Continuando con el ciclo de entrevistas “Consensos en Defensa” realizado por Zona Militar, tenemos el gusto de compartir los comentarios que nos dejo Fabián Calle sobre la problemática que existe actualmente en el ámbito de la Defensa Nacional y el Instrumento Militar argentino.
Haciendo una fuerte critica sobre la labor de la política argentina para atender las necesidades del sector militar, el entrevistado sostuvo que la omisión al sector, mas la politización de la problemática ha dejado al sector castrense en la situación actual. Por otro lado, también sostuvo que la academia no ha sabido analizar el ámbito de la manera necesaria, criticando el propio conocimiento entre academicos sobre asuntos militares, sea sobre estrategia, armamento, tecnologia y cuestiones internacionales.
Fabian Calle es Licenciado en Ciencia Política por la UBA, Máster RRII Flacso, Máster RRII Universitá de Bologna, Candidato a Doctor en historia UTDT. Consultor senior Asociado en Sergio Berensztein, Profesor en Austral. UCA y UCEMA. Columnista en Infobae. Ex Profesor en Escuela de Guerra Conjunta, UTDT, Flacso, ISEN y Universita di Bologna. Ex Investigador Ford Foundation, Ex Investigador senior en el CARI, ex asesor de 5 gestiones en el Ministerio de Defensa. Ex Director Académico del ISEN.
A continuación la entrevista.
Zona Militar – ¿Qué diagnóstico de manera sintetizada se puede hacer de la realidad de la Defensa Nacional?
Fabián Calle – Para entender la situación de la defensa nacional a partir del regreso de la democracia hay que dividir dos períodos. Uno, de 1983 al 2003/2005; donde hay una combinación de situaciones de penurias económicas, con algunos breves periodos de estabilidad y de crecimiento, pero también básicamente hay una élite política que veía a las Fuerzas Armadas con los ojos de los 50’, 60’ y 70’. Esta idea del partido militar y los militares como competencia y desafío a la hegemonía de los políticos y los partidos políticos al poder. La combinación de problemas económicos y esta percepción llevó a un derrumbe de la asignación presupuestaria para la defensa. Si uno mira los presupuestos, la asignación del PBI no deja de caer desde los 80’ hasta principios del siglo XXI.
Después hay una segunda etapa, donde también hay penurias económicas (crisis 2001 y 2002, etc.) y la decisión de Kirchner de usar el tema de las Fuerzas Armadas como legitimador hacia la izquierda, especialmente a partir del 2003/2005. Con Pampuro en defensa eso todavía está más matizado, hay buena relación con Estados Unidos que es muy buena. Kirchner mismo tiene reuniones con Bush muy amigables. Después del 2005 hay una decisión de legitimarse por izquierda. Se recurre a un enemigo imaginario sin riesgo que es pelearse con las Fuerzas Armadas, o sea cazar leones en el zoológico, y eso obviamente estuvo acompañado de reducciones en la asignación presupuestaria.
Después hay otro período dentro de eso que es el intento de cooptación de un sector del Ejército, especialmente de sectores de inteligencia; de meter sectores de las Fuerzas Armadas, especialmente el Ejército, del área de inteligencia, en el proyecto político. Luego eso es dinamitado en el 2013 cuando se desplazó a la cúpula del ejército y se nombra a un general apolítico en los últimos dos años del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Durante el macrismo sigue esa percepción de que la defensa era un tema a resignar frente a otras prioridades económicas y sociales, y durante esa gestión también hubo una visión de que no había que producir un salto cualitativo en muchas áreas. Por ejemplo, cuando se decidió no comprar cierto armamento antiaéreo de corto alcance con el argumento de no desequilibrar el balance regional, cosa que claramente no era así.
Por lo tanto, si uno hace resumen de todas estas décadas, es lógico que la defensa esté en la situación que está hoy, con 0,8% del PBI, con salarios atrasados y muchos de ellos cercanos o inferiores a la canasta básica, una situación auténticamente deprimente.
ZM – ¿Para usted, cuáles son las principales amenazas que enfrenta el Estado Nacional donde podría intervenir el ámbito de la Defensa Nacional?
