El pasado 31 de marzo marcó el límite para la presentación del Plan de Inversiones de las Fuerzas Armadas Argentinas vinculado al Fondo Nacional de la Defensa (FONDEF) para el año en curso. Sin embargo, hasta la fecha, no se ha proporcionado ninguna información al respecto, dejando un vacío en cuanto a la planificación presupuestaria y estratégica en este ámbito.
El FONDEF para el presente año representa un 0,8% de los ingresos corrientes de las arcas nacionales, estimándose un monto entre 400 y 500 mil millones de pesos argentinos, aproximadamente 500 millones de dólares estadounidenses. Este fondo, que durante la campaña la coalición gobernante mencionó que avanzaría con la reglamentación, aún carece de novedades concretas respecto a un proyecto en este sentido.
La ausencia del Plan de Inversiones ligado al FONDEF plantea interrogantes sobre el impulso que este representa para las adquisiciones de equipamiento y desarrollo para las Fuerzas Armadas del país. Aunque se destacan avances significativos, como la adquisición importante por parte de la Fuerza Aérea Argentina del sistema F-16, derivada de una planificación de varios años, la modernización crucial del Ejército Argentino y la Armada Argentina requieren de una estrategia de inversiones creíble y sostenida.
Es crucial abordar necesidades que han sido postergadas durante múltiples gestiones anteriores, tales como la adquisición de vehículos blindados a rueda, helicópteros utilitarios medianos, la renovación de la flota de superficie y la recuperación de la capacidad submarina. La falta de un plan de inversiones transparente y detallado para el año 2024 podría impactar negativamente en la capacidad operativa y la modernización de las fuerzas militares argentinas.
Por otro lado, el Ministerio de Defensa mantiene obligaciones de rendición ante el Congreso sobre el uso de los fondos asociados al FONDEF, que la actual gestión denuncio que durante el periodo anterior se utilizó para gastos corrientes.
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Esperemos que este retraso no signifique una manoteada del gobierno nacional para otros fines que no sean los de invertir en el reequipamiento de las FFAA.
El FonDef está atado a los ingresos generales fijados en el presupuesto y se estima que este año los ingresos fiscales se estancarán (crecerán solo por la inflación) y por otro lado, la política de equilibrio fiscal que lleva el gobierno nacional le hará evaluar finamente las inversiones que se quieran realizar. Y de acuerdo a lo visto, con seguridad canalizará dichos recursos a la incorporación de material norteamericano, sin ningún tipo de valor agregado para la economía del país. Será en el mejor de los casos una solución simplemente coyuntural.
Como una opinión estrictamente personal, creo que el Ministerio de Defensa debería aprovechar este ejercicio 2024 dado la pobreza de recursos presupuestarios, para elaborar planes de corto a largo plazo de equipamiento militar, considerando los dos aspectos que creo que son importantes: uno, considerar para el tipo de equipamiento que realmente sean útiles, los conflictos presentes e hipótesis de conflicto futuros de nuestro país y dos, que los gastos que se realicen en equipamiento tengan el mayor valor agregado para la economía general del país. Comprar equipos “a tranquera cerrada” no es la mejor inversión, mas allá de las cualidades técnicas que estos posean.
Permanentemente insisto en la necesidad de que nuestros centros de investigación, técnicos e industriales participen activamente en el proceso. Depender en un ciento por ciento tecnológicamente de nuestro proveedor no es una solución de fondo.