El programa relativo a la adquisición de fragatas clase Hunter (basadas en la clase Type 26 del Reino Unido) por parte de la Real Armada Australiana fue reducido de 9 a 6 unidades. A partir de ahora, los planes de adquisición para el servicio contemplarán dichas seis fragatas Hunter, once nuevas fragatas de uso general y 6 nuevos Buques de Superficie Grandes Opcionalmente Tripulados (LOSV).
Parte del anuncio oficial de la reducción en la cantidad de fragatas Hunter abarcadas en el programa, explicitaba: “(…) La futura flota de la Armada será esencial para garantizar la seguridad de nuestras líneas marítimas de comunicación y el comercio marítimo, mediante operaciones en nuestra región inmediata. Esta flota constituirá el mayor número de combatientes de superficie desde la Segunda Guerra Mundial (…) El análisis independiente de la flota de embarcaciones de combate de superficie lamentó que la flota fuera la más antigua que la Armada haya operado en su historia, y subrayó la necesidad de una acción inmediata para potenciar las capacidades de defensa aérea, ataque de largo alcance, presencia y guerra antisubmarina”.
Se confirmó que al menos 6 fragatas Hunter se construirían a los fines de potenciar las capacidades de guerra submarina y ataque de la Real Armada, y la producción se llevaría a cabo en los astilleros de Osborne, en el sur de Australia. Según el anuncio, el gobierno australiano se comprometió a continuar la construcción naval, y el diseño de la futura flota de la Armada proporcionará una línea de trabajo estable y continua hasta la década de 2040 y más allá.
Para garantizar lo anterior, se inyectarán en Defensa 1.700 millones de dólares adicionales con respecto a las previsiones, y otros 11.100 millones de dólares durante la próxima década para acelerar la entrega de las embarcaciones, que igualmente se sumarán a la inversión de 30.500 millones de dólares abarcada en el Programa de Inversión Integrada de Defensa hasta 2032-33.
En este contexto, el Viceprimer Ministro Australiano, Richard Marles, declaró: “La flota de buques de combate de superficie de letalidad mejorada garantizará que la Armada esté optimizada para las operaciones en nuestro entorno actual y futuro, respaldada por la meticulosa evaluación llevada a cabo por el Equipo de Análisis Independiente. La sociedad y la economía modernas de Australia dependen del acceso a alta mar: las rutas comerciales para nuestras importaciones y exportaciones, y los cables submarinos para los datos que permiten nuestra conexión con la economía internacional. La Armada Real Australiana debe ser capaz de garantizar la seguridad de nuestras líneas marítimas de comunicación y rutas comerciales, ya que son fundamentales para nuestro modo de vida y nuestra prosperidad”.
El programa de Fragatas Hunter fue establecido en 2016, y fue severamente criticado por sus altos costos: originalmente, la inversión requerida rondaba los 30 mil millones de dólares, que luego escalaron a 45 mil millones. Esto resultaría en un costo de más de 4.500 millones por cada embarcación cuando se preveía la obtención de 9 unidades. Además, diferentes obstáculos y controversias relacionadas al constructor elegido, BAE Systems, terminaron por retrasar la disposición de la primera fragata para después de 2030.
Aparentemente, la empresa habría subestimado los costes de diseño del buque, los sistemas de combate y la construcción, y esto habría contribuido a la decisión de reducir la cantidad de buques a construir.
Las fragatas Clase Hunter serán una variación australiana de la fragata Type 26 que opera la Royal Navy: estas unidades tendrán un desplazamiento de 8.800 toneladas y con aproximadamente unos 150 metros de eslora. Además, el buque podrá navegar a más de 27 nudos, contando con la capacidad para alojar a un total de 180 tripulantes. Tendrá la capacidad de albergar un helicóptero anti-submarino actualmente en servicio con la RAN, el MH-60R Seahawk o un MRH-90, y se equipará con el cañón naval Mk 45 de BAE Systems.
Incluye imágenes de: BAE Systems.
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