Tras un informe emitido por la Oficina Nacional de Auditoría recientemente, la Armada de Taiwán justificó o argumentó que confía en garantizar la disponibilidad de sus buques pese a resultados negativos registrado. El informe mencionaba que más de la mitad de las unidades navales no completaron el mantenimiento de rutina, según lo programado. 

En detalle, el Informe de la Auditoría Presupuestaria del Gobierno recolectó datos hasta mediados del mes de julio del 2023, y advierte que 14 de los 26 acorazados principales de la Armada de la República de China (Taiwán), es decir, el 53,85%, no seguían los calendarios de mantenimiento rutinario.

Estos, menciona el documento, habían retrasado sus ciclos de mantenimiento entre uno y diez meses, lo que afectaba a la estabilidad del armamento y el equipamiento de los buques, lo que podría afectar la capacidad de despliegue militar. 

De la vereda del frente, el jefe adjunto del Estado Mayor de la Armada, el contralmirante Shih Wu-chiao admitió que los buques de guerra de la Armada han realizado algunos «ajustes» en sus misiones debido a «las relaciones a través del estrecho y las operaciones en el mar de las fuerzas chinas» desde 2022.

Esta noticia contradice de alguna manera el avance que está dando la industria naval de la isla de Taiwán desde hace unos años. Por ejemplo, recientemente la fuerza dio a conocer que el proyecto de su primer submarino de fabricación local se encuentra cada vez más cerca de pasar a tener la unidad operativa.

Otro ejemplo de este ha sido las intenciones de renovar parte de la flota de superficie y la construcción de fragatas de nueva generación de 6.000 toneladas con sistemas de lanzamiento vertical de misiles y radares AESA de mayores prestaciones.

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