FC – Creo que la defensa siempre tiene que tener en cuenta el contexto en que se maneja el país, su realidad geográfica y sus proyecciones de corto, mediano y largo plazo. Todavía nuestros vecinos, sea Gran Bretaña, Chile o Brasil, se siguen manejando con visiones de las Fuerzas Armadas que combinan la posibilidad de guerra interestatal. Si bien es inimaginable un conflicto armado convencional, tenemos un vecindario donde todavía los países adquieren aviones, tanques, artillería y misiles. Pero también es verdad que hay tareas cada vez más importantes para las Fuerzas Armadas, como se demostró con el COVID, con los desastres naturales, con ayudar a las fuerzas de seguridad con tareas de seguridad interior, la depredación pesquera, proyecciones a la Antártida, etc. Entonces creo que las Fuerzas Armadas tienen que tener esas dos dimensiones, una más tradicional y una más adecuada.
Pero al mismo tiempo darse cuenta que hay también un ingreso de nuevos temas como es la informática, la ciberguerra, la ciberdefensa, los drones. Se debe pensar cómo utilizar toda esa tecnología en que la Argentina tiene algunas ventajas o capacidades (vía INVAP, vía empresas privadas que lo trabajan con jóvenes formados en tema software, con unas de las pocas incorporaciones de tecnología que se hicieron en los últimos años que es el tema de la ciberdefensa traída de Israel que funciona en el ámbito del Mindef). Tenemos que pensar un poco en términos convencionales pero también darnos cuenta que no tenemos la voluntad política ni los recursos para grandes incorporaciones, y ver los atajos que tenemos para poder utilizar estas nuevas tecnologías disruptivas. Se debe tratar de maximizar espacios donde haya desarrollo tecnológico nacional, que se les de continuidad, que entren en producción; pero sin olvidar que hay todavía una dimensión tradicional operando, los aviones Gripen en Brasil, o los F-16 en Chile, por ejemplo.
Tenemos que pensar un poco en términos convencionales pero también darnos cuenta que no tenemos la voluntad política ni los recursos para grandes incorporaciones, y ver los atajos que tenemos para poder utilizar estas nuevas tecnologías disruptivas.
Fabián Calle
Creo que hay que tener un planteamiento muy serio y pragmático y, sobre todo, guiarnos por ese planeamiento. El Estado Mayor Conjunto ha trabajado muchos años en planes y proyectos y a veces uno ve que no son tenidos en cuenta. Entonces se hacen compras de oportunidad, compras que no se necesitan para quedar bien con un gobierno o con el otro, o porque es más barato. Me parece que si algo hubo en los últimos años fue un Estado Mayor Conjunto que planificó, que justificó; y creo que eso hay que utilizarlo, para usar recursos extra que pueden aparecer con el FONDEF o con acuerdos especiales con países dispuestos a facilitar las ventas de cierto material. Aunque siempre se deben tener en cuenta las cadenas logísticas y no meternos en conflictos geopolíticos que nos van a perjudicar, es decir, cuidarse de tomar partido abiertamente en pujas internacionales, porque meternos en mitad de una pelea de elefantes nunca es conveniente.
ZM – ¿Cómo evaluaría la situación del Instrumento Militar de las Fuerzas Armadas y cómo cree que debería orientar la política la adquisición del equipamiento pensando en el futuro?
FC – Creo que hay que hacer una pragmática e inteligente combinación de lo tradicional con lo disruptivo, con lo nuevo. Y Argentina está mejor para lo disruptivo, en ciberdefensa, ciberataque, drones, radares; ciertos nichos que han sobrevivido como INVAP y otros que requieren una planificación, no llenarnos de modelos que después no avanzan. Pero también tener en cuenta que uno puede tener los mejores drones, pero si no van acompañados por capacidades convencionales como aviones o tanques, terminan siendo patos rengos, cómo sería también tener tanques y aviones sin drones. Muchos hablan de la guerra entre Armenia y Azerbaiyán y cómo los drones destruyeron tanques, dicen que el tanque no sirve. Sí, el tanque si sirve, siempre que tenga defensa aérea y capacidad de interacción.
No nos tenemos que desbandar ni hacia todo lo disruptivo y moderno ni quedarnos con la visión del siglo XX de la guerra. Para eso se requiere capacidad estratégica, que viene del mundo civil, académico y militar especialmente. Muchos de nuestros militares son gente muy formada acá y en el extrajenro, tienen una gran formación en temas estratégicos muy superior a muchos civiles. Tiene que haber ámbitos de reflexión donde no impere la ideología ni los prejuicios, donde todos puedan aportar y que después esas reflexiones sean cumplidas por los decisores.
ZM – ¿Cuáles deberían ser los aliados naturales de la Argentina en el contexto mundial y qué ámbitos de cooperación cree que se puede profundizar?
