A lo largo de la historia argentina, el rol de las Fuerzas Armadas se vio afectado por diversos sucesos históricos de diferente índole, las cuales los acompañaron con sus altos y bajos momentos de protagonismo. Sin embargo, durante las últimas décadas, la imagen de las mismas no fue más que secundario. Es de público conocimiento que cierta gestión gubernamental se encargó durante más de una década, de considerar logros a incluso pequeñas migajas de reconocimiento o de avance en las Fuerzas, lo que generó una baja expectativa en la sociedad a recibir noticias de alto impacto de acuerdo a nuevas incorporaciones de equipamiento, o incluso de mejoras salariales para el personal. El 2024, por su parte, trae consigo un rol comunicacional muy diferente al usual.

Para ser un poco más explicativos, si por ejemplo acostumbramos a los medios masivos de comunicación a recibir noticias al estilo de que “las Fuerzas Armadas ofrecieron ayuda humanitaria a…“, dichos acontecimientos serán difundidos al pasar de los días y con muy poco reconocimiento. A nuestros lectores, ¿Cuántos de ustedes conocía gente que, alejada del ámbito de la Defensa, previo al 2024 se haya enterado por ejemplo de las nuevas incoporaciones o negociaciones de sistemas de armas para las Fuerzas Armadas? Cada uno de nosotros, si nos enteramos, es porque invertimos nuestro tiempo en la investigación acerca del estado de las FF.AA., la calidad de su material, y el posicionamiento estratégico que ocupamos en el mapa regional. No es usual sin embargo que cada uno de los ciudadanos esté al tanto de lo mismo.

Esto conlleva a que, comenzando el 2024 con una gestión gubernamental fuera de la norma, la misma aproveche los espacios que fueron dejados de lado durante los últimos años en el Ministerio de Defensa. Uno de ellos, es el rol comunicacional. Todos y cada uno de los años que se intentó apaciguar la difusión del estado de las Fuerzas Armadas, produjeron que además, ciertos núcleos partidistas continúen con la demonización de los uniformados, y a la postura secundaria de los mismos dentro del núcleo estatal. Si bien nadie olvida la historia, tirar mucho de la cuerda tiene un límite, y ese límite está puesto por el Ministerio de Defensa en una nueva gestión.

Estamos presentes ante una diferente cara de lo que todos conocemos. Un Ministerio de Defensa dispuesto barajar la tensión entre la audiencia o la sociedad, y las Fuerzas Armadas. Si bien en la gestión previa se utilizó mucho el poder comunicacional de la mano de agencias estatales para difundir el rol del ala militar en cuestiones de patrullaje o ayuda humanitaria, a la par existió un desinterés en lo cotidiano -o un interés en ocultarlo-, de la propia realidad de las FF.AA. Es una cuestión clave la opinión pública a la hora de avanzar en la toma de decisión ministerial, que si bien debe favorecer objetivamente a las tres Fuerzas, debe ser acompañada por una sociedad que vea algo más que el simple relato repetido durante décadas. Entonces, si acostumbramos a un público a que reciba noticias básicas -o que no las reciba- tales como el cumplimiento del rol secundario de las Fuerzas Armadas, ¿cómo nos vamos a sorprender de un mal recibimiento ante la adquisición de los F-16 o el sinfín de negadores seriales del paso agigantado que se acaba de tomar? Estamos frente a un antes y un después en el espacio comunicacional del Ministerio de Defensa: los bajos presupuestos, salarios, y faltas de las Fuerzas Armadas están siendo anunciadas masivamente ante la sociedad, no sólo en medios especializados.

La idea principal es que las Fuerzas Armadas vuelvan a tener un armamento y equipamiento acorde a los estándares occidentales y de la región. Si bien esto es sólo el comienzo, los cambios comienzan a verse también de cara a la equiparación salarial: fuentes cercanas a Zona Militar, aseguran que para mitad de año las noticias pueden ser muy positivas para las FF.AA. y la remuneración acorde tan anhelada.

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Florencia Reigosa Strace
Colaboradora de Zona Militar. Licenciada en Gobierno y Relaciones Internacionales (UADE); Maestranda en Estrategia y Geopolítica (ESG).; Diplomada en Defensa Nacional por UNDEF. Coordinadora del Observatorio de Capacidades Militares Sudamericanas.

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