En otra entrega mas del ciclo “Consensos en Defensa Nacional” pudimos entrevistar a Lourdes Puente, la cual brindo precisiones sobre el ámbito haciendo hincapié en la necesidad de estructurar políticas de defensa con el cono sur, en especial Brasil, Uruguay y Chile.

A su vez, ahondó en la necesidad de adoptar políticas de defensa conjuntas en las áreas de acceso al espacio y ciberdefensa, entendiendo los costos para llevar adelante este tipo de políticas de manera individual. Concluye ademas que actualmente el Instrumento Militar se encuentra en una situación de obsolescencia total, implicando altos costos avanzar en una renovación y modernización total, lo que a su modo de ver debe abordarse por etapas, entre salvar lo básico e ir modernizando con capacidades industriales nacionales.

Lourdes Puente es Politóloga (UCA), magister (FLACSO) y doctoranda en Relaciones Internacionales (El Salvador), Directora de la Escuela de Política y Gobierno de la UCA y Docente en UCA y en Austral.

A continuación la entrevista.

Zona Militar – ¿Qué diagnóstico de manera sintetizada se puede hacer de la realidad de la Defensa Nacional? 

Lourdes Puente – Creo que está sobrediagnosticada (por el nicho que estudia estos temas), con lo cual existe ya en toda usina de defensa buenos diagnósticos de la paupérrima situación en la que está la Defensa Argentina.

Destacaría, obsolescencia de medios, que impacta, además de en sus capacidades, en el adiestramiento. Actualmente existe un mínimo adiestramiento, en horas de vuelo, días de entrenamiento y horas de navegacion, que impacta también en nuestras capacidades. Existe ademas mucha confusión en la misión. Actualmente nos entrenamos para las guerras convencionales, que son antiguas, mientras se avanza en las subsidiarias para las que no se puede entrenar. Por otro lado existe un abordaje pobre (sobre todo por capacidades) del rol en los nuevos escenarios del siglo (espacio exterior, alta mar, ciberespacio), que requieren un trabajo interagencial – y a veces interestatal, e inter actores transnacionales) que Argentina no se lo permite como Estado, o lo hace muy subsidiariamente, pero no doctrinalmente.

ZM – ¿Para usted, cuáles son las principales amenazas que enfrenta el Estado Nacional donde podría intervenir el ámbito de la Defensa Nacional? 

LP – Para determinar las amenazas, necesitamos tener claros los intereses. Porque en función de ellos, están las amenazas, riesgos y oportunidades.

La Defensa es uno de los instrumentos del Estado para hacer frente a las amenazas que el Estado argentino tiene hoy. Pero no el único y en casi ninguna puede ser el principal. Argentina tiene amenazados sus intereses o tiene en riesgo sus intereses en el Atlántico Sur y el mar adyacente al reclamo como propio. En el espacio exterior y también en el ciberespacio. Su patrimonio (sus recursos), su comercio, su libertad de movimiento (de personas y recursos) se ven en riesgo en todos esos escenarios y requieren respuestas del Estado Nacional. La defensa puede contribuir en todos. Se puede discutir si la infraestructura crítica y las fronteras requieren el apoyo de las FFAA para su defensa. Habría que ver capacidades y posibilidades. No teniendo la responsabilidad primaria, su aporte puede ser subsidiario. Pero requiere adiestramiento porque el tipo de operaciones para su defensa o resguardo hoy necesita capacidades y procedimientos varios. Acordes al tipo de combate que hoy se da en ciudades por ejemplo.  Es como en la Antártida, donde la Argentina tiene intereses para los que las FFAA participen de una manera distinta a la guerra, adiestran y son instrumento necesario. Pero no el único, ni es la Defensa quien la conduce.

ZM – ¿Cómo evaluaría la situación del Instrumento Militar de las Fuerzas Armadas y cómo cree que debería orientar la política la adquisición del equipamiento pensando en el futuro? 

LP – Creo que este item es el más difícil, porque la obsolescencia es tal, que cuando hay unos pesos favorables se tiene a actualizar lo que hay ya que nunca habrá para generar una verdadera modernización y/o actualización. Yo dividiría en dos el presupuesto destinado a adquisiciones. Una parte para actualizar lo salvable y que sea necesario para la doctrina actual y otra parte para ir construyendo (con nuestra industria o comprando con know how para poder hacer después) capacidades para los nuevos escenarios (ciber, exterior y Alta Mar particularmente). Tenemos que tener capacidad operacional en esos escenarios que son los del futuro. Y dado lo tecnológicamente avanzado y caro que puede ser, quizás sería interesante explorar capacidades conjuntas con los vecinos.

En todo caso, lo dividiría en tres, porque necesitamos destinar recursos a incrementar el adiestramiento. Casi tan importante como los medios.

ZM- ¿Cuáles deberían ser los aliados naturales de la Argentina en el contexto mundial y qué ámbitos de cooperación cree que se puede profundizar? 

