En el marco de las nuevas restricciones a la circulación nocturna, anunciadas en el día de ayer por el Presidente de la Nación, una de las medidas comunicadas despertó entre el periodismo una serie de falacias relacionadas con la Fuerzas Armadas, llegando a ser replicadas por el presidente de Brasil Jair Bolsonaro y su hijo Eduardo Bolsonaro. Sin entrar en polémicas sobre el quién y el cómo, este hecho vuelve a poner de manifiesto la forma en la cual se comunica la información al público en general.

Desde diversos medios se presentó la utilización y empleo de efectivos pertenecientes al Sistema de Sanidad Militar como una militarización de facto del espacio público, con lo que significa ese tipo de afirmaciones en la Argentina. Independientemente de la forma en la que fueran comunicadas las medidas por el Jefe de Estado, presentar este hecho como el empleo del Instrumento Militar en cuestiones de índole interna demuestra: primero, un desconocimiento sobre las tareas que desde el inicio de la Pandemia COVID-19 las FF.AA. vienen realizando en el país; y, segundo, sobre el marco jurídico-legal y normativo en el cual están insertadas en la vida democrática y republicana.

A principios del mes de marzo, a casi un año de su inicio, las FF.AA. llevan contabilizados más de 350 días ininterrumpidos en el marco de la Operación General Manuel Belgrano, efectuando un total de más de 38 mil tareas. Entre las que se destacan: distribución de bolsones de alimentos, raciones calientes y medicinas en el Conurbano Bonaerense y diversas regiones del país, realización de campañas sanitarias en el Litoral, vuelos de repatriación de ciudadanos varados, apoyo a las Fuerzas de Seguridad. Todas ellas efectuadas por hombres y mujeres de las tres armas, poniendo el cuerpo al servicio de sus compatriotas en momentos donde más los necesitaron.

Las tareas fueron realizadas como lo prescribe, de forma clara y precisa, la Ley Nº 24.059 de Seguridad Interior, donde en su Art. 27 establece que  “el Ministerio de Defensa dispondrá en caso de requerimiento del Comité de Crisis- que las fuerzas armadas apoyen las operaciones de seguridad interior mediante la afectación a solicitud del mismo, de sus servicios de arsenales, intendencia, sanidad, veterinaria, construcciones y transporte, así como de elementos de ingenieros y comunicaciones, para lo cual se contará en forma permanente con un representante del Estado Mayor Conjunto en el Centro de Planeamiento y Control de la Subsecretaría de Seguridad Interior”.

En el terreno de la Sanidad Militar, todos los Hospitales del Sistema de Defensa fueron puestos disposición, tanto personal como equipos que van desde Hospitales de Campaña hasta Reubicables. Inclusive, prestando sus instalaciones para las pruebas de las vacunas contra el COVID-19 en diversas fases de su desarrollo.

Por medio diversos medios de prensa, se informó que se llevarían adelante controles involucrando a elementos abocados a la misión principal a tareas relacionadas al ámbito de la Seguridad Interior. Esta tergiversación de los hechos no puede ser dejada de lado ya que afecta a los efectivos, hombres y mujeres, de todos los grados y especialidades, actualmente en tareas.

Ante la búsqueda de la primicia y del impacto es imperativo ser profesionales en el tratamiento de los hechos, y más cuando se trata de temáticas específicas como la Defensa Nacional y las Fuerzas Armadas. Todas cuestiones amplificadas por la Pandemia COVID-19 y las repercusiones que genera en la sociedad argentina. Donde desde el lugar que nos toque ocupar circunstancialmente no deberíamos llevar más preocupaciones innecesarias a la población que parten desde el desconocimiento del hecho que se informa.

La realidad nos demuestra, al fin al cabo, que las Fuerzas Armadas están desplegadas desde hace más de un año al servicio de la Nación en uno de sus momentos más aciagos, y continuarán ampliando esas tareas en plena conformidad con las Leyes de Defensa Nacional y Seguridad Interior, y Decretos Reglamentarios. Intuir e informar otra cosa habla de la falta de responsabilidad a la hora de comunicar de quienes lo hacen, en un contexto inédito de crisis lleno de desafíos e incertidumbre. Que la verdad no sea en esta ocasión otra víctima más de la Pandemia.

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3 COMENTARIOS

  1. Lamentablemente se utiliza la tergiversación de la información con fines políticos electoralistas. Es una pena, ya que está en juego la salud y la vida de muchos argentinos.

  2. Es difícil no ser insultante con el.periodismo pero difícil encontrar un carroñero q se lo pueda comparar. En vez de hablar de libertad de prensa , tendrían q hablar de responsabilidad de divulgación.

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