Conversamos con Andrés Gómez de la Torre Rotta, abogado peruano con Maestría en Política y Economía Internacional en la Universidad de Belgrano (Buenos Aires), graduado del Centro de Estudios Hemisféricos de Defensa de la Universidad de la Defensa (Washington, EE.UU.). Ex asesor de la Comisión de Defensa Nacional, Orden Interno e Inteligencia del Congreso de la República y director de la Escuela Nacional de Inteligencia, es investigador y miembro del consejo directivo del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad Católica del Perú. Uno de sus trabajos es parte del libro colectivo “A 40 años de la guerra de Malvinas: una mirada diferente”, editado por la Escuela Nacional de Inteligencia de Argentina, en la que aborda la participación del Perú en el conflicto de 1982.
¿Qué reacciones tuvo la clase política peruana y la sociedad en general tras conocer del desembarco argentino en las islas Malvinas?
Cerró filas de inmediato con la causa de Argentina. Era abril de 1982 y pese a que el Perú salía de una prolongada dictadura militar (1968-1980) y había muy escasa simpatía generalizada en el país hacia los regímenes militares por la región. El propio presidente de la República del momento, Fernando Belaúnde Terry, había sufrido, tras su salida del poder por la fuerza y su deportación y exilio en 1968 a Buenos Aires, los embates y rechazo de los militares que con el general Juan Carlos Onganía gobernaban Argentina. Y que en evidente coordinación con sus pares peruanos no trataron, por así decirlo, “muy bien” a Belaúnde. Una gran paradoja fue que el Ministro de Relaciones Exteriores en Argentina para 1968 y 1982 era el mismo, Nicanor Costa Méndez. Pese a todo ese pasado, el mandatario peruano se la jugó con todo en materia diplomática y militar por Argentina.
¿Cuán cercanos eran los altos mandos de las fuerzas armadas de Argentina y Perú para 1982 y cómo se reflejaba en la práctica?
Los militares peruanos y argentinos mantenían estrechas relaciones históricas que se afianzaron en el marco de la vieja geopolítica sudamericana de equilibro de poderes imperante desde los años cincuenta hacia adelante. Se hablaba en los setenta de un eje Buenos Aires – La Paz – Lima en contención a los problemas limítrofes y tensiones diplomáticas y militares muy propias de esa época. Chile era su “ethos” o razón de ser.
Estallado el conflicto, ¿cómo se gesta el apoyo diplomático para llevar la paz y qué respuesta se tenía de Buenos Aires? ¿Querían parar la guerra?
Las proactivas iniciativas negociadoras y diplomáticas en modo “bisagra” del mandatario Fernando Belaúnde y el secretario general de la ONU, el también peruano Javier Pérez de Cuellar, pudieron dar efectos deseados al alcanzarse consensos importantes aprobados y bien vistos por Estados Unidos. La complejidad de la composición del régimen militar de Argentina conspiró contra esos loables esfuerzos.
Considerando que ambos países tenían sistemas de armas similares, como los aviones Mirage y los submarinos 209, ¿qué nivel de cooperación existía a nivel operacional?
Argentina y Perú mantenían sistemas de armas muy similares particularmente en el ámbito naval y aéreo. Ello coadyuvó a la decisión peruana de apoyar militarmente a la Argentina en 1982. Una de las tantas expresiones de ello, quizás la más llamativa, fue el envío de los 10 aviones Dassault Mirage 5 de la Fuerza Aérea del Perú (FAP), bastante similares a los IAI Dagger de la Fuerza Aérea Argentina. Eso no es todo. Ya desde fines de la década de 1970 varios pilotos de combate argentinos fueron entrenados en el Perú en el pilotaje de los Mirage 5 al norte del Perú, en la base de Chiclayo, coincidentemente a la crisis del canal de Beagle de 1978.
¿Hubo una oferta de enviar Su-22? ¿Qué otro equipamiento fue despachado?
El material soviético existente en la FAP no era transferible a la Argentina por diversas razones tanto técnicas como políticas. Los militares argentinos desconocían la tecnología militar de la Unión Soviética y adaptarse a ella suponía largos períodos de entrenamiento y adiestramiento, imposible ante la celeridad que imponía la guerra. Además, haber sido descubierta -esta transferencia de material de guerra- por Inglaterra en el conflicto hubiera creado un problema muy grave en materia internacional para el gobierno de Lima. Sin embargo, años después se supo por medios de prensa del envío de misiles antiaéreos de corto alcance SAM 7 “Strella” y un instructor de la FAP para su manejo. Aún hasta hoy hay sorpresas desconocidas que salen a la luz sobre el apoyo militar peruano a sus pares argentinos.
Se sabe poco sobre los observadores militares peruanos desplegados en Argentina. ¿Cómo se decidió enviarlos y de qué forma organizó este equipo? ¿Fueron de las tres armas?
Solo la FAP envió observadores militares que se convirtieron en asesores externos para el tema específico de las operaciones aéreas que se llevaban a cabo en el Atlántico Sur. Fueron los jóvenes oficiales pilotos Crovetto Yáñez, Arenas Eroles y Portillo Vásquez. Los tres asumirían posiciones y rangos muy importantes con posterioridad en la FAP.
