Ocurrió en noviembre del 333 AC, entre el ejército macedonio de Alejandro Magno y el rey persa Darío III, en las cercanías de la ciudad de Issos. Fue una victoria decisiva para los macedonios, y marcó el comienzo del fin para el poder persa. Fue la primera vez que el ejército persa era derrotado durante el reinado de Darío III. Como era costumbre en la época, el campamento persa fue saqueado por los vencedores, allí encontraron a Estatira, la mujer de Darío; a sus hijas, Barsine-Estatira y Dripetis; y a su madre, Sisigambis, las cuales acompañaban al rey en su campaña. Alejandro, más tarde desposaría a Barsine-Estatira, y a todas las trató con gran respeto.
Alejandro Magno debe ser considerado por muchos como uno de los más grandes estrategas de todos los tiempos, de una vida breve se convirtió en una temida leyenda con todos los ingredientes para acabar siendo un mito. Y sus palabras acrecentaban precisamente este poderoso con un halo que movía ejércitos enteros para saciar su inagotable ambición: “No hay una parte de mi cuerpo que no tenga una cicatriz y todas son por vosotros, por vuestra gloria y prosperidad” llegó a afirmar en una ocasión.
En la Batalla de Issos, Alejandro se enfrentó a Darío III Codomano, rey de Persia último de la dinastía aqueménida, años (336-330 a. c.) que después de su derrota en Gaugamela (331 a. c.) se refugió en Ectabana, fue hecho prisionero y asesinado por instigación de Besso.
En esta campaña Alejandro luego de la batalla de Gránico, bajó por toda la costa jonia liberando las ciudades griegas, encontró poca resistencia exceptuando algunos focos aislados como en Éfeso o en Mileto (Halicarnaso) en cuyo puerto fue bloqueada su flota, pero los macedonios se hicieron con las fuentes costeras de agua potables, la flota persa tuvo que retirarse. Para asegurarse el control de la región Alejandro ocupó Gordión (Ankara) en el corazón de Lidia. Luego se dirigió hacia el sur cruzando el paso de Jonás o Puertas Cilicias, en dirección a Tarso con el fin de tomar los puertos de Siria, para neutralizar a los persas.
En la ciudad de Tarso, Alejandro cayó enfermo, llegándole noticias de que Darío estaba reuniendo un gran ejército en Babilonia. Si Darío III conseguía alcanzar el Golfo de Issos, podía utilizar el apoyo de la flota persa al mando de Farnabazo III, que aún operaba en el Mediterráneo, facilitando su suministro y probablemente desembarcando tropas en su retaguardia.
En noviembre, Alejandro ya repuesto de su enfermedad, recibió informes de que el gran ejército de Darío había entrado en Siria. Decidió reagrupar su disperso ejército y avanzar hacia el sur desde Issos hacia la costa siria siguiéndola a través de las puertas sirias, dejando una fuerza en Issos para cerrarle el paso a los persas. –
Darío, esperaba el ataque en la ciudad de Sochi, pero Alejandro no se presentó, entonces Darío se dirigió por el interior a través de las puertas Amanies, cuya existencia Alejandro desconocía, el rey persa consiguió de este modo que su ejército se situé a retaguardia de los macedonios, cortando sus líneas de suministro.
Darío tomó la ciudad de Issos y mutiló horriblemente a los defensores y enfermos griegos que habían quedado, quizá para provocar a Alejandro, que cuando se enteró de la situación, mandó contramarchar en dirección al enemigo, que ya había elegido el terreno para la batalla.
