A sus 40 años, cumplidos esta semana, la Dirección de Aviación Policial (Diravpol) de la Policía Nacional del Perú (PNP) llega convertida en una de las instituciones de su especialidad con más experiencia en guerra aérea de baja intensidad en Sudamérica. Lo decimos porque su personal y aeronaves no solamente se han encargado de lo que un cuerpo de aviación policial típicamente debe hacer, es decir patrullar el espacio aéreo para perseguir a los asaltantes de bancos, traficantes ilegales y a otros delincuentes organizados.
En el caso de la Divrapol, entre sus misiones también figuran las operaciones tácticas antidrogas en el valle del Alto Huallaga, entre los años 1985 y 2000, y contra el terrorismo en el mismo periodo, resultando envuelta en combates contra la banda armada ‘Sendero Luminoso’ y el ya extinto Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
No hay que ir muy atrás para conocer acciones de valor de esta unidad, recordemos el derribo del Bell UH-1H matrícula PNP-357 el 12 abril de 2012 durante una misión de combate donde la piloto, Mayor PNP Nancy Flores, fue abatida por un francotirador, al parecer un mercenario colombiano.
Fue en el marco de los duros enfrentamientos en la jungla de Pichari contra una columna narco-terrorista fuertemente armada, que culminaron en la muerte de tres suboficiales de la PNP y dos suboficiales del Ejército, y otros diez militares heridos. Ese hecho tuvo lugar en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM), donde en este mismo instante las aeronaves de la Diravpol siguen operando contra el mismo enemigo, más experimentado y mejor armado que antes.
Capacidades en escena
La Aviación Policial actualmente reúne a una variada flota de aeronaves de ala fija y ala rotatoria, encargadas desde el patrullaje, transporte, salvamento hasta la interdicción, donde sobresalen los medios de origen estadounidense y ruso.
Como los ‘Huey II’, destinados al apoyo a la División de Maniobras Contra el Tráfico de Drogas “Los Sinchis” en la selva central, aparatos que fueron transferidos hace unos años por la Oficina de Asuntos Antinarcóticos (NAS) de los Estados Unidos. Se emplean en insertar y extraer patrullas de fuerzas especiales de la PNP que golpean los campamentos en la montaña donde se produce la pasta básica y el clorhidrato de cocaína, así como en el apoyo aéreo cercano (Close Air Support – CAS) o en Combat-SAR.
También se dispone de 2 Mil Mi-171Sh nuevos y 1 Mi-17-1B recién reparado, todos basados en Lima para el apoyo aerotáctico a las unidades de la Dirección Nacional de Operaciones Especiales (Dinoes-PNP) en cualquier punto del país.
Las aptitudes de vuelo de altura de estos últimos sistemas los hace ideales para prestar servicios entre la costa y las regiones altoandinas ubicadas más allá de los 3,800 metros sobre el nivel del mar.
Es más, en la localidad de Huaraz, en la región Ancash, se tiene un destacamento de Policía de Alta Montaña que frecuentemente trabaja con uno de los “Hip”, en el rescate de exploradores perdidos en la Cordillera de los Andes, sobre los 5 mil metros de altura.
A estos medios se suman los 5 Airbus Eurocopter EC-145 para patrullaje aéreo y rescate -salvamento acuático en el mar-, medios que soportan la demanda de seguridad en los cielos en el escenario urbano de Lima, principalmente. Precisamente en estos días se lleva a cabo en cinco ciudades peruanas el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC 2024), que significa más de 160 eventos con delegaciones de 21 países a los que hay que resguardar. Para ello, los EC-145 están en alerta para responder ante cualquier emergencia, realizando patrullaje aéreo preventivo y acompañamiento a las comitivas de alto nivel en sus desplazamientos.
En adición a esas capacidades, la Divrapol dispone de 2 Antonov An-32B para despliegue estratégico a nivel nacional, tanto de personal como de carga, o el lanzamiento de tropas paracaidistas.
Se suman 1 Beechcraft 1900C, 1 Harbin Y-12 Turbo Panda, así como 2 Cessna, de los que 1 es tipo 206 y 1 modelo T210N Turbo Centurion, el primero empleado en el traslado de personas reclamadas por la justicia.
Se agrega una larga lista de aeronaves de diverso tipo, que están en espera de una decisión para su reparación o disposición final, incluyendo varias Cessna que fueron incautadas el narcotráfico.
La mayoría de esta flota se ubica en la principal base aeropolicial, en la rampa sur del aeropuerto internacional Jorge Chávez, en Lima, donde también se basan los talleres de mantenimiento y aulas de instrucción.
El resto de las aeronaves está desplegado en las Unidades Desconcentradas de Aviación Policial, que son las instalaciones en “zona de combate”: Base Aérea de Santa Lucía (región San Martín), Tingo María (región Huánuco) y en el Frente Policial VRAEM, interactuando con las unidades del Ejército, la Fuerza Aérea (FAP) y la Marina de Guerra.
Proyecciones al futuro
Tras cuatro décadas de servicios, las capacidades de la Divrapol de la PNP han ido cambiando conforme se han presentado nuevos desafíos, y ahora también se dispone del Escuadrón de Drones. Estos aparatos no tripulados trabajan en búsqueda y rescate, conflictos sociales, minería ilegal, patrullaje preventivo, intervención de bandas crimínales y patrullaje integrado en coordinación con las municipalidades locales.
Sin embargo, se hace necesaria la repotenciación de esta gran unidad policial con aeronaves más modernas y capaces, considerando las situaciones de convulsión social por atender en las diversas regiones del país, así como los desastres naturales como el Fenómeno El Niño (FEN).
Lo más cercano a la atención de esta necesidad es la anunciada compra del Embraer E190F, criticada por dejar de lado en el concurso al Leonardo C-27J Spartan, en pleno uso con la Fuerza Aérea del Perú (FAP), el Embraer KC-390 y el Airbus C-295M.
Pero falta definir a las aeronaves de entrenamiento básico, tanto de ala fija como de rotatoria, especialmente en este último rubro donde la carencia de aparatos lleva a que la FAP sea la encargada de forjar a los futuros aviadores de la PNP.
*Fotografías: Ministerio del Interior del Perú.
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