14 de junio de 1982. Para muchos, la situación era totalmente irreversible. Las tropas británicas avanzaban cada vez más, y los efectivos terrestres argentinos se veían rebasados por el enemigo. Las primeras horas del día consistieron en reforzar las defensas utilizando las fuerzas de la Compañía B del RI 6 en el norte o el RI 3 dando apoyo al RI 7, pero los británicos intensificaron el fuego sobre las posiciones del RI 7, del Batallón de Infantería de Marina 5  y del Escuadrón de Exploración. 

La 4ª sección del teniente Vázquez, compuesta por 26 infantes de marina e ingenieros junto a 16 hombres del RI 4 a cargo del subteniente Oscar Silva, continúa combatiendo en Tumbledown contra las posiciones británicas entre las 01:00 y 02:30 am, solicitando fuego de morteros de 81 mm sobre su posición constantemente. Sin embargo, los bombardeos no fueron cien por ciento efectivos ya que los británicos lograron adecuar sus tácticas a la situación, dejando múltiples soldados argentinos heridos y muertos en combate, incluyendo a Silva. Además, las fuerzas británicas terrestres contaron con el apoyo del fuego naval de parte de las fragatas Yarmouth, Ambuscade, Avenger y Active. Aunque 12 argentinos fueron tomados prisioneros en el combate por el Monte Tumbledown, la situación a nivel general parecía estar controlada para la Argentina. Sin embargo, con el inicio del amanecer, los esfuerzos argentinos no alcanzaban y todo comenzó a agravarse progresiva y rápidamente. 

Entrada la mañana, Escuadrón de Exploración de Caballeria 10 intentó llevar a cabo uno de los últimos contraataques contra las posiciones británicas, siendo uno de los movimientos finales argentinos. La 4ª sección a cargo del teniente Vázquez solicitó refuerzos, aunque sin respuesta, causando el fin de la resistencia del grupo en manos de tres soldados británicos que lo apuntaban pidiendo su rendición. En Moody Brook no quedó otra alternativa más que replegar el RI 7 y el Escuadrón de Exploración de Caballería 10 luego de la conquista de las fuerzas enemigas del sector oeste del Monte Tumbledown. La Brigada de Infantería Mecanizada X junto al RI 3 iniciaron un contraataque que poco duró en el tiempo. Las Compañías 601 y 602 fueron ordenadas de desplazarse hacia el oeste de la península de Cambers y ocupar una posición de bloqueo en dirección de Monte Longdon. Las piezas del Grupo de Artillería Aerotransportado 4 ya no existían, y el Batallón de Infantería de Marina 5 debió retirarse bajo fuego enemigo. Las posiciones del RI 3 quedaron seriamente afectadas mientras las que precariamente se mantenían en pie fueron ocupadas. Apenas quedaban organizadas dos Compañías del RI 25, una Compañía del RI 6 y otras fracciones menores, ya que las tropas estaban agotadas física, mental y anímicamente, y muchas perdieron los equipos al replegarse. Un mensaje del Brigadier Castellano a San Julián a las 10:47 de la mañana expresaba contundentemente el pensamiento de todos, uno que nadie se animaba a exteriorizar: “Aquí prácticamente todo concluido, el enemigo en la ciudad opera desde punto dado. Se está esperando última decisión. Procedemos a destruir equipos. No hay nada más que hacer”. 

El comando en Puerto Argentino ya llevaba a cabo una apreciación de la situación, afirmando que ya no existía posibilidad de éxito y que continuar con las operaciones solo implicaría un inútil sacrificio de vidas humanas. El Gobernador General Menéndez decide informar al Comandante en Jefe del Ejército y, a través de él, a la Junta Militar para poner en conocimiento la situación crítica desde los puntos de vistas tácticos y logísticos, así como también que la guerra terminaría en una derrota segura en menos de 24 horas. a las 10:00 hs, se establece contacto con el general Norberto Iglesias, Secretario General de la Presidencia, a quien se le informa lo destacado anteriormente y se le sugiere adoptar una solución política como la aceptación del cumplimiento de la Resolución 502 de Naciones Unidas. Para las 10:55 hs, Menéndez e Iglesias mantuvieron una conversación telefónica en la que afirmaban: 

“Esto se acabó. Ya no nos quedan medios. Se combatió duramente hasta las últimas horas. El grupo de artillería ha sido pulverizado. El Sr. General Jofré ha logrado recomponer una posición precaria. No sé si podrá aguantar en ella y defenderla más allá de esta noche; las alternativas que quedan son las siguientes: 

  • Aceptar la Resolución 502 y retirarnos con nuestras banderas.  
  • Aceptar la matanza
  • Aceptar la posibilidad de una desbandada con tropa agotada y con munición que se acaba.. 

