Frente a una concreta posibilidad de remover los cañones de 105mm de sus aeronaves AC-130J, dado el debate respecto de su utilidad en caso de un potencial conflicto a gran escala con China, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF) ha decidido que estos se mantendrán instalados por el momento. Así fue confirmado a medios locales por el teniente general de la Fuerza Aérea Michael Conley, jefe del Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea (AFSOC), en el marco de la Conferencia Aérea, Espacial y Cibernética 2024 de la Asociación de Fuerzas Aéreas y Espaciales, realizada en las afueras de Washington, DC.
Cabe recordar, que la USAF cuenta en la actualidad con un total de 31 aviones AC-130J, la única variante que aún se sostiene en el servicio activo. Se trata de plataformas “cañoneras”, equipadas con el mencionado obús de 105mm y un cañon automático GAU-23/A Bushmaster II de 30mm, mismos que pueden ser complementados con bombas y misiles desplegables desde tubos de lanzamiento común (CLT) según se requiera.
Ahondando aún más en detalles, ha de traerse a colación que el diseño original incluía antiguos cañones M102, adaptados a partir de aquellos desarrollados para el Ejército de EE.UU. durante la Guerra Fría para ser utilizados desde el avión. Esto comenzó a cambiar recién durante el mes de noviembre del año pasado, en medio de las antes mencionadas discusiones. Fueron un total de 17 AC-130J los que recibieron nuevos cañones denominados GAU-XX, siendo suspendido posteriormente el proyecto hasta que se llegara a una determinación respecto del sistema y su utilidad; también fueron descartadas las posibilidades de equiparlos con armas láser cuyo bajo costo hiciera más rentable a la plataforma en su conjunto.
En esa línea, el medio especializado estadounidense The War Zone realizó consultas al teniente general Conley respecto del rol que tendrían en el futuro los AC-130J. Sus respuestas fueron: “Si analizamos nuestras carteras de entrenamiento y lo que debemos hacer para futuras batallas, probablemente se utilicen menos municiones de 105 mm. Tiene municiones que podrían hundir un barco, no un buque insignia ni un portaaviones, pero podrían causar daños a barcos más pequeños (…) En una lucha entre iguales, creo que nuestro lugar probablemente esté en la periferia.” En consecuencia, no resulta extraña la participación de estas plataformas en ejercicios SINKEX realizados en el marco de los RIMPAC 2024.
Por otro lado, consultado por otros trabajos de modernización de las aeronaves en cuestión, Conley afirmó que la USAF se encuentra explorando la posibilidad de integrarle nuevos radares AESA para mejorar la conciencia situacional de la tripulación, fortaleciendo las capacidades de detección y rastreo de objetivos, a la vez que se refuerzan sus capacidades de guerra electrónica; esto último fue el foco de diversos paquetes de mejora para los AC-130. En suma, se estudia la posibilidad de adaptar a estos ejemplares al concepto Rapid Dragon, mismo que plantea el uso de las bahías de carga de aeronaves de gran tamaño para el despliegue de misiles de crucero.
Respecto de la posibilidad de integrar nuevas tecnologías de inteligencia artificial para automatizar diversos procesos, una tendencia ya vista en los cazas F-16 estadounidenses, el jefe del AFSOC afirmó: “Yo diría que lo que estamos buscando en AFSOC es un enfoque gradual, en el que lo que le estoy pidiendo a la industria y a mi equipo es qué cosas podemos hacer dentro del avión ahora mismo que permitan a la tripulación centrarse en las cuestiones de la misión y no en la mecánica de volar un avión (…) Entonces, ¿cómo se automatiza por completo el arranque [de la aeronave] y todo eso en el que se pulsa un botón y todo lo demás se hace en lugar de leer una y otra vez la lista de verificación de la vieja escuela? El siguiente paso sería, bien, ¿hay un punto en el que podríamos reducir un miembro de la tripulación?”
Finalmente, haciendo alusión al que está destinado a ser el reemplazo del AC-130J en misiones de ataque para entornos de menor intensidad operativa (tales como la lucha contra grupos terroristas), el foco ha de colocarse sobre los nuevos OA-1K; de los que la USAF prevé la incorporación de una flota de 75 ejemplares. Sin embargo, estas aeronaves turbohélice también están siendo sujeto de los mismos cuestionamientos respecto de su utilidad actual, considerando que EE.UU. ya no sostiene su atención sobre este tipo de conflictos como lo hacía hace años atrás.
Sobre esto, el teniente general Conley manifestaba que: “Desde que se conceptualizó y se decidió el OA-1K hasta ahora, el mundo ha cambiado un poco. Por eso estamos considerando diferentes oportunidades con él. Creo que sigue proporcionando una plataforma de apoyo aéreo cercano rentable, que es una de las misiones para las que fue diseñado. Seguirá proporcionando una capacidad de ISR (…) Creo que hay una oportunidad para eso. De nuevo, no es nada a lo que nos hayamos comprometido todavía.“
*Imagenes empleadas a modo ilustrativo
Te puede interesar: La Fuerza Aérea de EE.UU. buscaría ahora que su futuro caza de sexta generación NGAD cueste menos que un F-35
No soy un especialista, pero no le veo mucha supervivencia a estas chanchas artilladas en una guerra de alta intensidad contra China. Los chinos no son guerrilleros mal armados, sin SAM o MAMPADS. A estos aviones los veo más en tareas antiguerrilla, con blancos blandos sin capacidad antiaérea de altas prestaciones.