El mundo lleva más de 6 meses deambulando tras el Coronavirus.
“Casi nadie sabe nada de él, pero la catarata de opiniones a su alrededor abruma tanto como su capacidad de contagio, aparentemente poco vista y muy estimulada por la cantidad y frecuencia de los viajes internacionales. Todo tipo de teorías lo adorna pero, en general, una es más descabellada que otra. Lo que sí surge con la más clara evidencia es que, fuera del común de la gente que sólo sufre sus consecuencias, hay una serie de buscadores de poder (poder en cualquiera de sus sentidos) que quieren sacar provecho de él”.
Esta situación puso en duda una aparente tendencia del mundo antes de esta pandemia: marchar hacia una concentración total, a volverse un mundo uno, a cerrarse sobre sí mismo.
Sin embargo, al parecer, esa universalización se ha convertido en el mejor aliado del coronavirus: “De ahí que la principal medida que han tomado las autoridades de los países infectados para ralentizar su propagación es crear compartimentos estancos, aislar las zonas contaminadas, crear cortafuegos para evitar una pandemia mundial. Las primeras decisiones han sido la cancelación de rutas comerciales, eventos internacionales, el confinamiento de millones de personas en sus casas o ciudades. Básicamente restringir la libre circulación de las personas. Medidas extremas para tiempos excepcionales.”
La supuesta universalización suponía:
- La desterritorialización (la creencia de que por el efecto de la electrónica el territorio pierde su valor esencial) y, de allí, hacia la consecuencia obligada,
- La desnacionalización (o suposición de que las naciones van a desaparecer en beneficio de un eventual y futuro gobierno mundial).
- La tenacidad con que se impone la concentración de la economía global (fuera de la cual no parece haber salvación);
- Las tendencias a la unificación de relaciones internacionales (fuera de la cual uniformidad no habrá política posible) y, finalmente,
- La búsqueda de una definición del globalismo como modo de pensamiento.
Estamos ante el debate de temas tan diversos como las raíces de la territorialidad, la percepción del espacio o el origen del estado moderno hasta la democracia actual, pasando por la erosión de la soberanía y el rol de los Estados Unidos o de China en el mundo que viene, entre otros.
Entretanto, los centinelas de la globalización con argumentos estrictamente económicos -si no financieros- predican su bondad con el argumento básico de que la demolición de todas las barreras y controles al comercio internacional traerán mayor actividad y, consecuentemente, más prosperidad universal. Por supuesto que también campean los argumentos contrarios.
Es muy difícil dialogar o debatir sobre estos temas que hacen al sentido pleno de la Defensa Nacional, cuando conceptos como el territorio, la nación, el estado, el poder etc., son tratados a la ligera sin el correspondiente rigor de una mirada estratégica.
Lo explica claramente Ricardo Auer:“El centro de gravedad de las políticas debería pasar por proponer estrategias claves para “transformar” al país, entendiendo, “transformación” como un rediseño completo, de base cero, de los “pseudo modelos” que nos estuvieron llevando hacia un futuro distópico.
No se trata simplemente de volver a “reconstruir” o de “recrear”, lo que efectivamente funciona mal. Esta transformación se vería facilitada porque todo el mundo entrará en una fase de reorganización importante, debido a que la mayoría de los países necesitan reformularse, no solo por los cambios que provoca el coronavirus, sino porque las demandas sociales así lo imponen”.
La crisis actual ha demostrado la importancia del ESPACIO Territorial, el territorio está ahí, es real no virtual.
Los cambios tecnológicos están impulsando fuertemente la reestructuración geopolítica del poder mundial y ello traerá relocalización de producciones; disminución de consumo de ciertos bienes; aumento de otros; cambios en el tipo de consumo masivo; reorganización del turismo global; mayor consideración respecto de los problemas ambientales; caída de los precios de commodities agrícolas; interrupción de algunas cadenas de valor globales y regionales; dificultades para lograr financiación a largo plazo y con las seguridades que se reclaman; salida de capitales hacia los centros de mayor seguridad, y otros. Habrá ganadores y perdedores. La crisis sino-estadounidense continuará por largo tiempo y habrá que entenderla en sus reales motivaciones y dimensiones y aprender a manejarla; una mejor integración regional con respuestas homogéneas y con liderazgos basados en un fuerte consenso interno es la mejor repuesta para enfrentar los desafíos futuros.
La Defensa Nacional puede hacer sus aportes, considerando que la Argentina es el octavo país del mundo en términos de superficie y que nuestros recursos naturales son y serán aún más apetecidos por el resto del mundo.
