Los días anteriores a la jornada del 8 de Mayo fueron ajetreados para el Capitán Azcueta y su tripulación. Desde el 28 de abril habían reingresado de forma furtiva en al teatro de operaciones en las gélidas aguas del Atlántico, nombre código “María”. La zona de su patrulla de combate estaba ubicada al norte de la Isla Soledad.
Previo al inicio de las operaciones sobre las Islas Malvinas, que tendrán lugar el 1 de Mayo, las Fuerzas Británicas habían realizado un ataque por sorpresa en Grytviken, en las Georgias del Sur.
Durante aquella jornada donde la Fuerza Aérea Argentina tendría su Bautismo de Fuego, el San Luis detectó, rastreó y atacó a los primeros rumores hidrofónicos que fueron clasificados como provenientes de destructores Tipo 21 o 22. Los torpedos lanzados contra los objetivos fueron los SST-4, que demostrarían su baja confiabilidad durante el transcurso de las operaciones de combate.
A los problemas ya registrados con su armamento, se sumaron otra serie de inconvenientes. El día 4 de Mayo, uno de los convertidores de 400 Hz quedó fuera de servicio. Si no fuera por la unidad auxiliar con que contaba, el submarino hubiera quedado indefenso sin sus sistemas de radar, sonar, armas, girocompás.
Mientras tanto, esa misma mañana a las 11:05 AM, los aviones Super Étendard de la Segunda Escuadrilla de Caza y Ataque inscribieron paginas doradas en la historia de la Aviación Naval Argentina. El moderno destructor Tipo 42 HMS Sheffield era hundido en las aguas del Atlántico, destruyendo el halo de invencibilidad de la Royal Navy. Los comandantes navales británicos comprendieron que los vitales portaaviones eran vulnerables frente a la aviación argentina.
El San Luis fue notificado durante la noche, partiendo hacia la zona a fin de confirmar el hundimiento del buque enemigo y atacar blancos de oportunidad. No obstante, esta orden fue revocada horas más tarde en plena marcha hacia los objetivos de manera inexplicable.
El 8 de Mayo los sensores y sonares del submarino argentino detectaron otro rumor hidrofónico que reunía todas la características de un “contacto inteligente”. Sin tiempo de evaluar las características del contacto, el Capitán Azcueta ordeno acciones evasivas con el lanzamiento de blancos falsos y señuelos.
En una posición más ventajosa, detectó en sus proximidades otro blanco que se acercaba a ellos. El Capitán ordenó el alistamiento de un torpedo antisubmarino MK-17, de fabricación estadounidense, disparando contra el objetivo a una distancia de 2500 yardas. 16 minutos después, en el silencio de las profundidades, se oyó una detonación. Al día de la fecha, no se conocen informes que identifiquen y atestigüen la suerte de la presa atacada por el San Luis.
La epopeya del Capitán Azcueta y su tripulación continuaría durante los próximos días atacando y siendo atacados. En una oportunidad, durante 22 horas interminables, seria atacado por las Fuerza Antisubmarinas Británicas, especialista en la materia, entrenadas para cazar en el Atlántico Norte a los submarinos soviéticos en el juego del gato y del ratón.
Regresado a la seguridad de los puertos del continente, el ARA San Luis completo un total de 39 días de patrulla de combate, totalizando 864 horas de inmersión. Si bien no contabilizo bajas, el submarino Clase 209 y sus hombres se convirtieon en una “molestia” para la Royal Navy que debió empeñar recursos, personal y unidades para darle caza sin suerte en el Atlántico Sur.
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El ARA San Luis, a pesar de las dificultades técnicas que no permitieron causar bajas a la Task Force británica, escribió páginas de gloria en el submarinismo argentino. No los pudieron cazar, a pesar de ser especialistas.
MIS RESPETOS ,GRANDES SUBMARINISTAS UN ORGULLO PARA SU NACION ARGENTINA , LOS PERUANOS ESTAMOS CON USTEDES CUANDO ASI LO NECESITEN.