Desde hace varias décadas, los gobiernos de Perú y Colombia vienen trabajado en fortalecer las relaciones de paz, amistad y cooperación, especialmente en la frontera común amazónica, donde se desarrollan acciones en favor de la protección y el bienestar de la población. Por eso, preocupa el cuestionamiento de un diplomático colombiano a los acuerdos limítrofes, expresado durante una mesa técnica de seguridad organizada en Leticia (Colombia) precisamente ante sus invitados, un grupo de autoridades peruanas de la Isla Santa Rosa.
Imprudencias como la que acabamos de reseñar pueden resquebrajar todo lo avanzado entre ambas naciones, y crear un clima de incertidumbre en un continente donde los países se esfuerzan en reducir los niveles de conflicto y aumentar la colaboración. En el ámbito de la Defensa, por ejemplo, las Fuerzas Armadas que dependen de Lima y Bogotá han avanzado en el intercambio de experiencias profesionales, a través de cursos, pasantías, mesas de trabajo y otras actividades de relacionamiento binacional.
En esto resalta el acuerdo entre el Centro de Estudios Estratégicos del Ejército del Perú (CEEEP) y la Universidad Militar Nueva Granada de Colombia, para intercambiar información académica, colaborar en proyectos conjuntos de investigación y publicaciones, y participar en actividades que mejoren el entendimiento mutuo.
En afianzar el trabajo conjunto ante las amenazas comunes, como son el tráfico ilícito de drogas y de armas, la trata de personas, la tala y la minería ilegal, la contaminación de los ríos, entre otros, hay avances sumamente importantes.
Tenemos que en la lucha contra el narcotráfico y los delitos transnacionales, la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) y la Fuerza Aérea del Perú (FAP) realizan el Ejercicio Internacional de Interdicción Aérea “Per-Col” desde el año 2004.
Participan el Comando de Operaciones Aéreas (COA) y el Grupo Aéreo del Amazonas de la FAC en Leticia; y el Ala Aérea No. 5 y el Grupo Aéreo No. 42 de la FAP en Iquitos, quienes planean, ejecutan y evalúan diferentes misiones para frenar el actuar delictivo de quienes pretenden usar los cielos transnacionales con fines delictivos, buscando fortalecer la inter operatividad.
Otro ejercicio internacional en el mismo sentido es el “Bra-Col-Per”, que involucra también al Brasil, y en estos días cumple 50 años de vigencia, concebido para mantener un adecuado nivel de alistamiento operacional, incrementar las medidas de confianza y mejorar procedimientos entre las Armadas participantes, en beneficio del cuidado de la región amazónica.
Resultado de estos grandes esfuerzos ha sido importantes y exitosos operativos realizados para la desarticulación de bandas y la captura de sujetos al margen de la ley, que en su huida trataban de burlar a las autoridades pasándose al otro lado de la línea de frontera.
Hoy, escapar de un país al otro es casi imposible gracias a los diversos mecanismos de coordinación que permiten un mejor control sobre la zona del Putumayo, donde, por cierto, existe un riesgo frente a los remanentes de las guerrillas de las FARC dedicados a actividades ilícitas. Por eso, no hay que jugar con fuego, y menos aún golpear desde adentro las relaciones fructíferas existentes desde hace mucho tiempo entre Perú y Colombia, que en el campo de la Defensa son ejemplo a nivel hemisférico.
Los políticos deben saber que poner en duda la pertenencia de territorios de uno u otro es un acto irresponsable que arriesga la continuidad y los avances en la cooperación de los pueblos. Y, obviamente, le hace un favor de quienes buscan destruir los esfuerzos conjuntos en favor de la consolidación de la pacificación, el bienestar y la seguridad a esta parte del mundo.
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