Como parte de las enseñanzas que viene obteniendo de la invasión a Ucrania, la Armada rusa tiene previsto incorporar nuevas capacidades a su flota de buques anfibios. Una de estas iniciativas contempla la integración de drones Orlan-10 y ZALA a los fines de incrementar la conciencia situacional de los buques durante operaciones de desembarco.

Fuentes del Ministerio de Defensa ruso confirmaron a medios locales que “…con la ayuda de los drones, las tripulaciones podrán ajustar el fuego de artillería y cubrir el desembarco. Además, los buques anfibios se reforzarán con equipamiento adicional de defensa antiaérea…”. La experiencia obtenida en los casi dos años que lleva el conflicto en Ucrania dejaron en evidencia la necesidad de incrementar la capacidad de fuego, protección y vigilancia de la flota anfibia rusa

Los drones Orlan-10 y ZALA permitirán a los buques anfibios disponer de medios orgánicos de vigilancia y reconocimiento, tanto para la fase previas al desembarco así como en el momento de las operaciones. Los vehículos aéreos no tripulados también podrán ser utilizados como medios de observación para detectar y designar objetivos para la artillería naval, binomio que ya habría utilizado durante la batalla por Mariúpol.

Tanto el Orlan-10 como los drones ZALA de mayor tamaño cuentan con capacidades similares en lo que refiere a autonomía (10 horas) y alcance (120/150 kilómetros), pudiendo ser equipados con diversos sensores. Pese a que los funcionarios rusos no lo mencionaron, los buques anfibios también podrían ser acondicionados para operar con municiones merodeadoras de la familia Lancet, pasando a disponer de apoyo de fuego orgánico de precisión.

El proyecto también contempla sumar la capacidad de defensa antiaérea, iniciativa que podría replicar la solución aplicada en algunas unidades de la Armada rusa que vieron montados en su cubierta de vuelo lanzadores del sistema TOR.

A los fines de mejorar la protección contra drones navales también se han evaluado diversas opciones para instalar puestos de tiro adicionales con ametralladoras Kord, así como estaciones de guerra electrónica.

A inicios de febrero de 2022, la Armada rusa contaba con varios buques anfibios en el Mar Negro, flota que fue creciendo con el paso de los meses gracias al arribo de unidades provenientes de las Flotas del Báltico y del Norte. Durante la primera fase de la invasión, Rusia desplazó algunos de estos buques en apoyo a las operaciones terrestres, principalmente Mariúpol. Actualmente, la flota realiza tareas de transporte de carga en apoyo a los esfuerzos rusos en el Donbás, así como en las regiones de Jersón y Zaporiyia.

Vale destacar que la Armada rusa sufrió la pérdida de al menos tres buques anfibios: el Saratov, el Minsk y el Novocherkassk; Mientras que el Olenegorsky Gornyk recibió daños de diversa consideración tras un ataque de drones navales.

Imagen de portada ilustrativa. Buque anfibio de la clase Proyecto 11711. Créditos: Rosoboronexport

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