La hipótesis del conflicto en tres frentes, tan temida por Chile, ¿la consideró usted viable para esos tiempos o solo fue un miedo a lo desconocido de los chilenos?
La geopolítica no es estática. Tampoco los equilibrios de poder, alianzas y contrapesos, en las relaciones internacionales. Hoy en día esos escenarios y configuraciones regionales setentistas y ochentistas han variado. Las controversias limítrofes existentes por la época, de los años setenta y ochenta, por estos lugares del continente, en su gran mayoría, se han zanjado. Eso contribuyó a atemperar tensiones e iniciar procesos de integración que, con todos sus defectos, han estabilizado los temperamentos por nuestro vecindario.
¿Qué lecciones nos deja este conflicto en cuanto a las relaciones entre los países y las reacciones de sus gobiernos en caso de conflicto?
Las lecciones que nos da la guerra de 1982 son muchas y variadas. Una de las más importantes que en lo particular considero es la necesidad de llevar a cabo una guerra conjunta y la estrecha coordinación y complementación de las tres fuerzas armadas para alcanzar los fines y objetivos trazados por la política. No lucha una sola fuerza, independiente, contra su otra contraparte. El “Informe Rattembach” elaborado en la posguerra fue muy claro en ese extremo.
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Bien contradictorio a los dichos en su tiempo por otros informe donde dan a conocer ocer que los aviones peruanos no se encontraban 100% operativos…tengo serias dudas el apoyo de peru y su real operatividad de los aviones.
Evidentemente que esos aviones NO estaban operativos, pues fueron ofrecidos al gobierno argentino como medida de última hora y no hubo tiempo para ponerlos a punto, después cuando llegaron a territorio argentino esos aviones demandaron mucho tiempo para ponerlos a punto, tanto que terminó la guerra y pasó cómo una semana para que estuvieran operativos, esos aviones según mi punto de vista más que “ayudar” perjudicaron porque mantuvieron ocupados al personal argentino trabajando en aviones ajenos desconocidos cuando pudieron todo ese tiempo haber trabajado en aviones propios y conocidos; cambiando un poco de tema pero con relación a esos aviones, la historia oficial dice que sobrevolaron territorio boliviano sin informar a las autoridades de Bolivia y que Bolivia enseguida mandó un aviso a Perú por el sobrevuelo irregular sobre su territorio, la cuestión es… ¿por qué esos aviones sobrevolaron territorio boliviano a cuota baja cuando pudieron haberlo hecho a cuota alta y haberse ahorrado la detección de los aeropuertos bolivianos?, el esa época Bolivia no tenía radares militares, solamente radares civiles, por lo que esos aviones por descarte volaron a cuota baja ya que los radares civiles no tienen más de 10K metros de altura de detección, muy raro todo, si volando alto Perú se hubiera ahorrado la molestia de que Bolivia detectara esos vuelos.
Siempre agradezco a peruanos…y bolivianos…por su ayuda de como fueron.. gracias 🫂
No se puede dudar de la ayuda peruana, en muchos sentidos, no solo el armamentístico. En las malas se ven los amigos, y en esas épocas, paises que hoy se tienen como “amigos” nos jugaron en contra descaradamente, proveyendo armas a UK para que matara argentinos. El apoyo peruano fue de verdadera hermandad latinoamericana, en las mejores tradiciones sanmartinianas. Demostraron en una crisis como una guerra, que estaban a nuestro lado. Eso no se puede olvidar o poner en duda. ¿Cómo le pagó el gobierno argentino de los 90s? le vendió armas a sus enemigos en la guerra del Cenepa. Una chanchada absolutamente vergonzosa. Una traición que el pueblo peruano no se merecía. Honor y Gloria al honorable pueblo peruano.
¿Acaso Estados Unidos alguna vez prometió neutralidad en ese conflicto?, porque que yo sepa no… de hecho en todas las conversaciones que tuvo Galtieri con Reagan éste último dejó en claro varias veces que apoyaría a UK en caso de conflicto armado y recalcando que UK era un “muy buen amigo” de Estados Unidos, entonces… ¿de dónde sale ese relato de que Estados Unidos hizo algo que dijo que NO iba a hacer (apoyar a UK)?, sencillamente Estados Unidos seguió haciendo con UK lo que estuvo haciendo siempre, y eso incluía la transferencia de armas entre sí, ¿por qué Estados Unidos tendría que haber negado la venta de armas a UK si Estados Unidos no tenía ningún conflicto ni problema con UK?, ¿qué país serio que se respete cortaría la transferencia de armas con otro sólo porque un vecino próximo que vive en su barrio está en guerra con ese “otro” y meses antes estuvieron ambos sentados comiéndose un helado como si no tuvieran ningún problema ni tema pendiente?, es una imbecilidad que alguien piense que en ese conflicto algún país serio iba a cortar la transferencia de armas a UK porque fueran usadas esas armas contra la Argentina a sabiendas que en los últimos meses de 1981 el destructor argentino Ara Hércules (creo, sino el otro, ya no recuerdo bien) estuvo semanas en un astillero británico para la instalación del sistema Sea Dart?…
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