Dentro de las capacidades que la Armada Argentina busca recuperar con el objetivo de incrementar su operatividad, la incorporación de buques anfibios es uno de los principales proyectos. La proyección de la infantería de marina por medio de una unidad especializada para esta finalidad es una prioridad, ya que además de su rol en operaciones anfibias, este tipo de unidades permiten la ejecución de misiones de asistencia humanitaria, gracias a sus capacidades de transporte.
Desde finales de la década de 1940, a lo largo de casi 50 años, la Armada contó con buques especializados para las tareas de desembarco, destacándose en la primera etapa los Buques de desembarco de Tanques (LST- Landing Ship Tank), Buques de Desembarco de Infantería (LCI – Landing Craft Infantry), Buques de Desembarco de Materiales (LSM – Landing Ship Medium) adquiridos a los Estados Unidos una vez concluida la II guerra mundial.
La doctrina generada durante años de operaciones por estas unidades concluye con la construcción en el Astillero Rio Santiago (en su momento AFNE – Astilleros y Fabricas Navales del Estado) del buque de desembarco de tanques ARA “Cabo San Antonio” (Q-42). Cabe destacar que también la Armada Argentina contó entre 1970 y 1981 con el buque de desembarco dique (LSD – Landing Ship Dock) ARA “Cándido de Lasala” (Q-43), adquirido de segunda manos a los EE.UU.
Durante la entrevista exclusiva realizada por Zona Militar al Contraalmirante Carlos María Allievi, el Jefe de Estado Mayor General de la Armada señaló la existencia de un BAPIN (Solicitud al Banco de Proyectos de Inversión Pública) “para incorporar dos buques anfibios multipropósitos que nosotros llamamos el binomio anfibio, que son que son un LST, similar, al San Antonio que estuvo en Malvinas, va a la costa, abre la compuerta de proa y ahí hace el desembarco, y un LPD, que es similar al que vino de Francia, el Tonnerre. Son buques mucho más grandes, como tiene Perú, clase Makassar, el Paita y el Pisco. Y Chile que son 313 Fincantieri (VARD), otro modelo de LPD.”
Desde hace años, la idea de la Armada es contar dos unidades: un buque de desembarco anfibio tipo LST (Landing Ship Tank) junto a un Buque multipropósito tipo LPD (Landing Platform Dock). Dentro de los proyectos ponderados, durante los últimos años adquirió relevancia la intención de construir localmente al menos una unidad del tipo LST con participación de los astilleros Rio Santiago (ARS), y Tandanor. De conformidad con lo trascendido oportunamente, una de las opciones evaluadas corresponde al diseño LST 100 el astillero DAMEN, al mismo tiempo que se evaluaba el diseño del buque multipropósito Clase Makassar, opción elegida por la Marina de Guerra del Perú, con dos unidades construidas en las instalaciones de Servicios Industriales de la Marina S.A (SIMA Perú)
No obstante, en los últimos meses la opción de incorporar una unidad de segunda mano recobro protagonismo. Tal como ocurre con la búsqueda de recuperar la capacidad submarina mediante la transferencia de una unidad en servicio (modalidad conocida como hot transfer –transferencia en caliente-), un buque anfibio de segunda mano es otra de las opciones barajadas por la Armada, tanto por su costo, como por el tiempo que demanda la entrada en servicio de una unidad de este tipo. En este sentido, se han establecido estableciendo contactos con la Armada Italiana a fin de conocer las capacidades de los Buques de Asalto Anfibio clase San Giorgio.
Estos buques poseen un desplazamiento de casi ocho mil toneladas a plena carga, siendo un verdadero medio de proyección anfibia y de apoyo a la Marina Militare durante las últimas tres décadas. Cuentan con una eslora de 133,3 metros y manga de 20,5 metros, lo cual le permite transportar a 350 efectivos de infantería junto 30 vehículos de diverso tipo. Si bien no cuenta con un hangar para aeronaves, este posee una cubierta de vuelo desde la cual pueden operar helicópteros ligeros y medianos de diverso tipo.
Regionalmente, la opción de ir por buques anfibios dados de baja por Armadas Europeas fue la adoptada por Chile y Brasil. Durante la última década, la Armada de Chile, en el año 2011 incorporó al buque de asalto anfibio Clase Foudre Sargento Aldea (LSDH-91), mientras que Brasil adquirió al segundo buque de la clase, siendo denominado “Bahía” (G40), junto al LPH “Atlántico” (Ex HMS Ocean).
Si bien un buque anfibio, tanto de segunda mano como nuevo, devolverá a la Armada la capacidad de ejecutar operaciones anfibias con medios especializados, esta deberá contar con la respectiva recuperación de vehículos anfibios a oruga (VAO), vehículos anfibios a ruedas (VAR), y helicópteros medianos, elementos vitales para este tipo de maniobras.
*Imágenes empleadas en carácter ilustrativo.-
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Algo que aún no se ha definido es cuál es el buque que necesita la Armada, se plantean opciones pero no se concreta el tipo de misión que debe desarrollar un buque para la flota que requiere un tipo de capacidad específica dentro de nuestro mar. Si es un LPD/LTS hay de diferentes categorías y hay que pensar en algo que nos sirva y funcione de manera conjunta con nuestro equipo naval y, claro, dentro del presupuesto, todavía no hay definiciones con el tema submarinos señores y no tenemos ninguno.
que el astillero que gane el contrato para las fragatas se quede con Tandanor y se le encargue el fabricar el LDP en el país todo en un mismo contrato?
Entiendo que es una capacidad propia de la Armada, puedo entender que se quiera recuperar, lo que no entiendo es la insistencia con la incorporación via compra o incluso construcción de un LPD, cuando parece estar varios escalones abajo en prioridad. Por favor si alguien conoce del tema o incluso puede desarrollar las principales hipótesis de uso, lo agradezco por adelantado.
No se si está muchos escalones abajo en prioridad, en la ARA hay muchas prioridades y hay que ponerles un orden, de todas formas (y hablando de los “usados”) puede primar la oportunidad que se puede dar si una armada como la italiana ofrece uno de sus buques a buen precio y financiación y tal vez haya que aprovechar eso…
Es una oportunidad. No se dará otra vez. Esta navendo y no habria q esperar amen q su precio es conveniente. Siempre me opuse a material usado pero ese barco sirve.
Son tantas las capacidades que nuestras FFAA necesitan recuperar y potenciar que es difícil creer que podremos hacerlo en el mediano plazo, más si tenemos gobiernos que no le dan importancia al papel de las FFAA, que no es el caso de este gobierno actual.
Yo voy por el “San Giorgio” ya !!! Dejémonos de construir, que ya sabemos como terminan las construcciones navales militares en este país con los cambios de gobiernos. Por lo menos hasta que entre una camada de trabajadores que sean esforzados y no sean cebadores de mate. Cada buque que construimos tardamos entre 6 y 10 años en terminarlos. Con o sin plata, siempre pasa lo mismo…le piden permiso a una mano para mover la otra. Ahí están en Tandanor los TR-1700 arrumbados juntando óxido y ni hablar el Astillero Rio Santiago, que está tomado por un síndico de izquierda y tardaron 10 años en hacer dos LICA que son poco más que una chalupa. Porque ya sabemos que los zurdos, lo que se dice trabajar, trabajan poco. Eso si, para movilizar son unos capos…
Los VAR estan repotenciados. Los VAO faltan terminar algunos, pero los motores estan comprados. El tema es que la empresa que los hizo quiera empezar de nuevo… fue una estupidez haber interrumpido el proyecto.