Los soldados biónicos en el campo de batalla ya no pueden ser relegados a los confines de las películas de ciencia ficción, ya que un miembro de la OTAN ha declarado abiertamente sus intenciones de estudiar la posibilidad de mejorar los cuerpos de sus soldados.
El comité ético del Ministerio de las Fuerzas Armadas de Francia ha permitido realizar una serie de estudios científicos sobre la posibilidad de aumentar la capacidad de combate de los soldados del país mediante la tecnología y las sustancias químicas, lo que permite esencialmente a Francia iniciar su propio programa de “super soldados”, si así lo desea.
El Comité justificó esta iniciativa alegando que algunas potencias mundiales ya están trabajando en proyectos similares, pero no llegó a dar nombres. El informe subrayó que era “imperativo” iniciar “investigaciones sobre el soldado potenciado”, porque de lo contrario Francia corre el riesgo de quedarse atrás en lo que respecta a las tecnologías militares.
Audición mejorada, tubos de brazo cibernético e implantes
El informe publicado por el comité ético dio una visión general de las tecnologías potenciales que podrían utilizarse para mejorar a los soldados franceses. Entre ellas se encuentran una serie de implantes que sirven para varios propósitos: para aumentar la “capacidad cerebral”, inyectar automáticamente drogas que combaten el estrés inducido por el combate, seguir los movimientos de las tropas en el campo de batalla o simplemente identificar a los soldados amigos y enemigos en el fragor de la batalla.
Otro campo de estudio es el de las drogas para mejorar el rendimiento, como las que mantienen despiertos a los soldados durante períodos prolongados o les ayudan a soportar el dolor o largos períodos de cautiverio. El comité también sugirió la posibilidad de intrusiones quirúrgicas en la fisiología de los soldados, a saber, para mejorar su audición.
Aún así, el comité ético estableció una línea roja en estos estudios. Francia no podrá equipar a sus tropas con una tecnología que les despoje de su “humanidad”, aunque no está del todo claro dónde se trazará la frontera entre “máquina” y “humano” en este caso.
En el informe también se sugieren complementos que impedirían a los soldados volver a la vida civil, por ejemplo, tampoco debería instalarse una prótesis de brazo con sistemas de armas incorporados.
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