Tal como mencionamos en las entregas de la semana pasada, Zona Militar tuvo la posibilidad de presenciar algunas de las tantas actividades que realizaron las unidades de operaciones especiales que participaron del Ejercicio Castor IX 2021 Serie Teniente Espinosa.
La acción no se hizo esperar: durante la noche de la primera jornada tuvimos nuestro primer contacto al presenciar en una de las primeras operaciones del Ejercicio Castor IX 2021. La actividad consistía en un despliegue de Rescate Directo por parte del Grupo de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea Argentina, movimientos que serían coordinados por el Mayor Ruiz de la Fuerza Aérea Uruguaya y que contarían con la participación de la Aviación en apoyo a las Operaciones Especiales.
Previo a dicha ejercitación, los jefes de cada uno de los elementos se presentaron en el Puesto Comando de Campaña a los fines de lograr una adecuada y eficaz coordinación del rescate. Es importante recalcar que el planeamiento, la conducción y la ejecución en las OOEE exige que la cadena de mando sea única, clara y sencilla para facilitar el proceso de toma de decisiones, la coordinación y la seguridad de la información.
Durante esta etapa se puntuaron las condiciones del ambiente operacional, la ubicación o zona geográfica de la persona por rescatar, coordinándose la maniobra y los detalles relevantes para ejecutar la operación, para finalmente fijar las posiciones. A esto se le sumó que las condiciones climáticas no eran favorables por lo tanto fue crucial realizar dicha operación en el menor tiempo posible atento la reducida ventana disponible.
Una vez concluido el briefing, desde el Puesto Comando de Campaña ponemos rumbo hacia la Base de Infantería de Marina Baterías, lugar donde ya estaban alistados los helicópteros Bell UH-1H II. Luego de un último chequeo, a bordo de los Huey II ponemos rumbo hacia la zona de rescate.
Una vez cerca del punto, el helicóptero realizó un sobrevuelo de reconocimiento y posteriormente procedió a desembarcar a las tropas equipadas con visores nocturno, las cuales rápidamente se dirigieron a la zona de rescate. La cuota de adrenalina la sumó la tormenta en ciernes, por lo que cada minuto resultaba esencial.
En un abrir y cerrar de ojos el G.O.E ejecutó la maniobra de rescate, abordando junto al herido (simulados) para que finalmente el helicóptero pudiera elevarse e iniciar el retorno a la base. Una vez en destino, y a poco de haber finalizado el operativo, tanto el personal del GOE como de Aviación de Ejercito realizaron el debriefing de la operación, evaluando los puntos positivos y negativos.
Con actividad constante en distintos puntos geográficos, temprano por la mañana del domingo (tercer día del ejercicio) tuvimos la oportunidad de acompañar y experimentar la adrenalina de los saltos de apertura automática y manual dentro del campo de maniobras de Baterías. Para esta ocasión se contó con la participación de un KC-130H Hércules de la FAA, aeronave en la cual embarcaron integrantes del Grupo de Operaciones Especiales, Buzos de Ejército, la Agrupación de Comandos Anfibios y la Compañía de Comandos 603.
El objetivo de esta aerocooperación fue la de realizar una infiltración aérea por paracaídas y luego un reconocimiento de los objetivos asignados a cada una de las fuerzas de tarea. Cabe destacar que para que esta actividad se dé de manera exitosa, se deben dar una serie condiciones y una adecuada coordinación entre los integrantes del comando. Como primer punto a resaltar, es imprescindible que las condiciones meteorológicas sean favorables, esto significa que el viento de superficie no puede estar a más de 12 nudos, debiéndose observar también el techo de nubes. En segundo lugar, y previamente a embarcarse, se realiza un briefing en donde se les brinda los detalles sobresalientes a las fuerzas de tarea tales como la altura de los saltos, cual es la visión del viento de superficie y la corrida de la aeronave.
Una vez que se presentaron estos puntos, los jefes de lanzamiento procedieron a revisar el equipamiento, realizando una verificación final. Con el “ok”, y con previa autorización del mecánico de la aeronave, llega la orden para embarcar en el Hércules.
