Durante los últimos días de julio, buques de combate de las armadas de Estados Unidos y Filipinas llevaron a cabo una Actividad de Cooperación Marítima (MCA) en el Mar de China Meridional. Estas actividades, que las fuerzas navales estadounidenses realizan regularmente con otros aliados en la región indo-pacífica, buscan demostrar la importancia estratégica de la zona para los EE.UU., consciente de la firme presencia de China y sus reclamaciones territoriales en la región las cuales se superponen con la de otros países generando posibles puntos de conflicto.
Los medios navales que participaron en esta actividad de reafirmación de la alianza y misión de seguridad regional fueron el Buque de Combate Litoral de clase Independence USS Mobile (LCS 26), asignado al Escuadrón de Destructores 7 (DESRON 7) de la 7° Flota de la Armada de Estados Unidos, y el patrullero de clase Gregorio del Pilar BRP Ramon Alcaraz (PS 16) de la Armada de Filipinas.
Este tipo de Actividades de Cooperación Marítima son parte de la estrategia de ambos países para fortalecer la cooperación y mejorar sus capacidades de respuesta para la estabilidad de la región del Indo-Pacífico. En ese marco, el comunicado de la Séptima Flota de Estados Unidos enfatizó que se realizaron operaciones de superficie y comunicaciones bilaterales.
No obstante, estas actividades no son solo importantes para la Armada de EE. UU. y su Séptima Flota, ya que Filipinas ha enfrentado operaciones hostiles cerca de sus costas y archipiélagos por parte de China, muchos focalizándose en los archipiélagos de las Islas Paracel e Islas Spratly, con reclamos y reivindicaciones. Es por ello que Filipinas ha buscado entrenarse y realizar un mayor número de ejercitaciones aéreas como navales con otros países. Tal es el caso de los ejercicios combinados con las Armadas de Australia, Francia, Japón y Estados Unidos en la zona del Mar de China Meridional o dentro de la Zona Económica Exclusiva de Filipinas , así como con las Fuerzas Aéreas de Francia y Filipinas.
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