En cualquiera de los cursos de la Escuela Superior de Guerra de las Fuerzas Armadas argentinas se prepara a los futuros Oficiales de Estado Mayor con una premisa clara a la hora de impartir una orden: al subalterno se le debe dar una misión y, consecuentemente, los medios para poder cumplirla. Si no, es un absurdo. En un nivel aún más elevado que aquello simulado en el ejemplo previo, la adquisición de los F-16 (una compra aeronáutica nunca vista en los últimos 50 años) viene a nutrir ese faltante que tienen los militares locales cuando se habla de control del espacio aéreo, de mínima y de que deben estar preparados para la guerra, de máxima.

Con la compra firmada por Luis Petri en Dinamarca, no solamente se materializa parte de una solución a una necesidad ya reconocida por las anteriores administraciones, sino que Argentina recupera la capacidad supersónica tras 10 años desde que desactivaron los Mirage. Ante este dato, rápidamente celebrado por los conocedores de la materia, es lógico que algún lector se pregunte por qué es tan importante. Para ponerlo en términos que a todos nos resulta fácil de entender, podemos asimilar el escenario geopolítico actual, y el rol de nuestro país, con un torneo de fútbol: mientras otros equipos son integrados por los seleccionados de sus respectivos países, Argentina compite con un equipo de barrio.

Un aspecto relevante es que Argentina, por primera vez, podrá integrarse con medios físicos en escenarios complejos basados en redes (Network Centric), donde una aeronave F-16 – gracias a sus capacidades de comunicación y transferencia de datos – puede actuar en más de un dominio (Aeroespacial, Terrestre, Marítimo, Electromagnético, Cyber) a la vez. De esta forma, compartiendo información en tiempo real para activar sistemas de defensa aérea o actuando activamente en el espectro electromagnético para incrementar las capacidades de supervivencia de las aeronaves. Esto, sus sensores multiespectrales y las capacidades de proteger sus señales de navegación y comunicaciones, la convierten en un avión listo para afrontar cualquier desafío operacional en los próximos años.


Asimismo, la completa panoplia de armas que integran el F-16, le permitirán cumplir misiones de defensa aérea, protección de espacios terrestres y marítimos, apoyo a nuestras tropas y de reconocimiento, logrando una precisión de efectos nunca vista en nuestro Instrumento Militar, con mínimas posibilidades de daño colateral y permitiendo actuar a grandes distancias. Es decir, logrará efectos positivos no solamente en la Fuerza Aérea, sino también en el Ejército Argentino y la Armada.


En el sentido de la integración con otros actores globales, la compra autorizada por el presidente Javier Milei se da de la mano con la intención de ser Socios Globales de la OTAN, el organismo multilateral político-militar más importante del planeta. De concretarse esta posibilidad, impulsada por el ministro de Defensa argentino, nos obligará a aumentar los estándares de nuestro Estado en material general y específicamente militar, luego de más de 40 años de desinversión y desfinanciamiento en el área. Es decir, la actual administración se está comprometiendo y obligando a sí misma a mejorar el Instrumento Militar Argentino. Tener aviones supersónicos es un factor básico para reconectarse con el mundo en términos militares y un excelente puntapié para demostrar con hechos lo que se viene sosteniendo en lo discursivo desde la actual gestión cuando se menciona la necesidad de reconocer la labor incansable de los hombres y mujeres que visten un uniforme militar. Es permitirles, particularmente, un cambio de mentalidad, de foco, de estímulo y de metas a los integrantes de la Fuerza Aérea Argentina.


La compra de sistemas de armas avanzados, como las aeronaves en cuestión, exigen no solamente el mejoramiento de la infraestructura (como pistas, talleres, depósitos, centros de control, radares, etc.) sino también mayor profesionalización de nuestros militares. Desde la elevación del nivel mínimo de manejo del idioma inglés, los diversos procedimientos para operar con F-16 como parte de la flota aérea, hasta el uso de medidas de contrainteligencia más complejas, que obligan replantear la confidencialidad de la información en las fuerzas, ya que se convierten en depositarias de capacidades y tecnologías presentes en otros 26 países operadores del sistema; pudiendo afectar la seguridad nacional no sólo de la Argentina sino de otros Estados, donde se encuentren presentes estas capacidades. Como se ve, son innumerables las medidas que deben adoptarse para ser eficaces en el empleo de dichas aeronaves, su equipo y armamento.


Pero sin mirar tan lejos, la capacidad supersónica permite a la Fuerza Aérea Argentina participar de igual a igual en ejercicios combinados aéreos con países de la región, como Chile y Brasil, en el marco de entrenamientos en los que también participan potencias como Estados Unidos, Francia, Italia o Alemania. Esto no era posible actualmente por la falta de medios que nos afecta.


He postergado, pero no restándole la relevancia que posee, distinguir parte de la esencia de esta adquisición: devolverle a la Argentina un nivel mayor de defensa de su propia soberanía. Por ejemplo: nuestro país no pudo por sí mismo asegurar la integridad de los participantes de la cumbre de presidentes del G-20, cuando la sede fue Buenos Aires algunos años atrás, y se debió solicitar apoyo a buques estadounidenses para evitar la otra alternativa: alquilar aviones de combate a un país vecino.


