Este 29 de agosto, la Oficina del Programa Conjunto (JPO) del F-35 anunció que Lockheed Martin ha entregado un nuevo lote de cazas furtivos a las Fuerzas Armadas de Estados Unidos con una versión mejora de la problemática actualización TR-3, sin que esta aún posee las capacidad originales proyectadas. En esa línea, la JPO y la empresa estadounidense han acordado avanzar en la entrega de nuevas unidades ya equipadas con el actual desarrollo, previendo que sirvan para la familiarización y entrenamiento de los pilotos con estas nuevas tecnologías.

Al respecto Jim Taiclet, quién funge como el director ejecutivo de Lockheed Martin, afirmó en una conferencia telefónica que los nuevos F-35 equipados con este recientemente lanzado software podrían: “llegar a manos de los comandantes de escuadrón, ala y región para que puedan comenzar a entrenar a sus pilotos en ellos y a entrenar a sus organizaciones de mantenimiento, también obtener la infraestructura básica, repuestos, herramientas y demás (…) podrían desplegarse en operaciones de combate reales (NdE: en caso de ser necesario)”.

Cabe recordar que la actualización TR-3 completa se espera para el año próximo, en tanto a día de hoy no están listas las más de 80 modificaciones propuestas en comunicaciones, navegación y guerra electrónica para el cazabombardero, costándole a la empresa estadounidense parte de los pagos estipulados. Ahondando en detalles, la cantidad que sería retenida por la JPO sería de aproximadamente US$ 5.000.000 por cada F-35 que debía ser actualizado al estándar TR-3 y que aún no haya sido entregado; debe considerarse que cada aeronave (acorde al último contrato firmado) tiene un coste de US$ 82.000.000.

También resulta útil traer a colación, que para destrabar la entrega de más de 100 aeronaves almacenadas, tanto Lockheed Martin como la JPO se vieron empujados a negociar la reanudación de las mismas bajo una versión “truncada” del paquete en cuestión para el F-35. La misma fue declarada segura para operaciones en el mes de julio por el teniente general Michael Schmidt (director de la JPO), sorteando parcialmente las graves demoras causadas por los atrasos en los vuelos de prueba y en la instalación en fábrica de la nueva actualización. No sólo los cazabombarderos estadounidenses se vieron afectados por ello, siendo el caso de Dinamarca y el regreso de sus F-35 desde territorio norteamericano un ejemplo ilustrativo de ello.

Finalmente, ha de mencionarse que este anuncio fue realizado un día después de que la ya mencionada compañía se adjudicara diversos contratos relacionados al programa F-35 por un valor de cinco mil millones de dólares, correspondientes a la entrega de simuladores, repuestos, soporte técnico y otras cuestiones. Ello contribuirá a que se aceleren lo que la JPO denominó “inversiones significativas en laboratorios de desarrollo e infraestructura digital que benefician la velocidad y agilidad de la empresa F-35 en el despliegue de nuevas capacidades”.

*Imagenes utilizadas a modo ilustrativo

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