Dando por sentado que resulta obvia la necesidad de controlar el territorio nacional y los espacios terrestres necesarios para su defensa que pueden incluir el territorio enemigo, se considera necesario definir y comentar sobre la Superioridad y Supremacía Aéreas.
La Superioridad Aérea es aquella situación en tiempo y espacio determinado en la que a través del empleo preponderante de la aviación se logra que las operaciones propias en el aire, el mar y la tierra se desarrollen sin interferencias inaceptables por parte de la aviación enemiga.
La Supremacía Aérea es aquella situación en la que a través del empleo preponderante de la aviación se logra que la aviación enemiga quede incapacitada para producir interferencia efectiva a las operaciones propias.
No resulta difícil concluir del enunciado de ambas definiciones, que constituyen un concepto equivalente al del control del mar, pero hay que advertir que no son idénticos pues, mientras el control de un área marítima requiere hoy el control del espacio aéreo respectivo, el control de este último no exige el control de la superficie que cubre.
Las maneras convencionales de lograr la superioridad/supremacía aérea son las operaciones de ofensiva contra aérea, que requieren y son complementadas por las de defensa aérea.
Las ofensivas contra aéreas se llevan a cabo esencialmente con medios aéreos sobre el territorio y espacio aéreo enemigo, y por iniciativa propia. Las operaciones de defensa aérea sobre el territorio y buques propios o próximos a ellos, como reacción a la iniciativa enemiga; en estas operaciones se distinguen la Defensa Antiaérea, que se realiza desde la superficie, y la Defensa Contra aérea, que se realiza con aeronaves.
Por otra parte, al igual que sucede con el control del mar, la superioridad/supremacía aérea han sido y pueden ser determinantes en el desarrollo de una guerra y también, ser logradas o perdidas a través de la maniobra de las fuerzas en tierra o en el mar.
Un ejemplo, tal como hubiera sucedido en la Guerra de Corea, cuando dentro de los cincos primeros días de iniciada todas las bases aéreas de la ONU en esa península fueron capturadas por las fuerzas comunistas; de no haber sido por los portaaviones de los EE.UU., la aviación de Corea del Norte habría contado con la superioridad aérea.
También se debe tener presente que contar con la superioridad aérea no es garantía de que ella podrá ser explotada. Por ejemplo, en la Guerra de Yom Kipur, los egipcios luego de cruzar el canal de Suez establecieron una defensa antiaérea tan letal, que la aviación israelí quedó inhibida de dar apoyo cercano a sus fuerzas terrestres, siendo que tenía la superioridad aérea en el teatro de operaciones; peor aún, como resultado de las grandes bajas aéreas que sufrió dando ese apoyo, la aviación egipcia y la siria quedaron en posición favorable para disputar la superioridad aérea.
A todo lo anterior se debe agregar que la interconexión cada vez mayor entre los ambientes terrestre, naval y aéreo, y la tendencia a la integración de todos los elementos de combate, han dado lugar al concepto de Dominio del Espacio de Batalla.
La idea incluye el control de esos ambientes y del espectro electromagnético. El control de mar es el necesario componente marítimo del dominio del espacio de batalla, y la superioridad/supremacía aérea, su componente aéreo.
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