Darío había desplegado desde el mar a la montaña en un frente de unos 3 a 4 km: unos 6.000 jinetes ligeros (medos, griegos, al mando de Nabarzanes), 10.000 kardakes posiblemente los Inmortales, 10.000 hoplitas griegos al mando de Timondas, otros 10.000 kardakes, y 3.000 jinetes ligeros hercinianos y 3.000 jinetes medios bactrianos, delante situó arqueros y escaramuzadores, dejó una unidad de infantería ligera en una elevación al sur del río. En segunda línea colocó, 25.000 infantes ligeros, 1.000 jinetes pesados detrás de los hoplitas griegos, donde se situó Darío sobre un carro y otros 25.000 infantes ligeros. En total 13.000 jinetes, 30.000 infantería pesada y 60.000 de infantería ligera, más de 100.000 hombres. –
Alejandro colocó desde la costa: la caballería ligera y traciana (800) la caballería tesaliana (2.100), infantería ligera y arqueros (1.000), 12.000 falangistas como el frente era muy grande puso 8 de fondo, 3.000 hipaspistas, la caballería de los Compañeros (2.100) infantería ligera de montaña tribalos, tracios y agrianos, (1.000) y la caballería ligera y peonia (900), delante de esta línea los escaramuzadores. En segunda línea colocó 7.000 hoplitas griegos al mando de Crétaro, con unos 1.500 peltastas (a los flancos). Total 6.000 jinetes, 22.000 infantería pesada y 13.000 infantería ligera, unos 42.500 hombres.
La batalla comenzó con la caballería ligera y peonia del flanco derecho junto con la infantería de montaña, desalojan la infantería persa que se encontraba en las alturas dispersándola, un grupo regresó a sus líneas y otro se refugió en las alturas, Alejandro dejó a los agrianos para controlarlos.
Al mismo tiempo la caballería bactriana pasa al ala derecha para desplazar el centro de gravedad, dado que el terreno era más llano y favorecía el empleo de los caballos en el combate se ordena a dos escuadrones de la
caballería de los compañeros (500) reforzar su ala derecha, para compensar el traslado de esas fuerzas adversarias.
Los elementos de caballería persa griega, bactriana y meda pasaron a atacar desde el flanco izquierdo persa. La caballería traciana, tesaliana y compañeros de Alejandro, retroceden, aunque mantienen la cohesión. Se produce un hueco entre la línea macedonia que es cerrada por los peltastas griegos, se produjo una bolsa en la que quedó atrapada la caballería persa, que quedó aprisionada y no se podía mover, por lo que tuvieron que luchar como infantería, lo que favoreció a los macedonios que están más acostumbrados.
Al mismo tiempo los kardakes y mercenarios griegos avanzaron, cruzaron el río y se enfrentan a la falange macedonia. Ésta como su fondo era solo de 8 hombres empezó a retroceder, y para evitar el colapso, Alejandro ordenó que los hoplitas griegos reforzasen la falange.
Alejandro mandó atacar a los Inmortales persas con los hipaspistas, rompiendo la formación y haciendo retroceder una parte de estos. Al mismo tiempo él mismo al frente de la caballería de los Compañeros y peonia, atacó a la caballería hicarniana, haciéndola retroceder.
Alejandro con los compañeros envolvió la segunda línea persa y se dirigió hacia Darío. Éste mandó a los jinetes catafractas (caballería pesada con armadura completa de guerreros y caballos, antecesores de los caballeros medievales) para parar Alejandro. Pero al ver que sus fuerzas retrocedían en todos los frentes Dario viró su carro, huyendo del campo de batalla. Cuando el suelo se hizo demasiado inestable para su carro, finalmente lo abandonó junto a todo su equipo y siguió cabalgando a lomos de uno de los caballos. Cuando los persas vieron huyendo al Gran Rey, todas las tropas ligeras persas, esos 50.000 hombres de leva, huyeron a la carrera sin entrar en combate. Las fuerzas de Alejandro los persiguió, hasta que se hizo la noche.
Se estima que los muertos fueron 7.000 macedonios y 20.000 persas. La batalla de Issos fue una victoria decisiva para los macedonios, y marcó el comienzo del fin para el poder persa. Cuya caída definitiva se producirá en la batalla de de Gaugámela (331 a. c.).
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