Un ejemplo de contribución a la transformación argentina sería crear el Polo Logístico Ushuaia – Base Petrel, para el aprovisionamiento de las 44 Bases de 21 países instaladas en la Antártida, la resolución de problemas ambientales y la producción de raciones alimenticias, de uso dual (militar y civil) y también para ayuda social interna y misiones de ayuda humanitaria. Este proyecto nos otorgaría un posicionamiento estratégico y geopolítico importante y una base de negociación para el futuro de las Islas Malvinas. Además ayudaría a hacer más eficiente el Polo de Fabricación de la Línea Blanca y otros (lavarropas, cocinas, heladeras, computadoras, televisores) trasladándolo hacia algún nuevo pueblo en el centro del país, con centros tecnológicos cercanos y sin el altísimo costo logístico de su actual instalación en la isla de Tierra del Fuego; es decir, más cercano a los grandes centros de consumo y de la provisión de componentes nacionales (motores, chapas, semiconductores, software, etc.).
La hidrovía Paraná – Paraguay y el acuífero Guaraní es otro punto estratégico a defender. Es antinatural que, siendo el problema del agua dulce un tema estratégico a nivel global, sigamos haciendo correr agua dulce hacia el mar, por nuestros ríos internos, sin ser destinada previamente para algún uso productivo, el que además debería poder ser instalado en una de las nuevas ciudades a crear en el interior del país. Además, tampoco las vías fluviales, de mucho menor costo operativo, son utilizadas por barcos argentinos como transporte de cargas. Paraguay mismo ha aprovechado este recurso y cuenta con una flota importante.
La logística interna nacional necesita ser transformada para llegar a ser verdaderamente eficiente, combinando las vías navegables y el ferrocarril de cargas, ambos para trayectos largos, así como una flota de camiones para trayectos medianos o cortos, con numerosos hubs de transferencia, como se hace en los países que valoran debidamente sus políticas de transporte. No es posible exportar más y obtener divisas si la logística interna tiene valores muy superiores a la logística externa. Debemos ser doblemente competitivos, en toda la cadena de producción y distribución, para exclusivo beneficio del conjunto. Una logística interna eficiente y de costos accesibles tiene beneficios también para fomentar el trabajo local, la construcción de viviendas sociales y la radicación de la población en el interior del país, donde habría más posibilidades de instalar industrias intermedias.
Toda transformación territorial está atravesada por la estructura energética. Nuestro país ha hecho una gran apuesta por el yacimiento de Vaca Muerta. Que este emprendimiento sea rentable para recibir inversiones, dependerá en mucho del interes estadounidense por sostener los precios a largo plazo para su propia producción de shale oil/gas.
Por su parte, el plan nuclear se encuentra estancado sólo por problemas de financiamiento y de intereses geopolíticos. Debe profundizarse el debate para lograr una resolución estratégica correcta. Además, hay que defender el conocimiento científico nuclear nacional acumulado desde hace seis décadas. Un gran plan eólico patagónico permitiría radicar población, instalar la construcción de los mismos aparatos eólicos, de modo que con energía barata se puedan radicar industrias pesqueras eficientes, trayendo mayor actividad en el sector. La minería sustentable, con incidencia positiva sobre el poblamiento y el cuidado del ambiente, propiciando cadenas de agregación de valor, es un vector clave de ocupación territorial y demandará una generosa oferta energética que articule el desarrollo eólico-hídrico y solar.
El litoral marítimo es otro objetivo natural para descentralizar el país, crear empleo , evitando que sigan, en una verdadera acción de piratería, estragando nuestros recursos ictícolas. Necesitamos actualizar nuestros equipamientos de control aéreo y marítimo para lograrlo. La cooperación entre nuestros institutos científicos y aquello que son especialistas de la Defensa, es una gran tarea que debe incrementarse.
Por ello creemos que la desterritorialización (la creencia de que por el avance de la electrónica el territorio pierde su valor esencial) y esa supuesta consecuencia obligada, la desnacionalización (o suposición de que las naciones van a desaparecer en beneficio de un eventual y futuro gobierno mundial), no son los supuestos adecuados para que se revalorice la Defensa Nacional sobre bases más realistas. Bases que además suponen una decidida voluntad de sólido crecimiento nacional en beneficio de los argentinos.
Hecho el recuento de las acciones que se han tomado y se toman en estas materias, debemos retomar una planificación sólida y consistente, y hacer honor a las palabras expresadas en esta Carta del Grl Belgrano al Grl Martin Miguel de Güemes, en este mes de Junio tan particular.
“MIS ESFUERZOS NO TIENEN MAS OBJETO QUE EL BIEN GENERAL, Y NO HAGO CASO A QUIEN QUIERA DIVIDIRNOS. ASÍ PUES TRABAJAREMOS CON EMPEÑO Y TESÓN, QUE SI LAS GENERACIONES PRESENTES NOS SON INGRATAS, LAS FUTURAS RECONOCERÁN NUESTRA LUCHA, QUE ES LA ÚNICA RECOMPENSA QUE DEBEN ESPERAR LOS PATRIOTAS”
Gral. Martin Miguel de Guemes
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Muy buena mirada sobre la actualidad en relación al Covid 19, refleja lo que muchos venimos viendo sobre este tema en estos momentos.-
Everyone is waiting for the vaccine; people need it. Only a vaccine can help.