Entiendo que una resolución debe ser adoptada en breve lapso para salir con honor. Si necesitan tiempo deben considerar que no tenemos mucho por aquí. Me avisan que los ingleses están a cuatro o cinco cuadras de aquí”

Cuando Menéndez logra comunicarse con el general Leopoldo Galtieri, comandante en jefe del Ejército y presidente argentino, y le confirma que la situación es desesperada e irremediable, y que debe hacerse algo al respecto. 

Con el pasar de las horas, las unidades británicas comenzaron a avanzar cada vez más sobre las fuerzas argentinas en Puerto Argentino. Primero, los hombres del grupo 2 Para apostado en Wireless Ridge son quienes observan inicialmente a las tropas en retirada, y con la orden del brigadier Thompson comienzan a avanzar hasta alcanzar el límite de la capital. Similar es el accionar del grupo 45 Commando, que desde el Monte Dos Hermanas hace lo propio hacia Sapper Hill. El comandante de la unidad de paracaidistas, teniente coronel Chaundler, ordena no abrir fuego sobre las tropas argentinas en retirada porque “uno no puede disparar sobre tal enteramente derrotado y desmoralizado enemigo”.

Grupos de los 40 y 45 Comandos de los Royal Marines marchan hacia Puerto Argentino

La Infantería de Marina es el último bastión defensivo de la Argentina, ubicada en Sapper Hill a 1.5 km al este de Puerto Argentino, guarnecida por la Compañía M del Batallón 5 de Infantería de Marina y el resto de los infantes de marina que se retiraron de Tumbledown y Monte William y se dirigían a la capital en retirada. Allí es donde se llevan a cabo los disparos en una última confrontación entre los británicos que se aprestaban a terminar con este último reducto de las defensas de la capital, y el Batallón 5 argentino. Aunque los británicos solicitan apoyo de artillería, el oficial es notificado de un cese al fuego, aunque fallecieron los conscriptos argentinos Roberto Leyes, Eleodoro Monzón y Sergio Robledo. 

Al mediodía, el Batallón 5 de Infantería de Marina recibe la orden de replegarse a Puerto Argentino, mientras que en horas de la tarde los británicos intentan un último ataque aéreo. Dos Harrier GR 3 son los que despegan del HMS Hermes armados con bombas guiadas por láser, estableciendo contacto de radio con el control en tierra para descender y atacar. Sin embargo, el oficial de enlace de la RAF en el comando en Monte Kent recibe un llamado alertando la detención del ataque porque los argentinos “parecían mostrar una bandera blanca” ya que se creía que se estaban retirando completamente. La retirada y capitulación argentina se torna cada vez más palpable, aunque el gobierno temía la reacción de la población al aceptar la Resolución 502, mientras el Gobernador General Menéndez acepta llevar a cabo una reunión con el Comandante de las fuerzas británicas a las 16:00 hs para fijar las pautas del fin de la batalla y coordinar el retiro y evacuación del personal militar argentino en Malvinas. 

Luego de múltiples intercambios telefónicos entre Malvinas y la Presidencia argentina, se llega a la conclusión de que las negociaciones deben comenzar. Por la tarde, los delegados del Comandante Británico, el capitán de navío Roderick Bell y el coronel Rose Reid arriban a Puerto Argentino y se dirigen a la oficina del general Menéndez, para finalmente establecer que no se reanudará el combate bajo ciertas condiciones: 

  • Las unidades conservarán sus banderas.
  • La administración y gobierno de las tropas serán ejercidos por sus mandos naturales.
  • Se formarán grupos de trabajo mixtos para resolver problemas relacionados con el personal y la logística.
  • El regreso del personal al continente podrá hacerse en naves de bandera argentina.
  • Las tropas argentinas deberán concentrarse en la zona del aeropuerto, procediendo a la evacuación de Puerto Argentino a partir de la siguiente jornada. 
  • La ceremonia de firma del acta será absolutamente reservada y sin la presencia de periodistas. 
  • La capitulación se extiende a todas las Fuerzas Argentinas en el Archipiélago. 

La firma del acta se acuerda para las 19:00 hs de aquel lunes 14 de junio. A las 19:45, luego de que arribara el mayor general Moore, se lleva a cabo una reunión con el general Menéndez para firmar el documento de la capitulación, ponderando el valor con el que han combatido las tropas argentinas. Luego de tachar la palabra “incondicional” antepuesta a rendición, Menéndez pone su signatura en el documento. 

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