LP – Brasil, Chile y Uruguay. Aliados ineludibles. Sin ellos Argentina no podrá, más en las condiciones actuales, ni siquiera participar en la seguridad global, que hoy tiene tanta incidencia en la de cada país. Patrullaje del Atlántico Sur con Brasil y Uruguay como el que hacemos con Chile en Antártida. Lanzador conjunto con Brasil para tener capacidad de colocar satélites. Trabajo en conjunto con los tres para definir juntos el know how para trabajar el ciberespacio.

Creo que en términos de valores que se defienden, Argentina es Occidente y que, en ese sentido, para evitar la competencia hegemónica que nos haría alfil de uno de los polos, tenemos que trabajar con la Unión Europea y encontrar también intereses comunes con África. Defender el multilateralismo aun en la defensa es un modo de acción que nos conviene.

ZM – ¿Cómo evaluaría usted la percepción actual de la ciudadanía sobre el rol de las Fuerzas Armadas? 

LP – Creo que en el interior es muy buena, porque en general son actores a los que se recurre en situaciones críticas comunitarias, y están en cooperación continua con las localidades. No hay prejuicios. En las grandes ciudades, sobre todo en los ámbitos universitarios, sigue primando en el imaginario el desastre histórico de las dictaduras, y lo militar toma una connotación ideológica que se combate. Pero cuando las FFAA entran en acción en situaciones críticas, la gente las respeta. Solo algunos académicos están todo el tiempo señalando que es peligroso darles rol. Y eso influye muchas veces en la política, que desconociendo el tema, temen la voz de una academia muy anti militar.

ZM – ¿Cuáles son los consensos básicos que usted podría compartir y considerar con sus pares académicos, superando las diferencias de ideologías y posiciones políticas a la hora de pensar la Defensa Nacional? 

LP – Serian los siguientes:

  • FFAA adiestradas y con medios
  • Capacitándose para las guerra y escenarios que vienen
  • Adiestrandose con las agencias que requieran su rol (desastres naturales con muchas agencias civiles por ejemplo, asistencia en la frontera, con Fuerzas de Seguridad), con reglas de empeñamiento para cada circunstancia
  • Aliadas a los países regionales pero no en lo discursivo o con instituciones sino con hechos concretos.
  • Trataría de acordar el escenario y los intereses, y después elegiremos con quien nos conviene ejercitar la defensa de esos intereses.
  • Dar una Ley de Reserva que permita suplir en caso extremo las capacidades que por nuestros escasos recursos no vamos a conseguir. Hay un espacio enorme ahí para crecer, incluso en los nuevos espacios.
  • Pensar una Ley de Personal que flexibilice el ingreso a las FFAA de profesionales y su egreso e inserción en el mundo universitario y laboral. Teniendo siempre en cuenta la inversión que hace el Estado y el aporte de los hombres que se forman.

ZM – Pensando en el espacio académico como un asesor natural a la gestión política, ¿qué propuestas se le ocurren para cambiar, profundizar o mantener en la política de Defensa Nacional?

LP – Sería muy importante para darle cuerpo y valor de estado que la DPDN y todas las leyes que aún requieren las FFAA (personal, reserva, arreglar la del SM) se hagan con participación de los dos sectores de la Academia y de las dos coaliciones políticas. Con el compromiso de mantener su lineamientos en cualquier gobierno que siga.

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2 COMENTARIOS

  1. Una cuestión. Que existan nuevas tecnologías y formas de hacer la guerra no quita las anteriores del escenario. Porque ahora parece que la guerra solo es asimétrica, con proxys, drones y el resto dejo de existir. Todo lo contrario! Se agrando el campo de batalla y sus posibilidades con estas nuevas armas y doctrinas. ¿La infantería, la artillería, aviación etc convencional dejan de ser letales y capaces de vencer en un conflicto armado? Claramente no! Son totalmente capaces aún con nuevas formas de hacer la guerra en frente.

    Por otro lado ¿En nuestro Atlántico Sur vamos a ver una guerra asimétrica no convencional con proxys haciendo acciones terroristas? No! Vamos a enfrentar a dos naciones como Chile y Reino Unido en guerra convencional con nuevas tecnologías de por medio. La guerra convencional es la que sigue primando en los conflictos armados abiertos entre estados. El año pasado tuvimos la de Azerbaiyan y Armenia, también Pakistan y la India. Dos ejemplos modernos que siguen demostrando la vigencia y letalidad de la guerra convencional y todo su armamento.

    No nos dejemos llevar por los conflictos en Medio Oriente (asimétricos y de baja intensidad) por favor y extrapolar esa forma de actuar al Atlántico Sur.

    Saludos compatriotas!

  2. Muy interesante. Incluso el amplio terreno a desarrollar en materia de reservas. Coincido en que drones y proxys etc…son anexos a lo convencional que nunca dejara de existir

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