Acostumbrados a que se eviten cuestiones de fondo, la iniciativa del diputado Eduardo Leandro Toniolli que propone declarar a Fabricaciones Militares, TANDANOR y la Fabrica Argentina de Aviones “Brigadier San Martín” (FAdeA) como “activos estratégicos de la Nación” es un nuevo ejemplo de lo distante que se encuentra la clase política de la realidad por la cual atraviesa la cuestión Defensa.
Las expresiones de Toniolli así lo demuestran, al afirmar que“…En un mundo convulsionado, y con una parte de nuestro territorio ocupado ilegalmente, sería gravísimo para nuestros intereses depender integralmente de privados, de empresas extranjeras o de otros estados para equipar a nuestras Fuerzas Armadas…”. Sea por negligencia, malicia o miopía, quienes llevaron las riendas de la República Argentina en las últimas décadas renunciaron a que las empresas del estado nacional pudieran sostener la capacidad de atender los requerimientos de las Fuerzas Armadas, y que a su vez oficiaran como actores para el desarrollo tecnológico. Contrario a lo expresado por el diputado, esta situación derivó en una mayor dependencia de proveedores extranjeros.
Fabricaciones Militares, FAdeA y, en menor medida TANDANOR, sufren la carencia de un planificación seria y clara, que permita una proyección a mediano/largo plazo. Situación a la que se llega por una evidente falta de interés en lo referido a Defensa, espacio que incluye las restricciones presupuestarias impuestas a las Fuerzas Armadas, principales clientes de las empresas nacionales. Así lo demuestran decenas de proyectos que quedan en el camino, que no terminan de superar la fase de prototipo o que su desarrollo demanda 5, 8 o 10 años.
También se tiene que interpretar que una industria de la defensa ideal será el resultado de una amalgama entre lo que puede aportar el estado y el sector privado, sean locales o extranjeros. Solo hay que hacer un repaso por algunas iniciativas regionales para comprender que el modelo mencionado es realizable, y usualmente deja resultados positivos para las partes. Sin embargo, la realidad argentina ha ido a contrapié: la falta de políticas claras e incapacidad de garantizar previsibilidad no solo han diezmado las capacidades de las empresas estatales, sino que además repelen la participación de privados como proveedores. No son pocos los industriales argentinos que mantienen interés en integrar proyectos de Defensa, pero la carencia de un marco acorde que asegure condiciones elementales (desde pagos a tiempo, producción sostenida, etc) continúa siendo el gran limitante.
Lamentablemente, las palabras del diputado Toniolli no reflejan una realidad que está al alcance de cualquier interesado en la materia, sobretodo de un legislador nacional. “…Las empresas públicas de la industria para la defensa son solventes y son un ejemplo a nivel continental en materia tecnológica…” es una frase que está lejos de describir la situación de Fabricaciones Militares, TANDANOR y FAdeA. En este último caso, y solo por citar un ejemplo, tanto desde la Fábrica como desde el Ministerio de Defensa de la anterior gestión expresaron oportunamente las serias dificultades para destrabar fondos destinados a saldar obligaciones con proveedores extranjeros. Y por mas que nos duela el orgullo, las empresas mencionadas quedaron muy relegadas a nivel regional en lo que refiere a tecnología. Es una realidad evidente.
Sin entrar en la discusión de plantear si un proceso de privatización es la decisión correcta, primero se debe comprender que la industria de la defensa Argentina, con las empresas nacionales a la cabeza, no sobrevivirá (si, estamos en ese nivel) si no se toman decisiones de fondo, medidas superadoras que se sostengan en el tiempo y que sean transversales a varias administraciones.
Bajo este contexto, una declaración parlamentaria se queda muy corta. Pero sabiendo que la cuestión sobre el futuro de las empresas estatales, así como la precarización del equipamiento de nuestros soldados, marinos y pilotos, está abierta a una discusión más profunda y madura gracias a la iniciativa del diputado Toniolli, consideramos que es una excelente oportunidad para que nuestros legisladores puedan avanzar en soluciones tangibles y beneficiosas para todas las partes.
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1) no hay plata para defensa.
2) mucha corrupción en el gobierno como en las empresas.
3) no hay metas claras y realistas.
3.a) la “industria nacional” nunca va a poder hacer todo sola, necesita objetivos realistas y financieramente posibles. un TAM21, un pampa IV de cuarta generación no es posible, pero si el armar guaraníes acá para brasil o que parte de una futura flota la ensamble rio santiago.
3.b) necesitas o estar dispuesto a pagar la totalidad de la inversión (miles de millones) o empezar a conseguir clientes internacionales, no más encadenar a las FF.AAs a industrias inútiles.
3.c) necesitas socios para contribuir con todo lo que no podemos hacer.
hasta que no se solucione eso es lo mismo que nada.
Excelente artículo. Nuestros políticos y en general nuestros dirigentes, están a la altura de la media de nuestra sociedad, la cual evidentemente es bajísima. Tratando de pensar estratégicamente, sin ser experto en el área, supongo que deberemos buscar seriamente hacer acuerdos bilaterales de complementación con países vecinos para empezar.
La defensa es una responsabilidad directa del Estado que no puede delegarse, se pueden hacer contratos o celebrar acuerdos pero no pueden descansar sobre organismos que no sean instituciones nacionales, algo que no puede dejar de estar citado en la misma Constitución. La seguridad y la defensa deben tener funcionarios aptos para la tarea, no políticos que calientan un asiento o asisten a los actos.
La corrupción existe en muchos países. EEUU tiene un presupuesto militar de casi 900.000 millones de dólares, y no pueden fabricar munición 155mm.
La cuestión es ver cómo se avanza, apesar de la corrupción.
No creo que privatizar las mencionadas empresas publicas mejore la situación de la industria nacional de defensa, coincido en que nos pondría en manos privadas, posiblemente extranjeras. Creo que son empresas estratégicas, más allá de todo. Es evidente que toda la clase política argentina, sin excepciones, es responsable de la pésima y muy peligrosa situación material de nuestras FFAA. No creo ni remotamente que con este gobierno las cosas en defensa del país mejoren, ya que NO HAY PLATA. Espero que al menos compren los F-16, qué más allá que esto nos pondría bajo el control de EEUU y UK en materia de caza supersónica, es mejor que estar inermes en el espacio aéreo nacional.