Mientras algunos aseguran que en Argentina no hay riesgos de conflictos o que vivimos en una región pacífica, los movimientos y tendencias del resto del mundo nos demuestran que muchos intereses se están dirimiendo a través de las armas. Nuestro territorio es fuente de recursos naturales muy deseados por actores internacionales y que nos puede ubicar en una incómoda mesa de negociaciones más temprano que tarde. Debemos, ahora, elegir cuán preparados pretendemos llegar a ese momento. O mejor aún: hacernos tan fuertes que esa compulsa indeseada nunca llegue.


Por otra parte, en un mundo tan convulsionado, mejorar las herramientas de protección de los Objetivos de Valor Estratégicos (OVE) debe ser prioritario para cualquier gobierno. Argentina está cortando la inercia de desprotección de su sistema energético, de represas, del espectro cibernético, financiero y tantos otros puntos críticos que merece el reconocimiento.


Nadie busca hacer apología de lo bélico. Por el contrario, la adquisición de armas modernas responde al reconocido lema “Si quieres la paz, prepárate para la guerra”. La compra de F-16 sirve para incrementar el poder de disuasión y persuasión de Argentina. En este caso específico, para cuidar la Soberanía de todos los argentinos y salvar la violación del espacio aéreo. No solamente buscando evitar escenarios hipotéticos en los términos tradicionales de conflictos armados (guerra entre Estados, a través de sus ejércitos regulares), sino también para hacer más difícil vulneraciones generadas por actores que puedan integrar redes terroristas (como las que ya atentaron en nuestro país); narcotraficantes (como las que venían haciendo y deshaciendo en nuestras fronteras) o de cualquier otro origen y motivación.


Incrementar el poder militar colabora a invitar a quienes amenazan y atentan contra nuestros intereses vitales como Nación a repensar sus operaciones en nuestro suelo y a evitar que sigan haciéndolo, con todo el impacto que ello tiene en la vida cotidiana de nuestros ciudadanos, cuando vemos el derrame de sangre en Rosario, en el conurbano bonaerense o la libertad con la que los aviones narcos aterrizan en nuestra frontera, implicando la pérdida de miles de vidas inocentes. Indirectamente, mejorar nuestro sistema de Defensa robustece la libertad de los argentinos y mejora la calidad de vida de quienes habitamos este suelo.

*Fotografías empleadas a modo de ilustración.

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8 COMENTARIOS

  1. La respuesta a esta pregunta es que la FAA hace más de 30 años que no ha renovado su flota de cazas supersónicos y ya eran usados, el adquirir F 16 significa una modernización importante aún considerando que son unidades que ya tienen horas de vuelo, nunca tuvimos nuevas salvo los Pampa, no creo que podamos tener otras pretensiones por ahora.

  2. “….actuando activamente en el espectro electromagnético para incrementar las capacidades de supervivencia de las aeronaves. Esto, sus sensores multiespectrales y las capacidades de proteger sus señales de navegación y comunicaciones, la convierten en un avión lista para afrontar cualquier desafío operacional en los próximos años….”

    Está es precisamente la principal debilidad frente a nuestro adversario mas poderoso. Te cortan la señal y quedas ciego.

    Por lo demás, un importante avance para nuestra Fuerza Aérea.

  3. Reitero el principio elemental. ” El amigo de mi Enemigo es mi Enemigo”, porqué se compró el F16? Porque a Gran Bretaña le convenía, ya que si adquirimos los FJ37 Chinos, poníamos en peligro todo el sistema bélico instalado en las Islas Malvinas. Con la nueva tecnología, se puede desactivar desde un satélite cualquier sistema de comunicación, de utilización del sistema de misiles, etc, el Poder no se encuentra el 100% de nuestras manos, sino en aquellos que fueron el principal colaborador y aliado en la guerra de 1982. Seguimos con las relaciones carnales. Argentina Despierta. Un abrazo fraternal !!!

  4. con todo respeto: Seran Importante las compra de esos Aviones seguro que Si. Pero por lo que veo antes las necesidades de la Defensa Nacional, han priorizado a la FAA, dejando de un lado la ARA, que custodia el Mar Argentino. El otro Dia en Aguas Argentinas un Remolcador Chileno, Remolcando una Nave de Bandera China, nadie dice nada, el Periodismo Callado, como Santacrucense que vive en una Provincia que baña el Mar Argentino,me llena de bronca, que no haya prioridades, tampoco hay prioridades para el Ejercito Argentino que cumple su función en el Basto Territorio Nacional, de Norte a Sur. Saludos. Enrique.

  5. El título debería ser: ¿Por qué los F-16 son la venta más importante para los Estados Unidos de las últimas décadas? respuesta: Así impide que los chinos puedan vender aviones a Argentina, empezarían con el JF-17, pero muy pronto seguiría con el J-10c, lo que produciría un efecto dómino y animaría a otros países latinoamericanos a comprar aviones chinos, e incluso colocar hasta una fábrica o ensambladora de aviones chinos en Latinoamérica. Quién sabe dónde acabaría dicho efecto?, la construcción de un puerto chino y una base militar china en el sur de Argentina, tal vez. No obstante, lo que es seguro, es que desencadenaría una notoria pérdida de influencia estadounidense en la región.

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