La ansiedad y la adrenalina reinaba en el ambiente. Las expresiones faciales eran infinitas y variadas. Una vez que el KC-130 alcanzó la altura de 1.500 pies acordada con los pilotos, se abrieron las puertas y los dos jefes de lanzamiento procedieron a realizar el chequeo previo. La luz verde y la luz roja concentran la atención de los presentes ya que indican la habilitación para iniciar los lanzamientos.
En esta oportunidad pudimos ser testigos de los saltos de apertura automática, los cuales se realizaron en masa con los paracaidistas lanzándose desde las dos puertas laterales y de forma simultánea.
Mientras tanto, dentro de este ininterrumpido proceso de coordinación, el responsable en tierra o Director de Vuelo y lanzamientos observaba en el punto de impacto la cantidad de paracaidistas, la dirección del viento y el techo de nubes. Siempre en constante comunicación con el componente aéreo.
Para el caso de los saltos de apertura manual, de estos de estos participaron parte de la Agrupación de Comandos Anfibios, la Compañía de Comandos 603 y el Grupo de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea Argentina . A diferencia de la apertura automática, y una vez que se levantó el techo de nubes, las unidades realizaron un tipo de salto HALO (High Altitude Low Opening) a los 12.000 pies con una altura de apertura de 5.000 pies. Luego de dicho operativo, el director del ejercicio realizó una crítica de las secuencias, abordando los distintos puntos favorables y negativos que surgieron durante la operación.
Por la noche de la misma jornada, pudimos acompañar a la Agrupación de Comandos Anfibios quienes ejecutaron una neutralización de un sistema de defensa de costas. Aquí se destruyó una plataforma de lanzamiento de misiles y un radar de vigilancia costera para asegurar el ingreso al puerto de las propias fuerzas de desembarco. Por su parte, la Compañía de CPor la noche de la misma jornada, pudimos acompañar a la Agrupación de Comandos Anfibios durante la ejecución de una operación que tuvo como finalidad la neutralización de un sistema de defensa de costas. Durante las maniobras se destruyó una plataforma de lanzamiento de misiles y un radar de vigilancia costera, acción ejecutada a los fines de asegurar el ingreso al puerto de las propias fuerzas de desembarco. Por su parte, la Compañía de Comandos 603 efectuó una evacuación de No Combatientes (Art 5 Ley de Defensa), práctica durante la cual se utilizaron visores nocturnos asociados con los designadores de los fusiles, y que tuvo lugar en un espacio que simulaba ambiente urbano. Durante la operación, los Comando fueron despejando las distintas habitaciones hasta lograr la evacuación del objetivo.
Castor IX también incluyó la participación de unidades navales pertenecientes a la flota de mar de la Armada Argentina. En una de las tantas operaciones realizadas, en la Base Naval de Puerto Belgrano se ejecutó un embarque a una plataforma naval por parte de los Buzos Tácticos y Buzos de Ejército de Operaciones Especiales, los cuales partieron desde una playa asegurada por Fuerzas Especiales.
En los próximos días seguiremos publicando las diversas crónicas que dejó Castor IX, particularidades de un ejercicio que demostró una vez más la valía de las Fuerzas de Operaciones Especiales en la República Argentina.
Una vez más agradecemos al Comando Conjunto de Fuerzas de Operaciones Especiales, al personal del Grupo de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea Argentina, a las Compañías de Comandos 601, 602 y 603, a los Buzos del Ejército, a los Comandos Anfibios y Buzos Tácticos de la Armada Argentina y al Estado Mayor Conjunto de las FF.AA. por considerar siempre al equipo de Zona Militar.
Te puede interesar: «Ejercicio Castor» – Nuevo despliegue del Comando Conjunto de Fuerzas de Operaciones Especiales
Cuales serian los puntos positivos y negativos?
Primero, que buena la participación de la mujer en los temas de defensa. Segundo, este tipo de ejercitaciones son fundamentales para conseguir una interoperatividad de las fuerzas especiales del país. Tercero, excelente no publicar los rostros de los comandos, hay que preservar su identidad, como lo hacen en muchos países del mundo. En los desfiles, deberían participar con pasamontañas, aún con pintura de camuflaje, su rostro es identificable.