FC – Argentina nunca ha tenido aliados naturales ni permanentes. Creo que tenemos un vecindario con dos países con quienes tenemos desactivadas nuestras hipótesis de conflictos, en el caso de Brasil desde el 79 y en el caso de Chile a partir del 84 y luego del 90. Creo que hay que cultivar esa relación, trabajar fuertemente en mantener esa idea de que es inverosímil un conflicto armado entre nuestros países, no dar nada por sentado, no decir “bueno firmamos ese acuerdo hace 30 años, no va a pasar nada”. En el caso de Chile están los Hielos Continentales, cosa que hay que seguir mirando y trabajando con ellos, el tema de la plataforma continental argentina, los resquemores que están generando algunas presentaciones jurídicas en el mar de Argentina en ciertos sectores de Chile. Con el tema Brasil, tratar de no meternos en la política interna brasileña, no decir “quiero que gane uno” o el otro o caracterizarlos de distintas maneras. Yo creo que hay que ser cuidadosos y no dar nada por sentado, porque esos son nuestros dos países con los cuales tenemos que tener una relación constructiva y armónica, y además avanzar hacia nuevos temas, como el control de pesca, la no depredación y sumar fuerzas frente a ciertas pujas geopolíticas que China y Estados Unidos están empezando a proyectar en esta zona.
Y después, donde está insertado cultural e históricamente Argentina, en el mundo occidental. Nuestros proveedores históricos de armamento, tecnología y formación de personal son Italia, Francia, Alemania, Estados Unidos, lo cual no implica tener malas relaciones con China y Rusia. Como dice Roberto Russell, estamos en un sistema internacional bipolar y no polarizado, entonces si bien hay dos superpotencias, las mismas son a su vez interdependientes económicamente a diferencia de lo que pasaba en la Guerra Fría. Y eso genera la oportunidad, con inteligencia, con prudencia, con una Cancillería inteligente y un Poder Ejecutivo uniforme, que no esté yendo y viniendo dependiendo las necesidades internas del momento, da margen para tener relaciones constructivas y no antagónicas de anti tal o anti cual. Creo que tenemos que sabernos manejar en este bipolarismo no polarizado.
ZM – ¿Cómo evaluaría usted la percepción actual de la ciudadanía sobre el rol de las Fuerzas Armadas?
FC – Las Fuerzas Armadas siempre han tenido muy buena imagen en la población. A lo largo de la última década, cuando uno mira las encuestas hay una constante, están entre las tres o cuatro instituciones mejor vistas, usualmente más que la dirigencia política. Creo que el problema del antagonismo con las Fuerzas Armadas es más de ciertas elites o de sectores, capas medias altas ideologizadas o políticas; pero basta ver cuando hay una marcha militar, desfiles, ceremonias, la masividad que tienen. El desfile del 2016 en avenida del Libertador, el de 2019, el famoso desfile que hizo el ejército en 2004 en La Matanza que fue tan impactante que el gobierno decidió no hacerlo nunca más.
Creo que hay un mito sobre la ruptura del pueblo con las Fuerzas Armadas que no es tal, es un tema que tiene que ver más con sectores ideologizados, que actúan o sobreactúan algunos temas y de sectores políticos que desvalorizan, desprecian o utilizan el tema para sus fines personales o de agenda política.
Viendo la pregunta recordaba un video de los combates en La Tablada tomados en vivo, en caliente, por los canales de televisión; y el pueblo ayudaba a los militares, aplaudiéndolos, acompañándolos a riesgo de perder la vida. Es una cosa que impacta y ahí no hay ideología, es el pueblo que ve cómo la guerrilla ataca a un regimiento y ese pueblo trabajador claramente en sus acciones, en sus gritos, en sus posturas está al lado de las Fuerzas Armadas. Parece que hay que romper esos mitos de que el pueblo rompió con sus Fuerzas Armadas, no pasa por ahí, me parece que es un mito más de las élites de que sectores populares o aun de capas medias.
ZM – ¿Cuáles son los consensos básicos que usted podría compartir y considerar con sus pares académicos, superando las diferencias de ideologías y posiciones políticas a la hora de pensar la Defensa Nacional?
FC – Creo que un consenso importante que se ha logrado es esta idea de que las Fuerzas Armadas están en una situación terminal en materia de equipamiento. Usualmente durante el kirchnerismo cualquier compra de armamento o referencia a capacidades generaba enojos en los académicos kirchneristas, se hablaba que el balance de poder era un tema del pasado, que el reequipamiento era un tema del pasado, que Chile y Brasil se iban a arrepentir por comprar armas. Todo lo áspero que era el kirchnerismo en política doméstica, era ingenuo en política de defensa y agresivo en política exterior; una mezcla muy rara, aspereza doméstica y exterior pero sin capacidad militar, un oxímoron. Pero en los últimos años por varios motivos la academia kirchnerista habla de reequipamiento, de compra de aviones y otras cosas, así que hay un buen consenso al respecto.
