuando sólo operaban aviones STOVL (Sea Harrier FRS. 1). De todas maneras, los buques pequeños tiene limitaciones intrínsecas, por lo que un portaaviones por debajo de las 40000 t de desplazamiento pierde eficiencia frente a uno de mayor desplazamiento. Además, un portaaviones debe poseer gran autonomía y velocidad, para evitar depender lo menos posible de las líneas de abastecimiento terrestres y poder cruzar los mares rápidamente. No es casualidad, entonces, que todos los portaaviones CATOBAR sean en la actualidad de propulsión nuclear, aunque el tamaño medio del portaaviones francés (36600 t y 42000 t apc), diseñado para reducir costes operativos y su motor derivado de los utilizados en los SSBN (dos K-15 de 300 MW), hacen que su velocidad sea algo menor, que deba repostar combustible nuclear cada 5 años y tenga algunas limitaciones operativas, como el lanzamiento y aterrizaje simultáneos de aeronaves en su cubierta, comparado con los norteamericanos. Hemos hecho todas estas determinaciones y comparaciones con el exclusivo fin de comprender un poco más profundamente el programa de portaaviones chinos y su real política naval proyectada. Ambos portaaviones chinos (16 Liaoning y 17 Shandong) tienen motores convencionales (calderas a vapor y turbinas) y no poseen catapultas, siendo del tipo STOBAR. Ambos buques se adaptan perfectamente a las necesidades estratégicas A2/AD en ciertas zonas del océano Pacífico occidental, y las aguas cercanas a China. Pero el portaaviones tipo 002 (ahora redenominado tipo 003) que se construye en Shangai es más grande (entre 75 y 85000 t) y aunque su aparato motor aún será de tipo convencional, está claro que llevará catapultas (probablemente tipo EMALS) y dispondrá de un ala aérea bastante similar a la de las de EE.UU. A partir del cuarto buque (antes tipo 003, ahora tipo 004), del cual se cree están programadas al menos tres o cuatro unidades, su aparato motor será nuclear y su desplazamiento rondará las 100000 t. Ello posibilitará establecer estrategias A2/AD en cualquier lugar del globo y competir por la supremacía naval con EE.UU. Para ello China ha emprendido un impresionante programa naval que se está llevando a cabo a velocidades increíbles, botando numerosos buques de escolta (cruceros tipo 55 , destructores tipo 52D, ademas de fragatas y submarinos, buques petroleros y de reavituallamiento), que demuestra las intenciones chinas de realizar una flota basada en portaaviones dispuesta a disputar los mares del mundo, no sólo sus aguas cercanas. La flota china actual, a pesar de poseer pocos e ineficaces portaaviones, comparados con los de EE.UU., supera a su antagonista en número de unidades en servicio. La flota china es hoy, la más numerosa del mundo. ¿Hasta donde podrá llegar esta expansión?