Transcurría el 25 de mayo de 1982, fecha particular por la carga emotiva e histórica de gran significancia para el pueblo argentino. En el estrecho de San Carlos y zonas aledañas se libraba una cruenta batalla aeronaval entre los cazabombarderos argentinos y las fuerzas británicas, con pérdidas de hombres y material para ambos bandos. El objetivo argentino: evitar que la invasión hiciera pie y reforzara su posición en las cabezas de playa.
Mientras los Skyhawks del G4C y G5C arremetían contra los buques de la Royal Navy, otra misión de gran importancia comenzaba a dar sus primeros pasos. En Río Grande, los Super Etendard de la 2 Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque iniciaba los alistamientos para emprender una nueva acción contra la flota británica. Desde el inicio de la hostilidades, los dos portaaviones de la Royal Navy, el HMS Hermes y el HMS Invincible, estaban entre los objetivos prioritarios en especial para el binomio SUE/Exocet.
El 25 de mayo, el radar de la Fuerza Aérea Argentina emplazado en Puerto Argentino informó sobre la posición de lo parecía ser un portaaviones, el cual navegaba a 100 unas millas al noreste de la isla. Con la información procesada, se ordena el ataque de los SUE, los cuales contarían con el apoyo de un KC-130H Hércules de la FAA, indicativo “Berlín”
Inmediatamente son alistados en Río Grande los Súper Etendard 2-A-203 y 2-A-204, teniendo a su mando a los por entonces Capitán de Corbeta Curilovic y al Teniente de Navío Barraza. De la planificación se desprendió que el recorrido de los SUE debería realizarse por el norte de las islas Malvinas, con una separación importante a los fines de evitar la detección por parte de los piquetes de defensa Aérea y de la escolta del grupo de batalla británico. El despegue de Río Grande se realizaría a las 1430, a lo cual siguió el reabastecimiento en vuelo con “Berlín”. Una vez alcanzado el nivel de combustible necesario, los SUE emprendieron su aproximación debiendo pasar a rasante a poco menos de 300 millas de donde se encontraba el objetivo. A 500 nudos y baja altura, Curilovic y Barraza eran dos rayos lanzados a escasos metros de la superficie del mar.
Cada Súper Etendard iba armado con un misil AM-39 Exocet, los cuales ya habían probado su letalidad al alcanzar y dejar fuera de combate al destructor HMS Sheffield. Habiendo realizado la aproximación, los SUE comienzan la maniobra de ascenso para permitir que el radar Agave detectara los objetivos. En el primer barrido, se adquieren tres blancos: dos grandes y uno más chico. Los SUE descienden nuevamente, alistándose para recorrer las últimas millas hasta el punto de lanzamiento. En ese momento, el destructor HMS Exeter y la fragata HMS Ambuscade logran detectar las emisiones del radar Agave. La flota británica se estremecía ante la posibilidad de hacer frente a nuevo ataque de misiles exocet. Se emite el código “Handbrake”
A las 1632 Curilovic y Barraza ascienden nuevamente, en esta ocasión para lanzar sus misiles Exocet. Completada con éxito la maniobra, los cazabombarderos navales emprenden el retorno mientras que los misiles hendían como rayos el cielo del Atlántico Sur en busca de sus blancos. El Grupo de Batalla entra en alarma, tomando acciones necesarias para engañar a los misiles y evitar el impacto en los portaaviones. El cielo se llena de nubes de chaff y por un instante parece que las contramedidas surten efecto. Sin embargo, la zona es rica en blancos, por lo que los Exocet no tienen problemas en encontrar un blanco el cual, irónicamente, poseía como único medio de autodefensa algunas ametralladoras GPMG de 7,62mm.
Restos calcinados de un CH-47
Solo pasan unos instantes cuando el buque portacontenedores modificado “Atlantic Conveyor” es impactado por los misiles Exocet. Tratándose de un buque comercial, el mismo no cuenta con compartimientos estancos o un diseño que le permita minimizar los daños ante este tipo de ataque. El buque pierde propulsión y con ello el control de la maquinaria. Instantes después, ya con un incendio de importancia que comienza a devorar sus entrañas, se pierde el generador diesel y con ello la presión en las mangueras del sistema antiincendios. Pese a los esfuerzos de la tripulación, el foco principal no podía ser atacado directamente. El Atlantic Conveyor estaba condenado. Ian North, capitán del buque, anunciaba “…El fuego está fuera de control. Abandonen el buque…”
Mientras la tripulación del Atlantic Conveyor se enfrentaba al drama del rescate y a las heladas aguas del Atlántico Sur, los SUE seguían con su retorno sin novedades, reabasteciendo nuevamente del KC-130 y aterrizando en la base de Río Grande a las 1830 aproximadamente. En su afán por querer derribar a los atacantes, el HMS Invincible lanzaba andanadas de misiles Sea Dart…aunque los SUE ya estaban fuera de alcance, siendo abatidas nubes de chaff.
Pérdidas considerables.
Pese a que el Atlantic Conveyor no era el objetivo principal, las pérdidas ocasionadas fueron de gran importancia en el aspecto logístico. Tal como mencionamos, se trataba de un portacontenedores convertido en un buque con capacidad para transportar y permitir operaciones de los helicópteros pesados Chinook, de los Sea Harrier del 809 Sq. de la Royal Navy y los Harrier Gr.3 del 1(F) Sqd de la RAF. Se lo consideraba como un tercer portaaviones aunque con sus lógicas limitaciones.
Al momento del ataque realizado por Barraza y Curilovic, los Harrier y Sea Harrier ya se habían trasladado a los portaaviones sin embargo, aún permanecían en la cubierta del Atlantic Conveyor tres CH-47 HC.1 del 18 Sqd de la RAF y seis Wessex HU.5 del 848 Naval Air Sqd. de la RN. La pérdida de estos helicópteros tendría impacto directo en la ofensiva terrestre británica, viéndose obligados los marines y paracaidistas a realizar largas marchas en lugar de contar sus helicópteros de transporte.
Entre las pérdidas de tipo logístico se incluye todo el material para armar y operar una FOB, 12 botes de apoyo, vehículos para manejo de cargas, sistemas de almacenamiento de combustible, repuestos para los helicópteros, miles de carpas, misiles aire-superficie AS11/AS12 y 220 bombas de racimo, entre otro material.
excelente artículo ZM saludos.
El capitàn de ese buque se fue con su barco, era un veterano de la segunda guerra mundial
Esto los hizo repensar todo su operativo a los piratas… casi se vuelven con la cola entre las patas después de esto…
Estimado editor: Bien en el relato, pero erróneo al considerar que la ARMADA hundió el Sehffield, cuando en realidad fue la Fuerza Aerea Argentina el 1 de Mayo de 1982 bajo la escuadrilla , indicativo “TORNO”. Esto provocó que fuera detectado por filtración de información el crucero Gral. Belgrano en aguas conforme Plan de Operaciones, que el enemigo poseía. Este hecho no es contradictorio, pues sirve de encubrimiento dicha filtración. Es decir, en toda fuerza existe un “CANNARIS”. Fuente: “Falsa Bandera y Tradición”. Comodoro (R) Ruben Moro. -redactor del Informe Rattenbach.-Edición: 2019-ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA AEREA. Reditado: 2023-Ediciones Martinez. Existe una edición destinada a los ingleses. 2013.- Fuente: “el deber de saber”. de Clive Pointing. Ex.funcionario de guerra británico.