En estos días se cumple un año que las Fuerzas Armadas Argentinas respondieron decididamente a la orden de apoyar a la población para mitigar los efectos de la pandemia que ya asomaba en nuestro país. El Ejército Argentino, en cumplimiento a lo ordenado por el Comando Operacional de las FFAA y en virtud de la orden presidencial, comenzó su despliegue en el partido de Quilmes, provincia de Buenos Aires. Comenzaban a verse imágenes que se harían cada vez más corrientes en numerosas localidades de todas las provincias del país.

El Ejército, por sus características, tiene el mayor despliegue a lo ancho y a lo largo del territorio continental argentino. Esto le permitió, luego de coordinaciones con gobiernos provinciales y municipales, posicionarse rápidamente para apoyar a la comunidad. El empleo dual de sus medios se visibiliza normalmente en caso de emergencias climáticas, como inundaciones, tormentas de nieve, entre otras, pero queda circunscripto al lugar donde estas inclemencias se producen. La situación vivida en 2020 permitió que todos los argentinos conozcan las capacidades duales de su fuerza terrestre, además del profesionalismo y valía de sus mujeres y sus hombres.

Los gobiernos provinciales y municipales organizaron sus comités operativos de emergencia (C.O.E.) donde los oficiales y suboficiales designados comenzaron a trabajar codo a codo con funcionarios civiles.

El primer desafio que se presentó en los grandes conglomerados fue la dificultad de acceso a recursos de los sectores más necesitados por lo cual comenzaron a multiplicarse los lugares de elaboración y distribución de comida caliente para la población civil. El contacto del pueblo con sus soldados fue sumamente grato para ambas partes.

Entre las tareas más tempranas surgieron también las necesidades de ampliación de capacidades de atención y alojamiento, tareas para las cuales los militares aplicaron no solo la capacidad de transporte de sus vehículos y la fuerza de sus brazos, sino principalmente la organización de sus fracciones, la que permitió que dichas tareas se realizaran en tiempos cortos y en forma eficiente. 

El personal de Sanidad y el equipamiento de la Fuerza permitieron apoyar y aumentar las capacidades de los sistemas de salud. Además del Hospital Militar Central de la ciudad de Buenos Aires, existen cerca de diez hospitales militares más en distintas provincias, que funcionaron también como apoyo. A su vez estos pusieron en algunos casos sus medios de campaña para incrementar capacidades edilicias de atención de salas y hospitales locales.

Al igual que la gran mayoría de los ejércitos del mundo que fueron desplegados por la pandemia, los militares argentinos montaron para esto sus carpas estructurales de grandes dimensiones y sus acoplados de sanidad. En las operaciones militares este material se emplea para brindar apoyo sanitario a las fracciones de la primera línea. Sus características obedecen a la necesidad de rápido transporte y fácil montaje, por lo cual han sido de gran importancia.

Un comentario aparte merece el Hospital Reubicable Móvil, el cual fue montado para aumentar las capacidades existentes en Buenos Aires. (A fines de febrero pasado se recibió otro nuevo hospital móvil con mayor capacidad de transporte).

La actividad de apoyo que más fue visibilizada por los medios fue la elaboración y distribución de comida. Las particulares cocinas militares de campaña, la destreza de los cocineros militares y sus auxiliares en elaborar raciones para grandes cantidades de personas, y el invaluable apoyo de voluntarios civiles locales, tuvo un sobresaliente resultado que fue bien recibido por todas las poblaciones apoyadas. El cocinero militar está acostumbrado a realizar su trabajo en cualquier terreno y bajo diversas condiciones meteorológicas, su trabajo en la pandemia los puso bien alto en la valoración de la gente.

La organización y la disciplina, propias de toda fracción militar, así como la disponibilidad de amplios espacios y locales en los cuarteles, fueron también aspectos valorados a la hora de solicitar apoyo. El almacenamiento, carga y descarga, y distribución de ayuda humanitaria fueron también actividades donde los soldados mostraron particular aptitud. Las actividades logísticas propias de la vida de cuartel y de las operaciones en campaña, hacen que la organización, la eficiencia y la velocidad de ejecución sean características del trabajo. Así se distribuyeron cajas de víveres secos, de elementos de limpieza, bolsones de víveres, alcohol para higiene de manos, agua potable, y todo efecto que sea necesario distribuir a la población. Hasta incluso leña, carbón y garrafas de gas envasado en aquellos lugares alejados de nuestra Patagonia donde no llegan las redes de gas. Hasta se transportaron fardos y granos para alimentar ganado en puestos aislados por la nieve.

Los vehículos con tracción apta para todo terreno y el conocimiento de rutas, caminos y parajes, permitió que los soldados lleguen a todo lugar donde la ayuda fue requerida. En estas tareas tuvieron también gran importancia los helicópteros, los cuales sirivieron para acortar los tiempos de asistencia a pobladores de lugares muy alejados o temporalmente aislados.

Los medios disponibles y el apoyo de los municipios, provincias y del Estado Nacional han sido de suma importancia. Pero seguramente lo que hace que la Fuerza alcance en forma sobrada los objetivos en cuanto al apoyo a la población son los valores de sus integrantes y las características del entrenamiento militar.

El entrenamiento los obliga, y así está internalizado en cada elemento, a estar en permanente condición de ser desplegado. Tienen calculados los tiempos de alistamiento y respuesta, y saben exactamente en qué vehículo y con qué carga sale cada uno. Ante las órdenes recibidas no tuvieron que ponerse a entrenar, simplemente adaptaron lo practicado a los requerimientos de la misión. Lo único que no fue empleado fueron las armas; el resto del equipo y del entrenamiento fue puesto en práctica.

A su vez, los hombres y las mujeres del Ejército tienen un gran orgullo de pertenecer a la Fuerza, y se ha notado, en todo lugar donde fueron observados, la satisfacción de servir a la población.

Además, el Ejército Argentino tiene experiencia en el apoyo a la población. Ha asistido a inundaciones, nevadas, rescates en montaña, terremotos, apoyo a comunidades alejadas, ayudando en casi todas las provincias de nuestro extenso país. También ha asistido a poblaciones necesitadas de los lugares donde ha cumplido con misiones de paz.

El resultado, hasta el día de hoy, se ha visto principalmente en el reconocimiento de la población y en el aumento récord de los postulantes a integrar sus filas.

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