En los últimos días, medos locales revelaron que el gobierno de Japón se encuentra analizando y buscando alternativas para aumentar su presupuesto de defensa. De concretarse estos planes gubernamentales, se traduciría en una asignación presupuestaria récord alcanzando un estimado de US$ 58 mil millones para el año 2025, permitiendo un fortalecimiento de las Fuerzas de Autodefensa, a la par que impulsar diversos programas y proyectos del Ministerio de Defensa.
La solicitud de presupuesto, que representa un aumento de aproximadamente el 10% en comparación con el récord de USD 52.360 mil millones del año pasado, es la tercera de un plan de inversión de cinco años de aproximadamente USD 292.400 mil millones, ya que Japón apunta a destinar el 2% de su producto interno bruto (PBI) en defensa para el año 2027.
En los últimos años, entendiendo el contexto regional, Japón ha apuntado a invertir cada vez más en el ámbito de la defensa y, por ende, en generar vínculos cada vez más fuertes con países socios cómo es el caso de Australia. Pero por sobre todo, el cada vez mayor despliegue, presencia y fortalecimiento de las Fuerzas Armadas de China son también una razón para modernizar y reforzar las filas de las Fuerzas de Autodefensa.
“Es un mensaje importante de compromiso a largo plazo con el plan de fortalecimiento de la defensa anunciado previamente, demostrando que no se trata de un gesto único, sino de un programa práctico y creíble para fortalecer las defensas”, dijo James Schoff, experto en defensa de la Fundación Sasakawa Peace USA. “Debería ayudar a fortalecer la disuasión para que los oponentes no se sientan tentados a usar la fuerza para resolver una disputa con Japón o sus amigos cercanos.”
El nuevo plan detalla varias iniciativas que se buscarán implementar. Entre ellas, destaca la “guerra de información” de la Fuerza Marítima de Autodefensa, que integrará unidades dedicadas a inteligencia, ciberseguridad, comunicaciones, meteorología y oceanografía, tomando como referencia la unidad cibernética de la 10ª Flota de la Armada de los Estados Unidos que cumple funciones similares. Además, se anticipa el cambio de nombre de la Fuerza de Autodefensa Aérea a la Fuerza de Autodefensa Aérea y Espacial en el año fiscal 2027, con la creación de una brigada de “operaciones espaciales” responsable del dominio espacial.
Por primera vez, el presupuesto incluye una asignación de USD 2.196 millones para desarrollar una “constelación de satélites”, diseñada para detectar y rastrear misiles hipersónicos y recopilar información sobre objetivos de ataque para capacidades de contraataque.
También se solicitan USD 700 millones para activos no tripulados, un elemento clave en esta propuesta. Tokio planea asignar un papel destacado a estos sistemas en las Fuerzas de Autodefensa, reflejando el programa Replicator de EE. UU. que se enfoca en desplegar drones autónomos y económicos para contrarrestar la ventaja militar de China. De esta suma, USD 20 millones están destinados a adquirir pequeños drones de ataque capaces de neutralizar barcos y aviones enemigos.
En su reciente Libro Blanco de defensa, Japón advirtió sobre la posibilidad de una “situación grave” en Asia Oriental similar a la invasión de Ucrania por parte de Rusia, un reflejo de los temores de un conflicto en torno a Taiwán y China. Con las repetidas pruebas de misiles y otras armas avanzadas por parte de Corea del Norte, el Ministro de Defensa, Minoru Kihara, señaló que Japón está “entrando en una nueva era de crisis”. Estos desafíos han impulsado a Tokio a realizar cambios significativos en su política de defensa, incluyendo aumentos en el presupuesto y la flexibilización de las restricciones de posguerra que le han impedido asumir un rol más activo en la seguridad de Asia Oriental.
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