Creo que un consenso importante que se ha logrado es esta idea de que las Fuerzas Armadas están en una situación terminal en materia de equipamiento.
Fabián Calle
El kirchnerismo a veces se obsesionaba con lo que estudian las fuerzas, si lo que estudian era o no democratico. Pero cuando fue la crisis del 2001, uno de los sectores que actuaron de manera democrática fueron las Fuerzas Armadas, que si no hubieran sido democráticas, hubieran aprovechado semejante crisis para actuar y no lo hicieron. Las sublevaciones carapintada, especialmente las de después de Semana Santa, fracasaron porque la masa crítica de las Fuerzas Armadas se mantuvieron del lado de la institucionalidad. Entonces me parece que hoy tenemos un buen consenso. No estar obsesionados solo por la ferretería ni solo por la sociología militar, y preocuparnos por si los políticos son democráticos, si los sindicalistas son democráticos, porque las Fuerzas Armadas ya han probado que sí lo son, no son ellos quienes hacen cosas por fuera de la ley.
Necesitan reequiparse, necesitan más fondos. El FONDEF es un buen ejemplo, también ayuda el ministro Rossi, que es un hombre pragmático y serio, que lógicamente cumple con las tertulias de ciertas cosas del kirchnerismo (es lógico que los ministros se vayan adaptando al gobierno). Pero si uno va más allá de esa máscara de legitimación que necesitan los políticos para ir adaptándose a nuevos jefes y tendencias, creo que ayuda tener un Ministerio de Defensa con gente experimentada como es Rossi, con ámbitos de diálogo como este que se establece entre Jaunarena y Garré en el ámbito del Congreso, con la esperanza que de no sea un acting, que no sea retórico, que impere un espíritu patriótico y que estas cosas se bajen a resultados concretos y no cosméticos.
ZM – Pensando en el espacio académico como un asesor natural a la gestión política, ¿qué propuestas se le ocurren para cambiar, profundizar o mantener en la política de Defensa Nacional?
FC – En la academia yo creo que ha imperado un sector que por motivos personales, reales o inventados, por motivos que me trasciende entender, ha tomado una postura anti-militar. Colegas míos que se han pasado años odiando su objeto de estudio que son las fuerzas Armadas, desconfiándolas, viéndolas con ojos del pasado. Una postura como de fiscalización. Los académicos éramos los que teníamos la verdad y juzgamos cómo ser, cómo pensar, cómo debia ser el actuar de las fuerzas. Querer que sean democráticas, participativas, que tengan un 0800, y después esa misma gente a lo mejor le gusta Cuba, o le gusta Rusia, o le gusta China, donde no hay nada de lo que le piden a las Fuerzas Armadas argentinas; una especie de esquizofrenia.
Entonces me parece que lo primero que tenemos que hacer es acabar con la soberbia, esta cosa de que somos el dedo que señala lo que hay que ser; la humildad, entender, meternos, hablar, conocer los procesos. Como fue el caso de la reforma de educación militar, que en el periodo de Nilda Garré vino con una agenda muy disruptiva, de saber todo; y esa gestión educativa del periodo de Garré se empezó a hablar con los militares, con los generales, hubo todo un feedback, una retroalimentación y se fueron comprendiendo. Se dieron cuenta que había cosas, como por ejemplo el tema de suspender el internado, la pregunta es: ¿dónde no hay internado? En Cuba hay internado, en Rusia hay internado, en China hay internado. ¿Entonces a quién estamos copiando? En Estados Unidos y en Gran Bretaña también hay internado.
La academia argentina especializada en defensa somos corresponsables del fracaso rotundo de montar una Argentina sin capacidad disuasiva.
Fabián Calle
Además, entender que para la defensa hay que saber de armas, de estrategia, hay que entender qué pasa en el mundo, hay que usar mucha política comparada y hay que aprender temas de tecnología. La etapa del politólogo que no sabe la diferencia entre un 155 y un 105, que no sabe la diferencia entre una brigada y una misión, que no sabe los nombres de los misiles, que no conoce de historia militar, que no sigue los temas tecnológicos, es una etapa totalmente superada y que demostró un rotundo fracaso. La academia argentina especializada en defensa somos corresponsables del fracaso rotundo de montar una Argentina sin capacidad disuasiva.
