19 de abril de 1982. La flota británica ya se encontraba en pleno avance hacia las Islas, mientras que Argentina comenzó el despliegue de aviones, personal militar y no militar, anticipó la llegada del Crucero ARA General Belgrano y mantuvo firme su posición a nivel diplomático. 

Desde Plymouth zarpan las fragatas británicas de clase Leander “Argonaut” y la Tipo 21 “Ardent” con el objetivo de servir de escoltas al Grupo Anfibio, mientras que la fuerza de submarinos del Reino Unido continuó arribando a las Islas (primeramente con el submarino Clase Churchill “Conqueror” el 16 de abril y luego con el “Courageous” el 19 de abril).

Royal Navy Submarine Museum on Twitter: "#Falklands30 HMS Conqueror is next  to sail from Faslane with Special Boat Service (SBS) to the Falklands  Islands. http://t.co/vpv9Ph5e" / Twitter
HMS Conqueror. Fuente: Royal Navy Submarine Museum

Argentina anuncia la avería del submarino San Luis en su computadora VM/24, encargada de controlar el sistema de armas y, por ende, el componente vital para asegurar el éxito del buque en su misión.

Reparar el daño se tornó difícil ya que esta avería debía ser arreglada manualmente. Son informados del hecho el comandante de la Fuerza de Submarinos y el comandante del Teatro; ellos deciden que el San Luis continúe operando debido a la incertidumbre sobre la fecha de operatividad del Submarino Salta y la necesidad de tener al menos un submarino en patrulla. 

Frente: Isla de los Estados y Puerto Argentino

En el inicio de la guerra, Argentina contaba con más de 200 aviones de combate, incluidos 9 bombarderos Canberra (entre otros), algunos de los cuales realizaron una prueba AAA aquel 19 de abril ajustándose al desplazamiento de sensores; también mantuvieron prácticas de tiro hacia globo y tiro terrestre con resultados satisfactorios. En consonancia, ese mismo día llegaron a territorio malvinense aviones Hércules 5 UH1H, pertenecientes a la aviación del Ejército argentino. 

Bombardero Canberra. Fuente: Argentina Gobierno

El 19 de abril el gobierno argentino también anunció la llegada del crucero ARA General Belgrano a la Isla de los Estados. Este objetivo ya previsto por la Armada Argentina se concretó cuando el ARA General Belgrano arribó a este territorio, ubicado al este de la península Mitre de la Isla Grande de Tierra del Fuego. Allí, realizó ejercicios de tiro que permitieron localizar ciertos problemas en la munición de los cañones antiaéreos Bofors 40 mm. Por estos pequeños acontecimientos, el ARA se redirigió a la base de Ushuaia.

La dura respuesta del Gobierno argentino a un eurodiputado británico sobre  el crucero General Belgrano
Crucero ARA General Belgrano

Otro de los sucesos de aquel día de abril fue el arribo de una comitiva de 19 civiles de profesión radioaficionados a Puerto Argentino, junto al personal de la Fuerza Aérea pertenecientes a la Red de Observadores Aéreos (ROA). En apoyo a la conducción de las operaciones aéreas, fueron acompañados por el Mayor Rubén Fernández, el SM Ocampos y un núcleo selecto de suboficiales. 

Frente diplomático: se agotan los últimos esfuerzos por la paz

Pese al empeño del mediador norteamericano Al Haig, el gobierno argentino rechazó su plan, el cual consistía en que las tropas argentinas se retiraran unilateralmente de Malvinas sin garantizar el asentamiento de ciudadanos argentinos en el territorio ni la posibilidad de transferencia de soberanía. 

Aquel 19 de abril de 1982, la comitiva norteamericana presidida por Haig se retiró del país luego de mantener las últimas conversaciones junto a su delegación, las cuales habían comenzado el día anterior. Cuando Costa Méndez los despidió ante su partida, entregó el documento que reflejaba la postura argentina en la cual denunciaba la agresión británica materializada “por la aproximación de su flota al territorio incluido dentro de los alcances del TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca)”.

