David Ram dejó su barrio de once en Buenos Aires a los 10 años y se fue a Brasil. A los 17 años emigró a Israel con sus padres. Su llegada a Israel fue en 1992, cuando Israel vivía su primera intifada. Siendo un nuevo inmigrante, a dos años de su reclutamiento, ya tenía muy claro cuál sería su destino, la carrera militar, lo que lo llevó a adelantar sus documentos de nacionalidad para reclutarse de inmediato.
Su integración al ejército fue en agosto de 1992, se alistó en la Brigada de Infantería Guivati, donde pasó más de un año entrenándose como comando especial. En 1994 asistió al curso de oficiales y al finalizar sirvió como comandante en varias divisiones y llegó a serlo de dos batallones, siempre en el campo de batalla. Gran parte de su servicio fue en el Líbano y en Gaza, lo cual hace de él un gran conocedor del terreno que hoy son los frentes principales de Israel. Terminó su servicio en el año 2018 como subcomandante de la brigada Guivati.
GS. ¿Dónde estabas esa oscura mañana del 7 de octubre del 2023?
Cnel. Ram: Regresé del extranjero, de un viaje de trabajo la noche del 6 de octubre, cené con mi familia y me disponía a continuar con mi rutina al día siguiente, ir a orar a la sinagoga. El sábado 7 de octubre a las 6:30 am, mi esposa me despertó con la noticia de que nos habían atacado, salí al balcón y me di cuenta de lo que estaba pasando, incluso pude escuchar los primeros bombardeos. Siendo aún reservista en el ejército, a las 6:38 de la mañana di la primera orden en la que anuncié que estábamos bajo ataque, me comuniqué con mis comandantes, llamé a mi conductor y nos presentamos en mi oficina en la base de Guivati Ashkelon. Todo sucedió en cuestión de minutos. De camino a Ashkelon, ciudad que ya estaba bajo fuego, mientras me dirigía a la base recibí un mensaje de mi hijo, que también es combatiente del comando de Guivati, que necesitaba el vehículo porque su unidad estaba en Kfar Gaza. La situación no era nada fácil, en tres horas logré reclutar a más de 1000 soldados listos para luchar, al mismo tiempo que me informaban que mi hijo se estaba quedando en Kfar Gaza preparándose para entrar.
GS. ¿Cómo fueron los primeros movimientos militares?
Cnel. Ram: Primero hice orden, tomé el control de la situación, me comuniqué con el cuartel general para definir cuál sería nuestro destino, me informaron que mi zona sería la costa de Ashkelon al sur y sus alrededores, un total de 600.000 civiles bajo mi responsabilidad junto con mis 1000 soldados, como mencioné anteriormente, todo esto en medio del caos, durante tres horas y literalmente bajo fuego. Cuando tengo todo listo, ahí estoy frente al primer obstáculo: la unidad de comando que estaba en mi cuartel fue atacada por terroristas y dejó 7 soldados muertos. Fue una situación muy tensa, ya que cuando intenté comunicarme con ellos nadie me respondió, así es que me aboqué al principio en organizar todo solo.
Inmediatamente declaré el área que me asignaron como área operativa y la amplié a diferentes brigadas. Nuestro papel no era atacar sino ser la fuerza de defensa, en caso de un ataque. Considerando las circunstancias, me comuniqué con la policía de diferentes áreas y unidades de primeros auxilios para iniciar un plan de cooperación. Cuando tomaron mi base de mando, no teníamos acceso a ella, por lo cual no podíamos llevar armas. Como civil y después de una larga carrera militar, hoy trabajo mucho con la industria militar, y a través de un contacto pude proporcionarme a mí y a algunos soldados equipo operativo militar. Fue como en una película, reuní a un grupo de soldados y los llevé al almacén de mi contacto quien nos dijo que tomáramos las armas que necesitáramos. Muchas de ellas yo no había visto en años. Me llevé la Uzi.
GS. ¿Podrías nombrar las áreas exactas en las que estuviste?
Cnel. Ram: Mi zona central era la playa de Ashkelon. Los terroristas intentaban entrar por la costa y teníamos enfrentamientos diarios, aunque debíamos expandirnos en determinadas situaciones, pero la zona central era Ashkelon. También ayudamos a las fuerzas que entraban desde allí a Gaza.