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Tienen que entender, de una vez por todas y no volver a cambiar, que un país cómo Argentina, con su nivel de importancia en el contexto mundial y con proyección de crecimiento en la consideración geopolítica, tiene que mantener un instrumento militar muy moderno, bien preparado y da tamaño considerable. Y eso significa asignar, mínimamente, el 2 % del PBI y no estar permanentemente tapando agujeros y comprando chatarra en cantidades irrisorias y con su personal profesional dentro de un nivel de clase media con proyección de progreso. No hay aviones, no hay submarinos, todo el resto es viejisimo, ganan miserias al borde de la dignidad humana. Todo está abandonado, todo roto. No hay política de defensa que pueda prever las necesidades de equipamiento con anticipación, cómo se hace en todos los países civilizados. Todo es proyecto, estudio, prototipo y nunca se concreta nada. Son la ineptitud por excelencia (los políticos)
Aplaudo y comparto los conceptos de Jorge Onganía.!!!!!
Si realmente se atrevieran a hacer un ajuste en los gastos de la política y no en los beneficios del país tendríamos más posibilidades para mejorar la capacidad de la defensa SEGURO. El sacrificio siempre empieza por los que trabajan y aportan, los demás exigen como si fueran dueños de los derechos del país. Quién mantiene a las FFAA… los políticos, los punteros, los mediáticos, los trolls, los sindicalistas?…Ahora esperamos que alguien nos regale armamento a costa de nuestra autonomía…volvemos a ser colonia de un lado u otro.
Excelente el reportaje al Lic. Fabian Lacalle. Clarito y sintetico al desarrollar el tema y el daño que la ideologia y los intereses politicos de una minoria le han hecho a nuestras FFAA y a la defensa nacional.
Bueno…imagínense las disparidad arbitraria (si, arbitraria) de criterios imperante que lograr este consenso resulta como organizar un cónclave para ponerse de acuerdo sobre el color el cielo.
Lo que remarca el títulos es una obviedad. Y si en la política tienen que ponerse de acuerdo sobre algo que es a todas luces evidente es porque el Estado, o padece una absoluta falta de idoneidad en sus funcionarios de turno o los intereses partidarios en reducir las Fuerzas Armadas a no más que una gran policía de fronteras es el rumbo político que inconfesamente se quiere tomar para así evitar que haya un poder fáctico que les supere a la hora de intentar un algún tipo de control del país que pueda exceder a aquello que facultan y limitan las prácticas republicanas establecidas en la Constitución.
Por ahora, para la política, no existe consenso, simplemente porque no les conviene; para éllos el consenso existe mientras éllos manden y los otros se alineen detrás. Si hoy le preguntamos al ministro Rossi sobre el estado de las FFAA, simplemente, va a evadir la pregunta.
Firmado y mas que aclarado lo que dice este tipejo.chau aviones Rusos xd.era de esperar nada espero de esta gente.hace años le vienen robando a la gente y lo van a seguir haciendo.
Y preparence para los numeros que van a aparecer en la supuesta compra de radares.
Ovio que no van a aparecer los radares.
Al igual que todo lo que estan haciendo o esperan algo?
El fondef fue creado para robar mas.no para otra cosa.
Alguno leyó la entrevista? Me parece que varios comentarios apuntan a la política partidaria, más que a la defensa. Muy interesante la entrevista, hay que concentrarse en los sectores donde Argentina tiene ventajas competitivas: radarización, UAVs, ciberdefensa. Y tratar de ir reequipando dentro de lo que se pueda. El Fondef es algo auspicioso, con el tiempo vamos a ver si en la práctica funciona o no. Sinceramente no espero cambios drásticos, pero espero que se puedan ir recuperando algunas capacidades en el largo plazo.
Si con unas Fuerzas Armadas casi inexistentes Ud. se conforma y/o resigna con todo aquello que no sea “cambios drásticos” es porque aún no ha terminado de tomar conciencia acerca del daño que padece nuestra estructura de Defensa, incapaz de defender el país de cualquier injerencia externa.
La situación de las Fuerzas Armadas es extremadamente grave. Y si se necesita tanto debate para tomar conciencia del estado de cosas es porque se privilegia la ideología partidista por sobre los intereses estratégicos de la Nación. Porque nadie puede -con tanto cuerpo asesor suelto por ahí- ignorar lo que es a todas luces vidente. Es más, estos políticos corren el riesgo de que tanto daño ejercido sobre los cuerpos armados del país sea interpretado mínimamente como negligente y formalmente como intencional.
Esto el ciudadano de a pié lo entiende, es que al político le chupa un huevo.