El Canciller solicitó una reunión extraordinaria del Consejo de la Organización de los Estados Americanos (OEA), aunque recibió una carta de parte de Haig indicando que no tomaría ciertas partes de este documento oficial que le había sido entregado sobre la postura argentina de la situación. Tal es así que ese mismo día, Haig envía al Canciller británico, Francis Pym, la nueva propuesta de Argentina, mostrando una gran “decepción personal” por la existencia de puntos significativos de retroceso. 

Former Secretary of State Haig dies | The Spokesman-Review
Alexander Haig junto a Margaret Thatcher. Fuente: The Telegraph

Años después, sería publicado en “The Downing Street Years” (su libro autobiográfico) las memorias de Margaret Thatcher sobre aquel acontecimiento:

“El lunes 19 de abril leo por primera vez las últimas propuestas discutidas por Al Haig y los argentinos en Buenos Aires. Son bastante inaceptables. Cuanto más cerca uno las mira, más claro se hace que los argentinos están todavía tratando de mantener lo que han tomado a la fuerza. Los argentinos quieren darse a sí mismos la ventaja militar y tener a nuestras fuerzas destacadas, lejos de las islas. Quieren inundar a las islas con su propia gente, cambiar la naturaleza de la población. Finalmente, no están preparados a permitir a los isleños escoger si quieren volver bajo la administración británica”.

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2 COMENTARIOS

  1. «…Quieren inundar a las islas con su propia gente, cambiar la naturaleza de la población. Finalmente, no están preparados a permitir a los isleños escoger si quieren volver bajo la administración británica…», caraduras, fueron ellos los que echaron a la fuerza a nuestros paisanos para trasplantar allí su gente. ¿Escoger si quieren seguir bajo dominio británico? Obvio que van a querer ser súbditos británicos. Estos tipos son unos caraduras de clase mundial. Bueno, por algo llegaron a ser una potencia colonial mundial, no lo lograron haciendo las cosas bien, chancho limpio no engorda.

  2. Los británicos en general y los Ingleses en particular. Consideran que todo el planeta les pertenece. Salvo que por la fuerza se lo impidan. Es así que hace algo más de 200 años, el Imperio Británico tenía el mayor territorio colonial del mundo. Luego con los años y a fuerza de balas, lo fueron perdiendo.

    La Islas Malvinas tienen una posición estratégica por donde se lo mire. Ya que significa el control del Mar de Hoces y además es el trampolín de acceso a la Antártida. Y ni hablar de las riquezas en petróleo y minerales que de apoco van apareciendo. En el 82 solo se hablaba de ovejas.

    Argentina en esta instancia tiene que de manera pacífica presionar al invasor británico. Haciéndole muy cara la defensa de las Islas. ¿Cómo se hace? – Teniendo una fuerza naval con proyección (Infantería de Marina). Flota de submarinos y Fuerza Aérea con poder ofensivo. Misiles balísticos, serían ideales.

    Me encantaría leer las cláusulas de los Acuerdos de Madrid. Porque estoy seguro que en ellas, todas esas cosas que escribí, nos están expresamente prohibidas. Y Argentina aún obedece mansamente. Sino no se explica la debacle del sistema militar argentino. Incluido el desguace del ARA Cabo San Antonio. Y el triste final del COFS. El cierre de proyectos ambiciosos como las bombas guiadas DARDO II. LA baja sin reemplazo de los misiles Exocet.

    La última compra de un SdeA ofensivo “hasta ahí”, fueron los A4 AR. Luego de eso, todo fue para uso policial, logístico o de entrenamiento. OPV, Texan II, Boeing 373, Hurón, C 130, Pampas, radares.

    Argentina hoy no podría defender la Isla de los Estados. Y depende contra quién, tampoco la Isla Martin García.

    Por eso, aparece un circo de pseudo mapuches y se sienten con la fuerza como para reclamar media Patagonia. Sin que nadie del poder político los ponga en su lugar y hasta en el fondo los alienta.

    Argentina o da un vuelco y vuelve a priorizar su integridad territorial o va a perder territorio. Y no digo en el largo plazo. Esto está a la vuelta de la esquina. Necesitamos imperiosamente dirigentes con la mentalidad de Roca, Py, Piedrabuena, Pellegrini, Perón. Pero tenemos desde hace años dirigentes que a duras penas miran más allá del AMBA.

    Abrazos

    Juan Martin Pettigrew

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