GS. ¿Qué nos podrías contar sobre tu experiencia en combate? Algo que te gustaría comentar
Cnel. Ram: Una de las cosas que me gustaría enfatizar es especialmente sobre mis soldados, tengo un grupo de guerreros extraordinarios. Lo que más me marcó en esta batalla fue una soldado que el 7 de octubre estaba en la fiesta de Nova; ella sobrevivió escondiéndose entre los arbustos. Imagínense que tal situación le dejó una marca de por vida, tuvo que ver desde su escondite como sus amigos fueron asesinados. Después de 6 horas que fueron eternas fue salvada por un comandante de nuestra unidad, llamado León, quien la llevó a su casa. León regresó al campo para seguir rescatando gente, pero lamentablemente murió en la batalla. Esta soldado mía es paramédica y se encarga de los primeros auxilios; yo le pedí que se quedara en casa, pero ella se puso el uniforme y peleó conmigo durante 150 días ayudándome con los heridos. Sin duda esta experiencia con ella en combate realmente me afectó. Otro ejemplo es el de otra soldado que se encarga de la logística de la brigada, vive en Sderot, ciudad donde los terroristas entraron a las casas y cometieron todas las atrocidades que vimos; vive con la madre. Me contó que esa mañana cerró todas las puertas y ventanas de su casa, tomó un cuchillo y se encerró en la habitación con su madre. El plan era claro, si los terroristas lograban entrar a la casa se matarían, si para entonces la situación ya había llegado a ese punto, ella estaba lista para terminar con sus vidas en lugar de ser atrapada y pasar por algo peor. Por suerte, los terroristas pasaron por alto su casa y, aunque no lo creas, al día siguiente se hizo cargo de su madre y se presentó en la base para cumplir con su deber. Estamos hablando de una mujer que tomó la drástica decisión de acabar con su vida y al ver que su destino fue otro, decidió presentarse y servir. Me gusta contar experiencias de este tipo, luché con este tipo de soldados desde el principio, lo que demuestra que en la guerra no ganan los que dirigen desde arriba, sino el espíritu de lucha de los soldados que tenemos en el ejército. Recuerdo una batalla que ocurrió el 16 de octubre, fue en la playa de Ashkelon, donde estaba destinado. El objetivo de los terroristas era realizar un ataque contra la industria eléctrica; durante el enfrentamiento que estábamos llevando a cabo eliminamos a 12 terroristas y solo tuvimos un herido. Fue una batalla difícil, y como te dije, las batallas fueron en las ciudades. Imagina que la costa de Ashkelon, aunque era neutral de civiles, por la situación en sí, es una zona turística y cercana a poblaciones. Los combates no eran uno a uno, había que tener en cuenta a la población civil que estaba en el medio. Esa es la diferencia entre el terrorista y el soldado, si el conflicto era nosotros contra ellos para vigilar un cuartel, es una cosa, pero cuando el objetivo para ellos era la población, es otra. El soldado debe tener muchas cosas en cuenta, incluida la de garantizar que ningún civil resulte herido en el conflicto.
GS. ¿Cuáles son los desafíos que enfrentarán?
Cnel. Ram: El desafío es poder siempre analizar la situación, entender la realidad que estamos pasando, calcular los tiempos de las tareas que nos encomiendan, terminar una operación y planificar otra; este es uno de los desafíos que vivimos a diario. El segundo es darles a los ciudadanos la oportunidad de volver a vivir en paz, con sus familias e hijos, al menos eso es lo que es para mí. Cuando vuelvo a mi vida civil mi mayor placer es ver un bar abierto con gente pasando un buen momento. También es poder salir de mi casa seguro de que mi familia está bien, es simple. En mis ojos hay un objetivo claro, los hechos del 7 de octubre no se repetirán y el mayor desafío será regresar a Israel del 6 de octubre como decimos aquí, algo que va a ser muy difícil pues Israel ya no será el mismo país, pero no podemos rendirnos, no por nuestros más de 100 secuestrados. Bajar la guardia ahora sería una victoria para Hamás.
GS. ¿Cuáles son tus perspectivas para el día después de la guerra?
Cnel. Ram: Creo que la guerra debe terminar primero con Hamás y el resto de nuestros enemigos dándose cuenta de que han sido eliminados. No podemos terminar ganando solo por puntos como lo hemos hecho hasta ahora en operaciones como la del 2014, cuando solo silenciamos la situación, pero la amenaza continuó y más, el 7 de octubre es el resultado de haber dejado el trabajo a medias. Por eso esta guerra tiene que provocar el fin de la organización terrorista. Sin Hamás en Gaza y sin nuestros secuestrados civiles en Gaza, podremos planificar el día después.
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Que experiencia tan interesante. Son muchos los argentinos de origen judío que emigran a Israel, he tenido el gusto de ser compañero de colegio de uno de ellos, que ahora vive en Israel, habiendo formado familia allí. Conozco otro que habiendo ido a vivir a Israel, siendo argentino, ha vuelto a nuestro país, con su familia. Esperemos que alguna vez judíos y palestinos puedan convivir en paz.